El perfil más frecuente de las conductas suicidas en los jóvenes es femenino, tiene entre 13 a 17 años, pertenece a una familia migrante y es víctima de agresión sexual, aunque son los chicos quienes más acaban con su vida.

Los intentos de suicidio en menores de edad atendidos por los teléfonos y programas de ayuda de la Fundación Anar se han multiplicado por 26 en la última década, según se alerta en el "Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022)".

Pese a que el perfil del menor con conductas suicidas es mayoritariamente femenino (71,3 %), los chicos presentan tasas de suicidio más altas que las mujeres y piden menos ayuda.

"Los hombres presentan tasas de suicidio más elevadas y los niños y adolescentes extranjeros un índice de suicidio superior", explica la directora de las líneas de ayuda de Anar, Diana Díaz.

Según el INE, en 2020 se registraron 314 suicidios de menores: 300 de adolescentes entre 15 y 19 años y 14 de menores de 15.

En Europa, el Estado ocupa el lugar 25 en la clasificación de suicidios de jóvenes de entre 15 y 19 años y el 20 en niños de menos de 15 años, recogen los últimos datos de Eurostat (2019).

Violencia y problemas de salud mental

Detrás de esas conductas suicidas se esconden problemas que los menores no saben resolver: el 60 % vinculados a la violencia (como maltrato, acoso escolar, agresión sexual o violencia de género) y otro 27,4 % relacionados con salud mental que pueden derivar en autolesiones, sentimiento de tristeza y ansiedad o problemas de conducta.

La investigación muestra que solo el 44 % de los afectados llega a recibir tratamiento psicológico.

"La conducta suicida es síntoma de un problema serio que hay detrás, pero la visión de túnel del menor le impide ver la salida", opina la responsable de Anar.

Los expertos destacan que los adolescentes no cuentan directamente su ideación suicida o problemática más grave, sino que comienzan a hablar de sus preocupaciones diarias y de su sufrimiento cuando acuden a pedir ayuda. "Descubrimos que detrás de su conducta suicida se encuentran situaciones de muy diversa índole como violencia o problemas de salud mental", diagnostica la fundación.

En la etapa adolescente, la ideación, los intentos de suicidio y las autolesiones son fenómenos que hablan de la incapacidad de los jóvenes para resolver sus inquietudes.

"En los menores de 12 años, el motivo principal es el acoso escolar y tener rendimiento escolar alto", indica el estudio.

Más casos en familias migrantes yLGTBIQ

Las consultas por conducta suicida en menores de familias migrantes prácticamente se han duplicado en los últimos años, pasando del 24 % en 2019, al 41 % este año.

"El perfil más identificado, en un 71 % de los casos, es el de una mujer, entre 13 y 17 años, con familia migrante, víctima de agresión sexual, con antecedentes de fuga, que se ha autolesionado previamente y que cuando acude a Anar está en suicidio en curso", alerta Díaz.

También, aumentan los casos entre adolescentes LGTBIQ, varones, con rendimiento escolar alto, con problemas de acoso escolar y maltrato, y con falta de apoyo de sus familias.

"Los niños y adolescentes del colectivo LGTBIQ tienen más intentos de suicidios, normalmente son chicos y sus testimonios son terribles porque tienen una falta de apoyo y comprensión por parte de su entorno", asevera.

El estudio concluye que tener menos de 10 años, padecer alguna discapacidad, provenir de familias migrantes o formar parte de ese colectivo LGTBIQ aumenta el riesgo de intento o ideación suicida por encontrarse los menores de edad más expuestos a discriminaciones y exclusiones.

Vivir con la familia no reduce el riesgo: nueve de cada diez menores que presenta esta conducta crece acompañado de familiares.

Son los menores los que piden en mayor medida la ayuda -en el 57 % de las llamadas-, aunque en los últimos años crecen las de amigos o conocidos e incluso educadores que suman ya el 45 %.