Esta semana será la última en la que los centros de vacunación de alto rendimiento, conocidos por todos como vacunódromos, estén operativos en la CAV. Así lo afirmaba ayer Gotzone Sagardui, consejera de Salud del Gobierno vasco.

Tras administrar el 63% de las dosis puestas, es decir 2.057.175 vacunas, y alcanzar el 90% de la población mayor de 12 años vacunada con al menos una dosis en Euskadi, tanto Ilumbe, La Casilla, Landako, el BEC o el frontón Lakua cerrarán sus puertas para dar paso a la vacunación en puntos intermedios o centros de salud.

El arranque de estos nuevos puntos de vacunación se está realizando de manera progresiva, según afirmó la consejera, y la mayoría de los nuevos puntos se pondrán en marcha entre el viernes y el lunes. Por lo tanto, todas aquellas personas que tengan cita para recibir la vacuna, ya sea primera dosis o segunda, serán atendidas en puntos intermedios o en centros de salud, dependiendo de la organización sanitaria a la que pertenezcan. En el momento de coger su cita, ya sea a través de la página web o por teléfono, serán informadas de la nueva ubicación, informó Sagardui.

El cierre de los vacunódromos evidencia la escasa población diana que queda pendiente de vacunar. Cuando abrieron, el BEC fue uno de los más impresionantes de la CAV albergando la posibilidad de suministrar hasta 5.000 dosis diarias. La feria de muestras de Barakaldo preparó uno de sus pabellones, el 6.

Tras haber vacunado de forma masiva a los vecinos de Ezkerraldea, Enkarterri y Uribe, suministrando una media de 2.700 dosis diarias, el personal de enfermería que se encuentra en BEC suministrará las últimas dosis mañana por la tarde y el viernes será cuando se empezará a desmantelar por completo el vacunódromo.

Borja López, de Portugalete, fue uno de los primeros jóvenes en vacunarse. Pidió cita en cuanto Osakidetza dio la oportunidad de vacunarse a los jóvenes en la franja de entre 16 y 29 años.

Borja confiesa que le impresionó la forma en la que estaba organizado: "había huellas por todo el BEC que te indicaban cómo te tenías que ubicar para asegurar la distancia de seguridad". Señala que "te sentías seguro, algo complicado cuando estás viviendo una pandemia mundial". "Ha sido una experiencia para toda la vida ya que ha sido algo histórico", apunta.

En estas vacunaciones masivas del BEC una de las enfermeras que suministraba las dosis era Alma Salazar, quien asegura que la experiencia de vacunar en "una gran superficie del calibre del BEC por un lado te hace sentirte pequeñita y por otro, importante".

El papel de los enfermeros en los vacunódromos no era simplemente poner la dosis, sino que su función iba más allá: gestionar y organizar el centro de vacunación y ser, en la totalidad de su tiempo, el apoyo de todos aquellos que iban con incertidumbre a vacunarse. "Al principio la mayoría venía bastante convencida e ilusionada ya que tras el confinamiento comenzaban a vislumbrar la posibilidad de volver a la normalidad poco a poco", explica.

MIEDO A VACUNARSE

Alma confiesa que no todas las sensaciones eran de ilusión: "A medida que el rango de edad bajaba comenzaban los miedos a la vacuna". "He llegado a tener que vacunar a más de una persona fuera de las instalaciones esperando a que se calmara de tal ataque de ansiedad que le suponía el tener que vacunarse; querían hacerlo pero aún así les generaba miedo", asegura Alma.

Durante su experiencia vacunando en el BEC asegura que han pasado personas conocidas, famosos de toda índole, desde políticos a cantantes y presentadores, aunque la anécdota que se lleva es que estuvieron a punto de presenciar un parto en el mismo vacunódromo. "En los últimos días vino una usuaria embarazada, casi a punto de salir de cuentas y aunque no llegó a dar a luz allí, hubo que solicitar una ambulancia para su traslado a Cruces", explica.

Respecto a la organización, Alma agradece "lo bien diseñado que estaba el espacio": "Creo que ha sido muy cómodo y muy fácil organizarse". Añade que el equipo de enfermeras, auxiliares de enfermería y administración estaban en constante coordinación "para no desperdiciar ni una sola dosis".

En Euskadi se han suministrado en total más de tres millones de dosis, lo que supone más del 90% de vacunas administradas con respecto a las recibidas. "En todo momento se ha hecho uso de la capacidad de adaptación constante del personal de enfermería para, en función de las circunstancias y los recursos, poder continuar vacunando al ritmo que era necesario para alcanzar los porcentajes de población vacunada a los que hemos llegado", explica Alma.

Formar parte de la vacunación en el BEC le ha supuesto "un enriquecimiento personal y profesional" para Alma. "Creo que hemos demostrado más que de sobra que el personal de enfermería es autónomo, capaz de gestionar y autogestionarse y capaz de adaptarse a cualquier entorno ya que hemos vacunado en residencias, a domicilio, en minivacunódromos o en megavacunódromos como el BEC", sentencia.