El papa Francisco oficializó ayer el traslado del obispo de Bilbao, Mario Iceta, a su nueva labor como arzobispo de la archidiócesis de Burgos, después de doce años de ejercer su ministerio en la Iglesia de Bizkaia. Así lo anunció en una nota la Nunciatura Apostólica en España a la Conferencia Episcopal sin que trascendiera quien podrá sustituir en el cargo al ya exobispo de Bilbao.Todo apunta a que el nuevo prelado para Bizkaia puede ser el que hasta ahora era segundo de Iceta, Joseba Segura, un bilbaino de 58 años muy involucrado con los feligreses y que ha sido sacerdote en varias parroquias del territorio, la última en Otxarkoaga.

Iceta avaló ayer mismo el posible ascenso del actual obispo auxiliar en una entrevista radiofónica aunque era consciente de que la decisión del Vaticano, si se concreta el nombramiento, puede prolongarse varios meses. El ya exobispo bilbaino afirmó que su compañero está “perfectamente cualificado” para ser un “excelente” obispo. Señaló estar “encantado” con Segura, el cual le ha ayudado “enormemente” y al que calificó como “un regalo de Dios” después de haber trabajado en “perfecta sintonía, codo con codo”, desde que en abril del pasado año el Vaticano le nombrara obispo auxiliar de la diócesis vizcaina.

No le dolieron prendas al destacar las virtudes de este doctor en Teología y licenciado en Psicología que también, durante doce años, ejerció su ministerio en Ecuador. “Yo se lo he dicho, él se ruboriza cuando se lo digo, pero cuando me preguntan, con esta verdad y sinceridad lo contesto”, concretó monseñor Iceta.

En su repaso sobre su labor al frente de la Iglesia de Bizkaia expuso luces y alguna sombra. “En doce años en Bilbao, haces muchas relaciones, conoces muchas personas, hay muchas historias humanas, muchas interrelaciones que convergen en la propia vida. Tengo el consuelo de que voy a estar cerca”, especificó Iceta al referirse a los pocos kilómetros que separan Burgos de Bilbao.

Objetivos sin cumplir

Confesó que no ha podido culminar todos los objetivos que se había propuesto y que le ha quedado pendiente concluir la remodelación pastoral para conseguir “una Iglesia más fraterna, más a la medida actual, más participativa”.

El segundo reto que tenía era el plan de evangelización que en cierta manera se frustró al llegar la pandemia, por lo que se plantearon hacer un paréntesis debido a que “han llegado elementos que han venido para quedarse” y toda la parte “telemática y on line ha hecho presencia”. “Es una nueva forma de hacer catequesis que combinará lo presencial y lo telemático”, desveló. A nivel personal confesó que deja en la diócesis de Bilbao “una parte de cuánta más energía tiene uno” y dijo que la relación con una diócesis es de “mutua creación”. Reconoció así mismo que ha crecido en “sensibilidad social” porque es una Iglesia “muy comprometida” con este tema y también en organización comunitaria, porque todo se hace en “grupos, equipos, dialogando mucho”. Otros posos que le ha dejado su ministerio en Bizkaia han sido su crecimiento “en capacidad de desprendimiento, de propios estilos, de propias formas de hacer, he crecido en humanidad porque el trato con los demás y ver mundos de exclusión y de sufrimiento te cambia por dentro y he crecido en fe, en esperanza”.

Monseñor Iceta dirá adiós a sus feligreses con una misa el próximo 28 de noviembre e iniciará su ministerio burgalés el 5 de diciembre.