Quizás no les veamos cargados de bolsas en estas próximas rebajas, pero lo cierto es que la adicción a las compras "también afecta a los hombres y se ha disparado on line. Lo afirma la psicóloga Nerea Etxaburu y lo corroboran en la asociación Ekintza-Aluviz, de Barakaldo, donde reciben tratamiento once personas que compran compulsivamente, la mayoría hombres de entre 25 y 40 años. "Internet está haciendo bastante daño. Compran, sobre todo, artículos tecnológicos, móviles, tabletas, relojes...", detalla su secretario, Javier Cuevas, quien aclara que, pese a que los casos "se han duplicado en los últimos cinco años, siguen siendo minoritarios dentro de las adicciones sin sustancia". El año pasado supusieron un 6% del total de usuarios. "Lo que pasa es que ahora está subiendo", constata.

Este deseo irrefrenable de comprar, apunta la psicóloga, "empieza generalmente en la adolescencia y si no se trata, se mantiene en la edad adulta". Por ello, desde la asociación se pone el foco en la prevención. "Si un sábado por la tarde pasas por El Corté Inglés o Primark verás a un mogollón de jóvenes cuyo ocio consiste en meterse tres o cuatro horas en una tienda y comprar cosas. Como se puede comprar con muchas facilidades y hay muchas cosas baratas, se crea un hábito de consumo bastante grande", advierte Cuevas.

A Marta, afectada por las compras compulsivas ya rehabilitada, también le "preocupan mucho los adolescentes que se van el fin de semana a un centro comercial y salen con dieciocho bolsas porque vale todo dos euros. Estamos fomentando eso y es un problema que se desconoce, no se contempla como una enfermedad". El secretario de Ekintza-Aluviz apuntala la idea de que "ahora mismo hay mucha gente que potencialmente puede ser un comprador compulsivo". "En esta sociedad consumista es bastante difícil que la gente se dé cuenta de que tiene un problema. Ahora en casa con el móvil te puedes comprar desde un viaje a la luna hasta unos zapatos. No se compra por necesidad, sino porque hay que comprar. Se propicia sin mirar las consecuencias", alerta.

La compra compulsiva, por lo que observan entre sus usuarios, "comienza cuando tienen un pequeño poder adquisitivo o empiezan a trabajar, aunque también hay chavales que viven con sus padres, dicen: Yo quiero y hacen lo que sea por obtenerlo", asegura Cuevas. A veces, añade, los afectados "intentan mantener cierto estatus o aparentar lo que no son y eso va condicionado por el tipo de ropa y de vida que llevan. Si a eso le sumas las facilidades, los microcréditos y el autoengaño, tienes el cóctel perfecto".

Pese a que Cuevas remarca que "ahora el tópico de la mujer que se compra en masa vestidos o ropa está un poco en desuso", la diferencia entre las preferencias por sexos está clara. Ellas, apunta la psicóloga, "tienden a comprar más productos relacionados con la estética, como ropa y cosméticos, mientras que los hombres optan por artículos relacionados con la tecnología, el ocio o las actividades deportivas".

Deudas de hasta 50.0000 euros

Las consecuencias de esta adicción pueden llegar a ser graves y no solo afectan a la cuenta corriente. "Hay personas a las que les ha supuesto una ruptura sentimental, que les llevó a comprar más compulsivamente, y deudas importantes de hasta 50.000 euros", cita como ejemplo. Los más jóvenes tampoco se libran de los problemas económicos. "Un chaval con 18 años puede pedir un microcrédito de 300 euros y ese es el inicio. Una vez que entras en esa dinámica, es difícil pararla", señala.

Cuevas llama la atención además sobre lo rápido que puede engordar la factura. "Te compras un móvil de última generación, un reloj de no sé qué y una tablet y te puedes gastar 6.000 o 10.000 euros de una tacada. Depende de a qué tiendas vayas, tres pares de zapatillas ya son 600 euros y un coleccionista no piensa: A mí todo lo que sea de Star Wars me alucina y necesito comprarlo. Y un muñequito le vale 1.000 euros". Casos como estos son los que oye Cuevas en las entrevistas de acogida. "Te dicen: Yo necesito tener este móvil y lo entiendes porque la adicción es así". Y de nada sirve, dice, devolver las compras. "Puedes ir trampeando con compro, devuelvo, pero te engañas y estás haciendo una actividad absolutamente adictiva". Tampoco que abone otro las deudas resulta efectivo. "Si pagas su deuda, haz que la devuelva, que sepa que eso se lo ha gastado, porque si se lo solucionas todo, sigue".

"Compraba a lo bestia y a lo loco"

Marta llevaba diez años comprando compulsivamente, pero "todo explosionó" hace cinco, cuando a su trabajo le llegaban paquetes a diario, sus compañeras le "advirtieron de que tenía un problema y se descubrió que estaba endeudada hasta las orejas". "Día a día, mes a mes, año a año, tuve que vender mi casa para pagar la deuda que aún no he terminado de pagar. Tengo una familia maravillosa que me volvió a acoger", valora esta funcionaria de Basauri.

Con el tiempo, vaciando su piso, se dio cuenta de que había pasado por "varias etapas: la de comprar todo material de cocina o de escritorio o zapatos. Al final tenía adicción a todo tipo de compras. Me daba igual", reconoce. Lo mismo acumulaba una veintena de tijeras que se iba a comprar una camiseta y terminaba con diez de diferentes colores. "Es todo impulsivamente, a lo bestia y a lo loco. Entras en cualquier tienda de productos por un euro, sean de marca o no, y al final te has gastado 200 o 300 euros y lo acumulas en casa. No lo utilizas", reconoce.

En plena adicción, Marta no era consciente "ni de lo que estaba gastando ni de cómo estaba menospreciando" su vida. A sus 52 años, se felicita por haberla dejado atrás con ayuda de Ekintza-Aluviz, su familia y amigos. "Ya llevo cinco años rehabilitada y espero que sea para toda la vida", desea, consciente de que la tentación está a la vuelta de la esquina. "Siempre vas a tener que comprar, aunque sea el pan. Hay que darse de baja en todo y bloquear los anuncios. Tienes altibajos, pero yo lo estoy llevando bastante bien", afirma y se despide con un consejo. "Si alguien tiene la necesidad de comprar todos los días es que la compra le domina. Que pida ayuda".

"En esta sociedad consumista es difícil que la gente se dé cuenta de que tiene un problema"

Secretario de Ekintza-Aluviz

"Me llegaban paquetes a diario, las compañeras me advirtieron y se descubrió que estaba endeudada"

Adicta a las compras rehabilitada