Uno de cada cinco menores vascos puede haber sufrido en su vida algún tipo de violencia sexual en Euskadi, donde hoy podría haber entre dos mil y cuatro mil jóvenes de dieciocho años que han padecido esta lacra.

Así lo ha explicado la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, que ha participado en una jornada organizada por Save the Children y el Gobierno vasco en la que se ha debatido el informe "Bajo el mismo techo: la atención a niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual en Euskadi; necesidades de mejora y aportaciones del modelo Barnahus".

Según datos de los servicios forales de los tres territorios, en 2018 se registraron alrededor de 90 notificaciones de casos de violencia sexual contra menores y fueron condenadas 151 personas adultas por delitos sexuales contra menores de 16 años. Además, ese mismo año, la Ertzaintza y las policías locales registraron 276 delitos sexuales contra menores de 16 años.

Artolazabal ha explicado cómo hay que actuar en caso de tener conocimiento de un caso de abuso sexual con menores implicados y ha puesto como ejemplo un hipotético caso en un centro escolar, donde un docente detecta a una víctima entre su alumnado.

Ha dicho que el proceso "de incertidumbre y malestar" se puede alargar durante más de tres años, periodo en el que la víctima habrá hablado, al menos, con ocho personas de lo ocurrido.

Al aplicar Barnahus, el modelo integral de atención a menores que han sufrido abuso sexual, "la víctima compartirá su historia con menos personas y tendrá acceso inmediato a una atención especializada", un camino que también comenzará en el profesor, que avisará a la dirección del centro y esta a su vez recurrirá al programa.

Una vez en él, la víctima será atendida por el equipo profesional especializado en victimización infantil, que incluye equipos de psicología, medicina y policiales, entre otros. Al mismo tiempo, la familia también recibirá apoyo profesional a lo largo de todo el proceso, además de la información detallada al momento.

En una sala de entrevistas adaptada a su edad, la víctima será entrevistada por un equipo psicosocial judicial. A través de un espejo unidireccional, jueces, fiscales, las personas investigadas y sus defensas asistirán a la entrevista, que será grabada como prueba. Esta será posteriormente reproducida delante del tribunal como evidencia, y si ese tribunal lo decide así, la víctima no tendrá que asistir a la vista judicial.

PROYECTO PILOTO EN GASTEIZ

"Euskadi sigue de esta forma, junto a un avanzado y reducido número de países, la recomendación de las Naciones Unidas y del Consejo de Europa", ha declarado la consejera, quien ha comentado que el diseño y pilotaje de Barnahus en Euskadi requiere aproximadamente de dos años de trabajo.

Artolazabal ha anunciado este viernes que Gasteiz será el municipio elegido para desarrollar un programa piloto de gestión de este modelo Barnahus, que comenzará el próximo año.

Ha insistido en que este modelo es un espacio "lejos de comisarías y hospitales, que cuenta con un entorno amigable para los niños", lo que facilita un testimonio detallado y completo de lo vivido por cada víctima.

EUSKADI HACIA EL MODELO BARHAHUS

Barnahus o la Casa de la Infancia en islandés, es el modelo nórdico de atención integral para niños y niñas que han sufrido violencia sexual. Este modelo, que ya se aplica en Catalunya, Estados Unidos y algunos países de Europa, ha duplicado el número de enjuiciamientos y condenas.

El fundador del método y miembro del Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas, Bragi Gudbrandsson, ha destacado que "al crear un ambiente amable para los menores" se transmite el mensaje de que "su voz realmente importa; ese es realmente el núcleo del modelo Barnahus, escuchar al menor".

Por su parte, la directora de Save the Children Euskadi, Charo Arranz, ha remarcado la importancia de que "todos los departamentos implicados trabajen juntos en esta causa para garantizar el interés superior de los niños, niñas y adolescentes", porque la violencia sexual "constituye una de las peores formas de violencia que sufre la infancia".