A pandemia que afecta de forma gravísima a nuestra salud, también afecta y altera nuestras relaciones sociales y forma de vida diaria y cotidiana. Durante el confinamiento obligado, se redujeron de forma radical nuestros desplazamientos innecesarios y los transportes públicos funcionaron sin restricciones de horarios y frecuencias. Las medidas de distancia e higiene se cumplieron por la escasa movilidad (centros de enseñanza cerrados, así como el comercio no esencial). La vuelta a la normalidad Los vehículos están saturados en horas punta y estos días observamos aglomeraciones y ausencia de servicios de limpieza e higienización de los vehículos. No se respetan las distancias, ni se asean ni limpian los pasamanos, barandillas de sujeción, etc., y brillan por su ausencia los geles hidroalcohólicos, obligatorios en hostelería y comercio. No se han ampliado las frecuencias de los transportes urbanos e interurbanos. Creemos que por parte de los ayuntamientos y de las diputaciones, responsables de los transportes, no han activado las medidas de prevención necesarias para que se pudieran cumplir las normas de seguridad y más en estos días de grandes afluencias a los comercios, reforzando y ampliando las frecuencias. En las informaciones que recibe la ciudadanía se hace hincapié en los peligros de las reuniones familiares, en la hostelería o en el comercio, pero no se dice nada del transporte público y de los riesgos que tiene la concentración del público sin guardar las distancias. Tienen que fijar el máximo de personas que pueden viajar en los vehículos, como se hace en otros espacios públicos. A la ciudadanía, que en términos generales ha sido cívica, también tenemos que recomendarle que haga un uso responsable de los transportes públicos y reduzca su uso a la mínima expresión. Es hora del comercio cercano, siempre lo ha sido para nosotros, pero ahora con más razón.

Presidente de EKA/ACUV, Asociación de Personas Consumidoras y Usuarias Vasca/Euskal Kontsumitzaileen Alkartea