La situación es insostenible en las tres granjas escuela con las que cuenta Bizkaia. La de Dima, conocida como Lapurreketa, agoniza viendo cómo en marzo cumplirá un año desde que cerró sus puertas a cal y canto. Sin tanto eco mediático como ha podido tener la hostelería, la pandemia golpea desde hace muchos meses con crueldad a este sector lúdico educativo. Con cero ingresos desde que fue decretado el estado de alarma el 14 de marzo el año pasado, su gerente, el durangarra Gaizka Gorosarri, lanza una llamada de auxilio. "Al ser un sector pequeño nos encontramos que no nos escucha nadie. Las instituciones no nos están atendiendo. Pedimos a Diputación y Gobierno vasco que por favor nos atienda de la misma forma que ha hecho con otros sectores", solicitó Gorosarri, responsable de Lapurreketa y portavoz de Euskal Herriko Baserri Eskolak.

Al igual que ocurre en Dima, las granjas escuelas vizcainas de Lurraska, en Ajangiz, y Baratze, en Arteaga, tampoco pueden recibir la visita mayoritaria de centros escolares por lo que la continuidad de sus proyectos pende de un hilo. Una situación que se hace extensible no solo en Bizkaia, sino también en Euskadi. Muestra de ello, en Gipuzkoa cerró sus puertas el pasado año la granja escuela Sastarrain, ubicada en Zestoa, mientras que Lurkoi Basetxe Eskola sobrevive con dificultades en Gasteiz. "Sobrevivimos cuatro agónicamente. Fue hace casi un año cuando Educación aconsejó las no pernoctas y desde entonces aquí no viene nadie. Con el temor lógico al covid-19, lamentaron desde Euskal Herriko Baserri Eskolak.

En el caso de las tres escuelas vizcainas, el desembolso económico es elevado para intentar subsistir en el día a día. Y es que a los pagos de luz, gas y agua hay que sumar el mantenimiento de los animales. "En nuestro caso solamente tenemos los caballos y burros, pero Lurraska y Baratze mantienen todos los animales: vacas, caballos, ponis, cabras, ovejas y cerdos. Es una barbaridad porque estamos hablando de un desembolso económico muy elevado", valoró Gorosarri, antes de añadir que "intentamos tener la representación de los animales de establo que tenían nuestros aitites en sus caseríos".

ingresos cero

Se trata pues de una realidad que no solo afecta a la actividad, también al personal que trabaja en estas instalaciones. Enclavada a medio camino entre los parques naturales de Urkiola y de Gorbea, Lapurreketa cuenta con tres trabajadores en plantilla. En el caso de Lurraska y Baratze el número de empleados asciende a una quincena en cada una de ellas. "Estamos con ingresos cero y tenemos que pagar la seguridad social de los ERTE. Todos hemos pedido un crédito, pero cuándo tengamos que devolverlo, ¿qué pasará?", cuestionó Gorosarri, lanzando un SOS y pidiendo ser escuchados "por ser en muchos casos iniciativas privadas de empresas consolidadas desde hace treinta años, que han demostrado profesionalidad, solvencia y calidad en su trabajo desde su primera andadura, contribuyendo a la generación de riqueza y de puestos de trabajo".

Este tipo de granjas escuelas trabaja de lunes a viernes, ofreciendo actividades educativas complementarias y de apoyo a los centros educativos, fundamentalmente de Educación Infantil y de Educación Primaria. Trabajando con niños desde los 3 hasta los 13 años, el 85% de las visitas proceden de centros públicos y concertados que disfrutan de estancias de dos, tres o cuatro días. El último año operativo 35.000 niños pasaron por las granjas escuela de Euskadi. Los fines de semana diferentes asociaciones y familias también viven la experiencia que ofrecen estos albergues.

Fundada hace tres décadas, Lapurreketa lleva veinte años liderada por el durangarra Gaizka Gorosarri. El proyecto de granja escuela en Baratze arrancó hace 31 años y el de Lurraska hace 26. Todas ellas vislumbran el horizonte con la esperanza puesta en el próximo verano. Los responsables de las consolidadas instalaciones confían en que los udalekus se conviertan en punto de inflexión y balón de oxígeno para sus negocios. "Todos tenemos la esperanza de que la situación mejore y este verano podamos trabajar con medidas covid-19 y limitación de aforos. Como está ocurriendo con otros sectores, nosotros también queremos empezar", insistieron desde Euskal Herriko Baserri Eskolak.

granjas escuela

Sin ingresos. La pandemia golpea con crueldad las granjas escuela de Euskadi. Con cero ingresos desde que fue decretado el estado de alarma el 14 de marzo del año pasado, solicitan reuniones con Diputación y Gobierno vasco para abordar la problemática del sector.

Tres en Bizkaia. Las granjas escuela Lapurreketa, en Dima; Lurraska, en Ajangiz, y Baratze, en Arteaga, se muestran preocupadas por la actual situación.

"Pedimos a Diputación y Gobierno vasco que, por favor, nos atienda de la misma forma que se ha hecho con otros sectores"

"Tenemos la esperanza de que mejore la situación y en verano podamos organizar los udalekus"

Presidente Euskal Herriko Baserri Eskolak