¿Cómo ve la ciudad? ¿Tiene fiebre ahora mismo por el covid?

—La pandemia nos afecta de forma similar a todas las ciudades. A nivel europeo estamos en la zona media de la tabla.

¿Qué organismo o sistema del cuerpo bilbaino está más débil?

—Me preocupa el impacto en el tejido comercial. Nuestro comercio ya venía tocado con la irrupción de las plataformas digitales que venden de todo. Ahora muchos están simplemente resistiendo y eso no se puede alargar ad infinitum. Desde el área municipal de Promoción Económica y otras entidades públicas tenemos que ayudar en todo lo que podamos, pero hay aspectos que están fuera de control de la administración pública.

¿Qué secuelas dejarán en Bilbao los efectos de la pandemia?

—Depende de cuanto tiempo dure. Creemos que esto es un paréntesis, que antes o después lo solventaremos y podremos retomar nuestros usos y costumbres. Volverá el poteo, Aste Nagusia, grandes eventos culturales...

Pero...

—Pues que no hay ninguna certeza de que vaya a ocurrir a corto plazo. Somos optimistas y tenemos fe en que la ciencia nos provea de una herramienta, pero no hay certezas.

Entonces, ¿afectará al futuro estado de salud de la ciudad?

—Puede ocurrir, sí, que cambiemos en cómo vivimos de puertas hacia fuera. A fin de cuentas, el espacio público se articula en base al uso que se le da. Somos una sociedad muy volcada a estar en la calle, con mucha vida social comunitaria, así que puede suponer cambios en cómo definimos ese espacio público para dar respuesta al nuevo escenario donde no haya grandes eventos multitudinarios, fiestas de barrio, espectáculos populares, porque no podemos juntarnos más de cincuenta personas.

¿Bilbao ha estado en la UCI?

—No tengo esa percepción. Los mecanismos de coordinación han funcionado, con las directrices de Sanidad.

Pero ha sufrido momentos críticos.

—En los primeros meses, había muchas necesidades y pocos medios. Todos andábamos buscando mascarillas, hidrogel, EPI... Quitando eso, que todas las ciudades lo han padecido, y quien diga lo contrario miente, Bilbao ha respondido bien.

Y ¿cómo ha sido atendida realmente la ciudad por su Ayuntamiento?

—Hemos estado a la altura, aunque entiendo que para el que está sufriendo una situación difícil pueda parecer insuficiente. Hemos volcado todos los recursos y no hemos escatimado en atender todas las necesidades de la ciudad en todos los ámbitos, en algunos incluso excediéndonos en nuestras competencias, pero teníamos que arrimar el hombro.

¿Cuáles han sido los tratamientos esenciales que le han recetado?

—Las políticas sociales desplegadas durante esos primeros meses para atender a todo el mundo. Hubo parte de la ciudadanía que no entendió que se habilitaran los polideportivos como albergues para dar cabida a gente sin techo. Entendimos que era la forma correcta de atención; primero, con dignidad, y, segundo, con garantías sanitarias para todos.

Algunos 'medicamentos', como la ocupación peatonal los domingos de El Arenal o la Gran Vía, ¿se van a prescribir ya para siempre?

—Son acciones piloto auspiciadas desde el área de Movilidad con vocación de continuidad siempre y cuando el resultado sea adecuado. Hay que dejar caminar la medida, nunca mejor dicho, y si enraíza es algo que viene para quedarse.

¿Va a ser modificado el PGOU por las secuelas que deje la pandemia?

—No. Por ejemplo, muchas ciudades con las que tenemos relación se plantean ahora acciones a favor de los peatones. Es el urbanismo táctico.

Eso es un término nuevo. ¿Qué es?

—Lo que estamos acometiendo en Bilbao, pero por la vía exprés y low cost.

¿Cómo?

—Se ha hecho en Barcelona, en la ciudad australiana de Auckland y en otras. Consiste en ensanchar aceras o peatonalizar calles en detrimento del coche pero sin hacer obras, solo con pintura, mojones y jardineras.

En eso la villa ya tiene una terapia continua desde hace años.

—Llevamos dos décadas en ello. Que se le vendan a Bilbao como novedosas acciones para priorizar al peatón o al transporte público frente al vehículo privado, pues... Nos pilla trabajando en esa dirección y en otras, por eso no va a suponer un cambio de paradigma en el PGOU. Intentar conseguir más zonas verdes en la ciudad, espacios públicos de mayor calidad que permitan practicar más deporte es lo que ejecutamos con los Auzokide Planak hace varias legislaturas. La pandemia nos ratifica que vamos en la dirección correcta de ciudad, incluso para esta situación que no estaba prevista.

Todos auguran más crisis en el futuro por diferentes causas. ¿Piensan ya en 'tratamientos preventivos'?

—Nadie está preparado para una crisis, por eso es una crisis. Si se hubiera previsto, se plantearían soluciones y sería un problema resuelto. Lo importante es la capacidad de respuesta y que sea bien reflexionada.

Pues aquí hemos tenido crisis industrial, inundaciones en 1983, la crisis económica de 2008...

—Y por ello creo que tenemos experiencia de saber aprovecharlas, de convertirlas en momentos de oportunidad para adecuarnos a los tiempos de una manera más acelerada quizás de lo que el ritmo normal te llevaría.

¿Cuantas 'dosis' de millones de euros de Europa llegarán a Bilbao?

—Espero que muchas, pero dependerá de lo hábiles que seamos para articular proyectos innovadores suficientemente maduros como para presentarse ante Bruselas.

Es todo un reto para las ciudades.

—Europa exige que sean proyectos finalistas con unos objetivos muy concretos y suficientemente maduros para poder recibir los fondos ya. Las urbes que tengamos un cajón de proyectos del que poder tirar, podremos atraer ese dinero. Los que se pongan ahora a pensarlos, no recibirán nada.

¿Cómo de lleno está su cajón?

—Bastante, tenemos muchos proyectos encarpetados porque venimos trabajando en ello desde antes.

Vamos, que solo les falta el dinero para ser ejecutados.

—Prácticamente, porque si no puedes iniciarlos en 2021, no valdrán.

Con lo descrito, ¿saldrá Bilbao del estado de tristura que padece?

—Siempre hay que generar ilusión. Pandemias aparte, tenemos en cartera iniciativas suficientes como para mantener encendida la chispa y sobre todo esa ambición por tirar adelante, de seguir transformando la ciudad.

Rezuma usted mucha bilbainía.

—Es que estamos sentados a la misma mesa con ciudades como Moscú, Barcelona, Seúl, Londres... y no dejamos de ser una villa de 350.000 vecinos. Tenemos una gran reputación, y esto no es bilbainismo, porque hemos sabido capitalizar cada momento histórico y sacar la ciudad adelante. Ahora vamos a ser capaces también de afrontar esta nueva crisis y de dar ejemplo de cómo hacerlo y todos juntos, las administraciones, el sector privado y las fuerzas sociales. Seguir siendo bilbainos por el mundo.

Encuentros BM30. Hasta noviembre, la sociedad Bilbao Metrópoli 30 organiza una serie de encuentros, con el patrocinio de DEIA, sobre los retos de las ciudades ante la pandemia, en formato 'on line'y gratuitos. Las citas cuentan con la participación de quienes dirigen los planes estratégicos de Bilbao, Donostia, Iruñea, Barcelona, Zaragoza, Sevilla y Málaga. El pasado miércoles fue el turno del edil bilbaino de Obras, Planificación Urbana y Proyectos Estratégicos, Asier Abaunza.

"Las urbes que tengamos un cajón de proyectos del que poder tirar, podremos atraer el dinero de la Unión Europea"

"Hemos estado a la altura, aunque entiendo que para el que sufre una situación difícil pueda ser insuficiente"

"Bilbao no ha estado en la UCI, los mecanismos de coordinación han funcionado, con las directrices de Sanidad"