A ecuación no falla. A más edad, más mascarilla y al revés. Más juventud, menos tapabocas. Pero hay de todo. Ya sea por costumbre o seguridad, la mayoría de los vizcainos no ha dejado de ponérsela de forma generalizada. Andrea, embarazada de siete meses, dice haberla usado siempre “dentro y fuera” y “hasta que este bicho desaparezca y nos la podamos quitar”. Y no solo porque esté embarazada, que también, sino “por puro sentido común con la que está cayendo”.

Javi y Amaia acaban de llegar de Madrid para pasar la Navidad con la familia en Bilbao. Dicen que en Madrid también se ve mucha mascarilla aunque Isabel Díaz Ayuso sea más libertaria, y están completamente a favor de su recuperación en exteriores, aunque Javi considera que hay otras limitaciones más efectivas. Itsaso, la hermana de Amaia, se declara superfan de la mascarilla e incluso le parece útil llevarla con los familiares cercanos. “Es que mis suegros son mayores, mi suegra tiene algunos problemas de salud y nos quedamos mucho más tranquilos protegiéndoles”, afirma.

Su hermana Amaia no es tan partidaria y cree que es un poco molesta. “¿Molesta? Que son unos pocos meses llevando mascarilla en una vida de 90 años”, le replica Itsaso.

Justo al lado, tres estudiantes de 16 años hacen los deberes con la mascarilla a media asta que se levantan nada más vernos. Son Miren Garrido, Paule Jauregi y Alex Marce. Los tres consideran absolutamente normal que haya vuelto a imponerse la mascarilla. “Hay un boom de contagios. Todos conocemos mogollón de casos sin saber de dónde han podido salir”, afirma Paule.

Miren lo ve con fastidio.” ¡Vaya fiasco. Nos habíamos hecho la ilusión de poder quitarla y ahora, mira, otra vez a ponérsela”. Alex considera que tampoco se han introducido muchos cambios “porque realmente ya era obligatoria si no se cumplía el metro y medio de distancia. Y como se puede hacer deporte y estar en el monte sin ella, no hay tanta diferencia”.

También lo tienen claro Arantza y Alice. Arantza, la madre, cree que los ciudadanos no deben quitársela en ningún momento porque en ello va la recuperación de la salud. “Es culpa de todos que estemos donde estemos y no hayamos podido salir de esta”. Alize, a sus 25 años recién cumplidos, reclama un poco más de control “porque luego vas a las discotecas y nadie controla nada”. “Pero es mentira que esto sea un problema de los más jóvenes que se desmadran, mira, si no, las cuadrillas de txikiteros que se la quitan para tomar el primer pote y no se la vuelven a poner”.