El sociólogo y presidente de la Fundación Begirune, Xabier Aierdi, explica qué necesidades están surgiendo en la sociedad y hacia dónde debe encaminarse la Agenda 2030 para dar soluciones. Entre esas medidas descarta “volver al pasado”, sino que hay que mirar al futuro.

¿En qué consiste la Agenda 2030?

La Agenda 2030 consta en el fondo de una serie de valores que son horizontes, aquellas situaciones a las que debemos encaminarnos. Si lo que queremos es una sociedad con protección social, una sociedad en la que el empleo sea digno en la que pueda desarrollarse una vida digna, eso es una labor de muchas manos. Detrás de todo tiene que estar el ámbito institucional motivando y sirviendo de estímulo.

¿Se están dando cambios para conseguir esos objetivos?

Los cambios van a ser muy difíciles. Por ejemplo, el ámbito del empleo cada vez es más resbaladizo. Hoy por hoy tenemos unos retos como sociedad formidables porque en el fondo la sociedad ha cambiado tanto que no la terminamos de reconocer. Lo primero que tenemos que hacer es ver dónde estamos, hacia dónde queremos ir y ver qué medios ponemos para llegar a ello. Son objetivos que lo que hacen es revisar dónde están las sociedades, hacia dónde se puede ofrecer un nuevo horizonte normativo y encaminarnos hacia allí, pero sabiendo que podemos fracasar y sabiendo, además, que puede haber sectores que estén poniendo trabas a este a este camino.

¿Qué bases habría que instalar para que se logren esas metas?

“Hace falta un empleo bien pagado para lograr una sociedad cohesiva y que las personas puedan diseñar su futuro”

Una pauta muy importante es revisar la sociedad del empleo. Un empleo mejor pagado, no tan precario, ha sido la base de este desarrollo. Si no hay un empleo fuerte, es muy difícil que podamos conseguir todos estos objetivos. La base está en una buena inserción sociolaboral. Tenemos que empezar por mejorar el empleo, las bases materiales de la sociedad para que las personas puedan diseñar su propia biografía, su propio futuro con base en sus intereses. Una persona con un empleo débil no puede conseguir una vivienda digna, no puede emanciparse. Para conseguir una mínima base hace falta un empleo digno, un empleo razonablemente bien pagado y eso sí posibilitaría que vayamos hacia una sociedad cohesiva. Tenemos que tener objetivos de medio y largo plazo para asentar las bases y que sean conseguibles.

En esa inserción laboral también hay que tener en cuenta a los colectivos más vulnerables.

Sí, sí, pero no solo en estos colectivos. Hay muchas personas en nuestra sociedad con estudios que están viviendo con empleos precarios. Y si comparamos con la seguridad que podían tener nuestros padres o abuelos, tienen mucha menos seguridad. No hay que pensar en esos colectivos ya vulnerables per sé, sino en el conjunto de la sociedad. Evidentemente, habrá que hacer unos esfuerzos y estos esfuerzos serán diferentes según el grado vulnerabilidad que tengan los diferentes colectivos. Pero lo que tenemos que pensar es en el global y luego ya con medidas muy específicas y de mucho fortalecimiento de inserción para colectivos vulnerables. Además, podemos cometer el error de pensar que solo estos colectivos son los que están realmente en una situación precaria y no que parte de la sociedad puede ir a esta situación de una forma invisible. Tenemos la imagen de los inmigrantes que llegan por el Mediterráneo pero hay muchos que llegan en avión y están padeciendo las mismas penalidades.

¿Hay diferentes clases de inmigrantes?

“El futuro está tan cambiado que no lo reconocemos y a veces queremos volver al pasado a buscar soluciones”

Tipologías de inmigrantes puede haber muchas. Hoy por hoy cada vez se va complejizando más el fenómeno de la inmigración por una sencilla razón, porque las necesidades son recientemente complejas y las necesidades tienen que ser cubiertas por una situación de la inmigración compleja. Por ejemplo, en los próximos años en Euskadi vamos a necesitar población inmigrante que se integre en el sector industrial. Hasta ahora no lo ha hecho en grandes números y han venido al sector servicios, doméstico... Vamos a tener que ir en demanda y a buscar al emigrante para el ámbito industrial. Ha venido gente con talento pero no esa inmigración de talento que consideramos de una gran formación, sino una inmigración de talento que teniendo menos formación al final resuelve los problemas de la sociedad a la que llega.

En la búsqueda de talento, ¿sería una vuelta a los años 60 con la necesidad de mano de obra para las fábricas?

“Hay que hacer una reflexión estable y permanente porque la sociedad cambia a mucha velocidad”

Van a venir personas mucho menos formadas que en vez de llegar del campo a la ciudad como en los años 60 van a venir desde países extranjeros. Tenemos unas grandes carteras de población y estas canteras de población están en Latinoamérica o están sobre todo en África. Nosotros nos vamos a encontrar con que tenemos que hacer programas de alfabetización, formación, preparación de la gente... para las necesidades que tengamos en el ámbito de las profesiones. Por un lado, aquí haría falta que desde las instituciones se adopte que como una gran política; por otro, que el empresariado también contribuya porque no puede haber una inmigración que llega a la carta y te resuelva problemas, no pongas nada de tu parte y tengas solo beneficios. Vamos a encontrarnos con una inmigración no de altísima calidad porque donde vamos a encontrar las necesidades son en empleos que están quedando descubiertos porque hay una ausencia de una población autóctona. De aquí al año 2050 necesitamos 400.000 personas y esas 400.000 personas no existen en Euskadi, no han nacido ni van a nacer para entonces.

En Bizkaia hay una gran representación del tercer sector. ¿Qué papel debe jugar?

Necesitamos que haya unas instituciones del tercer sector fuertes. Necesitamos que se conviertan en una red. Además, los movimientos sociales suelen ser entidades que tienen la capacidad de detectar dónde están surgiendo los nuevos problemas. Por ello, necesitamos tener un sector muy sólido, muy fuerte y que sea un detector y gestor de parte de las políticas sociales.

¿El futuro está lleno de contradicciones?

“Los movimientos sociales tienen la capacidad de detectar dónde están surgiendo los problemas”

El futuro está tan cambiado que todavía no lo reconocemos y muchas veces queremos volver hacia el pasado para buscar soluciones. Y esas soluciones no están en el pasado. Surgen dudas como ¿seguimos promoviendo el turismo o promovemos la turismofobia? Si promovemos el turismo, al final estás estimulando un empleo de peor calidad, pero es que sin turistas te vas económicamente a la quiebra. Pero además ese turismo está creando un problema ecológico brutal. Estamos en una situación de gran complejidad, no habíamos conocido un caos tan grande. Esta situación nos va a obligar a buscar nuevas alternativas pero hoy por hoy las piezas del puzzle no generan una imagen sino que muchas veces se superpone una pieza porque tú necesitas que haya consumo porque sin consumo no hay empleo. No hay que pensar en soluciones sencillas porque es un tema de muchísima complejidad. Hay que hacer una reflexión estable y permanente porque la sociedad cambia mucha velocidad y surgen nuevos problemas a mucha velocidad.