A dos años vista de la mayor crisis sanitaria del último siglo, hace ya tiempo que la vacunación dejó de ser una prioridad para los vascos. El 92% de los mayores de 12 años tiene puestas dos dosis de vacuna contra el covid y no parece que este dígito vaya a dar ningún estirón.

Porque la cifra de enero a febrero solo creció tres décimas. Es decir, en enero era de 92,5% y en febrero de 92,8% Las oscilaciones son mínimas y los números apenas varían porque a partir de ahora cada vez es más difícil conseguir incrementos entre los rezagados.

Euskadi ha administrado ya más de cuatro millones y medio de dosis y más de 1.840.000 vascos tiene la pauta completa. Aunque el mensaje sigue siendo el de vacunar a toda costa, lo que no está tan claro es dónde está el tope máximo, habida cuenta que apenas es posible captar a más población susceptible de vacunarse, por haberse negado al pinchazo.

Los jóvenes de 20 y 29 años son quienes siguen mostrando un mayor rechazo a la inoculación, con un 86,1% con la pauta completa. El porcentaje de inmunizados es prácticamente idéntico entre los treintañeros y asciende al 86,6%.

LA VACUNACIÓN INFANTIL, ESTANCADA

De momento, la que más se ha enquistado ha sido la vacunación pediátrica. Porque el Servicio Vasco de Salud ha recibido 228.000 vacunas infantiles de Pfizer y solo ha administrado 112.455, es decir el 49%. Aún así, 84.126 niños han recibido al menos un pinchazo y 41.284 tienen la inmunización completa.

El estancamiento es un hecho. En enero la cobertura de la población infantil ascendía al 56,8% y en febrero solo se había conseguido subir un punto hasta el 57,9%.

Son las propias autoridades sanitarias las que admiten que la inmunización en este colectivo ha sufrido un frenazo y lo atribuyen a la alta tasa de contagios entre niños y niñas en la sexta ola, y a que los padres han ido perdiendo el miedo al virus. A primeros de diciembre, las familias se lanzaron en tromba a pedir cita para sus pequeños, pero hace semanas que estas peticiones se han relajado.

REFUERZOS, SIN ÉXITO

Los refuerzos tampoco han conseguido el seguimiento previsto en ciertas franjas de edad porque han llegado a más del 90% entre los mayores de 60 años pero están muy por debajo entre los menores de esa edad.

Esta vacuna extra también ha dejado de ser una urgencia para una sociedad que apenas va a inocularse los antídotos de refuerzo. Y eso que se vio que la inmunidad empezaba a disminuir alrededor de los cinco meses, por lo que fue necesario añadir una dosis de recuerdo que tampoco ha avanzado al ritmo deseado.

Según una respuesta remitida al Parlamento vasco, el 10% de los vascos no acude a las citas que había concertado para recibir la tercera dosis. Ese 10% excluye, según se explica en el escrito, a quienes reservan cita pero no reúnen los requisitos para recibir los pinchazos por no haber pasado el tiempo suficiente después de su infección, un problema recurrente tras la última ola.

Estas deserciones no implican, sin embargo, que se desaprovechen dosis ya que se han ampliado las fechas de caducidad y hay una mayor flexibilidad en la conservación de las vacunas. Aún así, Osakidetza trabaja para ajustar los viales y las dosis al número de personas que acude.