A partir de finales de enero, los pisos que se vendieron en régimen de cesión de derecho de superficie en Atotxa se podrán sacar al mercado, aunque algunos tendrán un precio libre, que algún propietario ya ha fijado en más de 600.000 euros, mientras que el resto no podrán alcanzar los “ciento y poco mil” euros, según calculan fuentes municipales. La realidad da como resultado que el precio entre unos y otros tendrá una diferencia de medio millón de euros.

Los que pueden salir a la venta libre, con todas sus consecuencias, son los 32 que se quedó la constructora Brues, tras el contrato suscrito con el Ayuntamiento de Donostia, con Odón Elorza como alcalde. La entrega de un número concreto de pisos a las constructoras era hace 20 años una práctica habitual y suponía un “pago en especie” a la empresa, además del abono por las obras. La constructora repartía a su gusto las viviendas entre personas, podían ser familiares, amigas o conocidas, que cumplían las condiciones para ser solicitantes de VPO, pero sin puntuación ni sorteos.

Las demás viviendas en venta, un total de 252, tienen que atenerse a otras condiciones, que impiden la especulación. Así se decidió para ellas entonces y, después, para todas las de VPO promovidas tanto por el Ayuntamiento de Donostia como por el Gobierno Vasco.

El barrio de Atotxa, en el que se construyeron 388 pisos, todos ellos con algún tipo de protección, se hizo realidad en 2003 y, ahora, pasadas dos décadas, las mismas viviendas en régimen de venta (en realidad de cesión del derecho de superficie por 75 años) se pueden trasmitir a otros interesados, aunque con unas diferencias de precios más que notables.

Estos pisos en régimen de propiedad dejarán de ser de protección oficial a finales de enero y si sus dueños lo desean, los podrán vender. Eso sí, todos, menos los que se entregaron a Brues, deben ofrecerlos primero al Ayuntamiento de Donostia y, por contrato, la institución los podrá comprar a un precio tasado, que se sitúa en cantidades que no llegarán a los 150.000 euros, según señalaron fuentes municipales. Al precio que pagaron en su día se le añade el IPC menos 0,5% de depreciación cada año.

Después, esta vivienda debe ser ofrecida a quienes les corresponda por orden de puntuación actual en las listas de Donostiako Etxegintza. Los compradores ya no los tendrán por derecho de superficie por 75 años, como se estipuló en su día, sino para 55 años, porque 20 ya han pasado. Pasado este periodo, los pisos retornarán a la administración, tanto los que pueden costar menos de 150.000 euros como los que salgan al mercado por más de 600.000.

La creación de un nuevo barrio, todo de protección oficial, fue una apuesta del Ayuntamiento de Donostia hace dos décadas con el fin de inyectar un buen número de viviendas a precios asequibles en la zona más céntrica de la capital guipuzcoana.

Aunque el Plan General contemplaba que pudiera haber unas 150 viviendas de precio de mercado, finalmente no fue así y la nueva zona residencial se dividió entre pisos de alquiler social, a cargo del Gobierno Vasco, y pisos de VPO en régimen de venta, vendidos por el Ayuntamiento para 75 años o por Brues.

El hecho de que una VPO se pueda vender a los 20 años de su compra con una ganancia especulativa ha sorprendido a muchos pero la realidad es que en Donostia existen otros ejemplos bien cercanos de idéntica situación.

Sin ir más lejos, hace dos años, las viviendas del paseo de Federico García Lorca, que se construyeron 20 años atrás, perdieron su carácter de pisos protegidos y lo que costó a sus propietarios entre 50.000 y 81.000 euros, según dimensiones, salió a la venta, por mucho más. En concreto, una de estas viviendas se publicitó por medio millón de euros. Eso sí, también, como sucederá en Atotxa, la compra solo vale hasta que finalice la cesión del derecho de superficie, dentro de 50 años.