16 internos del Centro de Justicia Juvenil de Areatza asuman una serie de hábitos y obligaciones Aimar, de 14 años, consciente ya de que "hay que cumplir una serie de normasBoulebard El deporte es otra de las claves para favorecer la sociabilización y el aprendizaje"A mí me sirve para tener una motivación y también como distracción.

Los testimonios de menores recogidos ayer jueves no se limitaron únicamente a los que son tratados y atendidos en el centro del valle de Arratia. También se pudo escuchar la experiencia de Natali, que lleva un mes en el centro educativo Andoiu-Gorbeia, en Vitoria-Gasteiz, destinado específicamente a chicas. "En este tiempo, he cogido ya mucho cariño a mi tutor y educadores, están consiguiendo sacar cosas buenas de mí que yo no sabía que tenía", lo que ha permitido que no sienta "como un castigo" su estancia en el centro sino "como una forma de avanzar, de cambiar cosas que no hacía bien porque soy muy impulsiva y aquí me están enseñando a controlarme". Tal era su desorientación que "antes no tenía planes de vida" y ahora mira a su futuro con más esperanza e ilusiones. "En 5 años me veo con trabajo, con una casa y muchos perros y, sobre todo, estable emocionalmente".

Son solo unos ejemplos que demuestran que reconducir la conducta de menores que, por una u otra causa, son atendidos a través de las herramientas disponibles en el modelo de Justicia Juvenil de Euskadi es posible. Los datos así lo confirman ya que, una vez que terminan el proceso, el 70% de estos chicos y chicas no reinciden y tan solo en un 8% de los casos se puede hablar de multireincidencia.