La Asociación Española de Pediatría (AEP) advirtió ayer de que la irrupción de la variante delta, mucho más infecciosa que sus predecesoras, “obliga a ser particularmente cautos a la hora de examinar cómo debe de producirse la vuelta a clase en el mes de septiembre”.En una nota de prensa los pediatras piden “cautela y vigilancia” porque se desconoce si las medidas que se aplicaron el año pasado seguirán siendo igual de efectivas a la hora de contener la transmisión intraescolar en un nuevo contexto “en el que predomina la variante delta y continuamente aparecen nuevas variantes con potencial patogénico”. El grupo de trabajo de la AEP para la reapertura de la escolarización reflexiona sobre las recomendaciones propuestas el pasado mayo para relajar las medida de prevención y advierte de que la primera premisa (que la incidencia acumulada fuese inferior a la de entonces, 150 casos por 100.000 habitantes) no se cumple, de hecho es el doble “y tardará mucho en descender”.

Admiten los pediatras que sí se cumple la segunda premisa que apostaba por avanzar en la vacunación de los adolescentes que, de todos los escolares, “son el grupo con mayor contagiosidad y hábitos más proclives a la transmisión”. Los pediatras subrayan que si bien la primera premisa no se ha satisfecho y la incidencia actual es “muy superior a la deseable”, la segunda se está cumpliendo razonablemente bien, y los datos actuales sugieren que “cerca de dos tercios de los adolescentes habrían recibido ya la primera dosis y aproximadamente la mitad de los adolescentes en edad escolar estarán completamente vacunados para el inicio escolar”.

En vista al cumplimiento parcial de las dos premisas que en mayo fueron consideradas básicas para el relajamiento de las medidas y ante la evidencia de que la variante delta es predominante, los pediatras exigen que se mantenga una “vigilancia estricta de las infecciones en las escuelas, tal y como se realizó en el curso pasado”.

Medidas básicas

Además, insisten en que se mantengan las recomendaciones básicas que incluían el uso de mascarilla obligatoria para niños a partir de los 6 años, tanto en interiores como en exteriores, y la ventilación proactiva de los espacios cerrados. También abogan por las medidas de higiene adicionales, la máxima distancia interpersonal entre alumnos, el establecimiento de los grupos burbuja del menor tamaño posible y una buena trazabilidad de positivos y sus contactos, así como su aislamiento preceptivo.

La AEP también apela a que se fomente la vacunación masiva a partir de 12 años y se garantice una buena cobertura vacunal entre el personal adulto trabajador de las escuelas. Y añade la posibilidad para los vacunados (niños o adultos) de no tener que aislarse en caso de contacto con un positivo, como un aliciente adicional “para convencer a aquellos que puedan tener dudas sobre la idoneidad de vacunar a menores”. Insisten en que se refuerce el mensaje de que cualquier persona enferma no debe acudir a la escuela.

Vigilancia

Los pediatras instan a que se mantenga en marcha “una vigilancia y monitorización estricta de las infecciones en las escuelas, tal y como se realizó en el curso pasado”.

Vacunas

También piden fomentar la vacunación masiva de los niños a partir de los 12 años de edad y garantizar una buena cobertura vacunal entre el personal adulto trabajador de las escuelas.