"CUANDO estás jugando no te deprimes". Se lo dijo a Paula Etxenagusia, psicóloga de la asociación Alubiz Bilbao, uno de los jóvenes con los que se reúne periódicamente para ayudarles a superar su adicción a los videojuegos. Una dependencia que se ha visto acrecentada por la pandemiay que, llegado el verano, aflojadas las gomas de las mascarillas, mantiene a estos y otros chavales pegados al mando de la consola o al ratón.

Tienen una "vida estructurada"

"La mayoría son chicos de entre 18 y 25 años"

Durante la pandemia quien más quien menos ha ahogado sus penas, su soledad o aburrimiento sumergiéndose en las pantallas. El problema es que algunos jóvenes todavía no han asomado la cabeza. "Han aumentado mucho el uso de videojuegos y el juego on linePersonas que igual tenían una adicción a las apuestas deportivas o a las tragaperras también han hecho uso de los videojuegos debido al encierro, las horas en casa...", señala la psicóloga de Alubiz Bilbao, una asociación que apoya a personas afectadas por adicciones sin sustancia y que, "vista la necesidad", ha creado este año un grupo específico de videojuegos.

Quienes permanecen atrapados en esos mundos imaginarios "son mayormente chicos de entre 18 y 25 años", detalla Etxenagusia, que distingue entre dos tipos de perfiles. Por un lado, dice, "están los chavales que tienen una vida perfectamente estructurada, con sus amigos, estudios y una buena estructura familiar y que, debido a la pandemia, han hecho un uso abusivo de los videojuegos para conectarse con sus amigos. Jugaban on line en grupo, pero durante muchas horas". Por otro lado, añade, "están los chavales que ya abusaban de los videojuegos antes de la pandemia y tenían otro tipo de problemas asociados, tales como haber sufrido bullyingCon ellos hacemos un tratamiento psicológico más específico adecuado a sus necesidades".

Les engancha la competición

"Sienten que pertenecen a una comunidad"

A simple vista están solos frente al plasma o el monitor, pero "no hay que olvidar que juegan on liney sienten que pertenecen a una comunidad, se identifican con los otros participantes". Esta es una de las razones, explica la psicóloga, que ellos mismos aducen cuando se les pregunta "por qué creen que se han podido enganchar más en un determinado tiempo a este tipo de videojuegos".

Otro de los motivos por los que, según dicen, calientan las sillas de gamer más de la cuenta es la competición. "Cuantas más horas juegas, mejor eres y más quieres competir con personas que son mejores que tú", argumentan. También aluden a la soledad. "Cuando igual has tenido problemas con los amigos y estás un poco más aislado, te metes ahí y tienes un grupo de amigos on line con los que puedes jugar", explican.

Las familias piden ayuda

"Comen con pantallas y se acuestan más tarde"

No todos los chavales están dispuestos a recibir tratamiento, por lo que sus progenitores llaman a la asociación para pedir ayuda. "Las familias nos comentan que sus hijos pasan cada vez más horas delante del ordenador, que desayunan, comen y cenan con pantallas y que se acuestan mucho más tarde por quedarse jugando una partida", se hace eco de su desesperación Etxenagusia.

Cuando los progenitores tratan de poner fin al atracón, la idea no es bien recibida. "Si les quitas el wifi o intentas interrumpir la partida, se pueden poner más irritables, más agresivos, incluso también pueden estar más tristes. El cambio del estado emocional es un indicador bastante efectivo para poder detectar que puede haber algún problema", dice. Pero que no cunda el pánico. "No porque le digamos que deje de jugar y se enfade quiere decir que tiene un problema. Son muchos factores: que se ponga irascible cuando le dices que deje de jugar, que su prioridad sea jugar en vez de realizar las actividades diarias de cualquier chaval de su edad...", apunta.

Cómo saber si tiene una adicción

"Cada vez tiene que jugar más para disfrutar"

La pandemia, dice esta profesional, "ha hecho estragos en todo el mundo, pero en los adolescentes más porque a esas edades lo que más les apetece es estar con sus amigos. Al no haber podido ir a clase y haber estado tanto tiempo en casa, sobre todo durante el confinamiento más estricto, se ha incrementado mucho el uso de videojuegos". Sin embargo, aclara, "el hecho de que un chaval haya pasado unos meses muchas horas delante del ordenador no significa que sea un adicto porque ha podido ser algo circunstancial debido a la situación tan anormal en la que nos hemos encontrado".

Para determinar que un joven tiene una dependencia de los videojuegos su uso abusivo debe perdurar en el tiempo durante al menos seis meses y tiene que presentar otros indicadores, como "un cierto síndrome de abstinencia cuando se interrumpe el juego" o la necesidad de prolongar las sesiones ante la pantalla. "Ya no le vale con unas cuantas partidas. Cada vez tiene que jugar más horas para disfrutar y conseguir la excitación deseada", indica la psicóloga, quien cita el abandono de las actividades diarias como otro factor a tener en cuenta. "Dejan de lado las tareas de casa o los estudios por jugar y, aun sabiendo que han dejado de lado a amigos, familia o quehaceres, continúan jugando", explica.

El aislamiento social o que el uso de videojuegos interfiera en el ámbito familiar y académico son otras de las señales. "Discusiones con los padres o hermanos, que empiecen a sacar peores notas, falten a clase o incluso durante ella jueguen con el móvil son indicadores de que puede haber una adicción", afirma.

Pautas si no quieren tratarse

"Acordar momentos y espacios sin tecnología"

Algún que otro joven ha llamado a la asociación para solicitar ayuda o información, pero son los menos. "La mayor parte de los chavales vienen empujados por los padres", reconoce Etxenagusia. Cuando los hijos se resisten, ofrecen a los progenitores una serie de pautas para seguir en casa. "No aconsejamos que se corte de raíz: No puedes jugar, te quito el ordenador, advierte esta profesional, que recomienda "apagar el wifi por la noche a la hora que acuerden y aparcar los móviles en algún sitio, como el cuarto de los padres". Además, añade, "hay que comer sin tecnología y promover actividades sociales al aire libre: una excursión, un paseo con amigos o hacer deporte. Se trata de acordar unos momentos y espacios sin tecnología".

Los menores, en zonas comunes

"Cuanto más tarde los expongamos, mejor"

A la hora de situar la videoconsola o el ordenador, en el caso de los menores de edad, la norma es clara. "Hay que colocarlos en zonas comunes, nunca en la habitación de los chavales", aconseja e insta a no tener prisa a la hora de ponerles un dispositivo entre las manos. "Cuanto más tarde expongamos el uso de pantallas a los niños, sobre todo si son pequeños, mejor. Hay que priorizar otro tipo de actividades, como la lectura, el deporte o la pintura, lo que hemos jugado toda la vida, y lo cogerán con gusto", asegura.

El 'peligro' de ciertos videojuegos

"Cajas botín similares a juegos de azar"

Los jóvenes con los que se ve las caras semanalmente juegan a Fortnite, Call of duty, Counter strike, League of legends... "Antes comprabas un videojuego y lo tenías en casa. Tenía varios niveles, debías de pasar una serie de pruebas y había una historia. Ahora la mayoría son gratuitos. El chaval se registra y empieza a jugar. Esas empresas tienen que monetizar el uso del videojuego y sacan diferentes utilidades previo pago", explica Etxenagusia, quien detalla que "hay veces que pagas por un pase de batalla, que te permite acceder a personajes, trajes o características específicas". Lo que más les preocupa en la asociación, sin embargo, son "las cajas de recompensa o cajas botín, que son similares a un juego de azar porque pagas una pequeña cantidad y, a través de un sistema aleatorio, te puede tocar la recompensa que tú quieres o no".

Pese a todo, esta psicóloga aclara que los videojuegos, cuando su uso es moderado, pueden contribuir a "que los chavales desarrollen habilidades cognitivas, como la memoria o la percepción. Son juegos estratégicos en los que trabajan en equipo para hacer pruebas. Pueden crear adicción cuando abusan de ellos y los priorizan sobre otras actividades, pero hay chavales que hacen un uso adecuado y está perfecto. Tampoco quiero demonizar".

Alubiz Bilbao

Adicciones sin sustancia. Alubiz Bilbao fue creada en 2019, gracias a un convenio con el Ayuntamiento, para apoyar y asesorar a personas afectadas por adicciones sin sustancia y a sus familiares.

Grupo de videojuegos. Este año, "vista la necesidad", han creado un grupo de ayuda mutua específico de adicción a los videojuegos y las TIC, dinamizado por la psicóloga Paula Etxenagusia y una persona voluntaria.

Contacto. El teléfono de Alubiz Bilbao es 640386115.

"A nuestro proyecto de videojuegos solo nos han llegado chicos. Sí ha habido alguna chica en juegos de azar, pero en videojuegos todavía no", explica Etxenagusia.

Entre seis y ocho chavales con adicciones a los videojuegos se reúnen semanalmente en Santutxu. "Es un grupo reducido por la pandemia. Después de verano espero que puedan ser quince o más", confía.

"No aconsejamos que se corte de raíz: 'No puedes jugar', sino apagar el wifi por la noche y aparcar los móviles, comer sin tecnología y promover actividades al aire libre"

Psicóloga de Alubiz Bilbao