Está orgulloso de su prole, todos ellos ocupan un puesto en el restaurante o en las bodegas de txakoli y muchos señala a uno de ellos, Joseba, como su sucesor. Disfruta junto a Luisi, su mujer desde hace más de cinco décadas, de sus nietos, de una vida más tranquila y también de la seguridad de una profesión en la que ha triunfado. Es el responsable de que miles de personas hayan decidido ponerse el delantal y probare ante los fogones las recetas que él ha dictado en sus libros y en televisión. La tele se llevó su estrella Michelin, pero él sigue estando en las nubes y siente el placer de haber guisado una trayectoria intachable.

¿No le ha quemado estar tanto tiempo delante del fuego de las cocinas?

-Para mí cocinar es algo cotidiano. Llevo casi 55 años en la cocina y 33 de ellos en televisión. En casa también cocino yo. No me cuesta nada encender el fuego para hacer algo...

Rico, rico, supongo.

-Exacto. Creo que elegí el oficio que más me iba. Nunca me he arrepentido. Tengo que reconocer que he disfrutado mucho en mi vida profesional y qué te voy a contar de la personal, creo que he tenido mucho más de lo que esperaba.

Dice que ha vivido de una acto que es cotidiano, la cocina, es cierto, pero alguno de ustedes ha convertido este hábito diario y cotidiano a categoría de arte.

-No, no es tan exagerado. Los que me conocéis, sabéis que hago una cocina fundamentalmente tradicional, eso no quiere decir que no tenga unos toques de modernidad y que en tecnología estamos más avanzados que en los hogares. Siempre trato de transmitir que cocinar para nuestros seres más queridos es algo que no nos debería costar tanto como parece que nos cuesta.

¿Cree que hemos recuperado la costumbre de cocina en casa?

-Pienso que poco a poco sí. La pandemia nos ha obligado a estar muchas horas juntos, a intentar pasar el tiempo en familia sin otras muchas cosas que hacer. Es algo que llevo a muchos a descubrir que en su casa había una cocina, una cocina que no solo servía para calentar, también para elaborar unos platos ricos para disfrutar en familia. ¿Que me decías que hacíamos con la cocina?

Arte.

-Pues no sé qué decirte. Tenemos que comer todos los días y varias veces al día. Siempre suelo decir que una familia bien comida es una familia feliz.

Ha conseguido que casi todos sus hijos pivoten alrededor de la cocina

-Ellos han nacido encima de una cocina, se han criado entre fogones. Desde muy pequeñitos han ido husmeando en la cocina. Al principio los tenías que apartar, pero desde que tenían seis o siete años ellos ya estaban allí, desgranaban guisantes, habas, pelaban patatas... Para ellos cocinar, estar en sala o ver cómo se resolvían los asuntos en el restaurante era una cosa normal, lo han visto siempre. Algunos se han convertido en profesionales de la gastronomía, pero otros como mi hijo Carlos, que es realizador de cine y televisión en películas y series, pero tiene una mano para la cocina increíble. No le cuesta nada, cocina muy sencillo y muy rico. Muchas veces cocinamos mano a mano y lo hace muy bien. Cuando hacen comidas en los txokos, el cocinero siempre es él.

¿Se acuerda de los inicios, cuando el nombre de Arguiñano

-Lo recuerdo. Antes de estar en televisión, yo era miembro del grupo de la nueva cocina vasca. Todos nosotros hacíamos muchas actuaciones, lo mismo en Euskadi que fuera. Ofrecíamos jornadas gastronómicas. Juan Mari Arzak, Pedro Subijana, Roteta... solíamos ir a Madrid, a Barcelona, a Zaragoza, a muchos sitios, cuando teníamos 28 y 30 años nos solíamos mover mucho. Empezábamos a tener entrevistas a salir en los medios.

Fue cuando descubrimos a los chef y les dimos la importancia que hoy tienen, ¿no?

-Eso. Empezamos a salir en periódicos, en revistas, empezamos a hacernos visibles. De los cocineros nunca se hablaba. Siempre se hablaba de un restaurante o de tal hotel donde se comía bien, pero pocos sabían de quién estaba detrás de los fogones. Con nosotros empezó a valorarse el trabajo en las cocinas, de lo que hacíamos cocineros y cocineras.

Sobre todo de los cocineros hombres.

-Sé por donde vas. Entonces quizá había menos cocineras famosas, pero todo el mundo sabe que la llama viva de la cocina vasca en concreto la han mantenido encendida las etxokoandres, son las amas de casa que estaban todos los días en la cocina.

Hablábamos de la fama, en su caso fue la televisión quien le puso en órbita. Karlos Arguiñano está en boca de todos, le conocen en todo el Estado.

-Eso es verdad. Empecé en ETB-1 y después pasé a ETB-2. Ahora está en la cadena mi hijo Joseba, no sé si tuve el mismo éxito que él, los tiempos van cambiando, pero el programa mío Euskal sukaldari tuvo mucho audiencia. Después pasé al segundo canal de Euskal Telebista para hacer un programa diario, más o menos lo que estoy haciendo hoy en Antena 3. Luego, dejo ETB de contar conmigo y me fui a Telenorte, estuve seis meses.

Y lo ficharon para La 1, eso sí que fue un pelotazo.

-Entonces sí que flipé. Una cosa era jugar en casa y otra pasar a La 1 de Televisión Española a la una y media del mediodía. Ahí sí que me temblaban las piernas. La verdad, tuve un golpe de suerte. Arranqué con eso hace más de 30 años en televisión. Después pasé por Telecinco y llevo unas trece temporadas en Antena 3. He vuelto a renovar con Atresmedia. Voy a cumplir 34 años en televisión, ¿qué te parece? Éramos jóvenes tú y yo.

Todo un récord, luego hablarán del tiempo que lleva Jordi Hurtado. Pero seguimos siendo jóvenes, eh, y no solo en espíritu.

-Ja, ja, ja... Claro que sí, seguimos siendo jóvenes. Lo que pasa es que Jordi Hurtado no ha cambiado de cadena. Yo he cambiado de cadena como ahora hacen los matrimonios modernos. Yo he cambiado mucho de cadena y poco de señora.

Perdón.

-Eso que estoy muy contento de no haber cambiado de señora. Entre los dos hemos hecho todo esto. Sin Luisi a mi lado no hubiera sido el Arguiñano que conoce la gente ahora. Ha sido una gran ayuda para mí, lo que me ha tenido que entender y comprender...

¿Y aguantar?

-También, por supuesto, por supuesto; que razón tienes. Eso lo tengo muy claro.

Veo que no es de los que piensa en la jubilación a corto plazo. Con usted estará muy contento el ministro Escrivá.

-No me voy a jubilar ya, pero sí que me está llegando, llega aunque no quieras. Yo calculo que con dos temporadas más sería suficiente, podría seguir.