NTE el imparable aumento de los casos de coronavirus el Gobierno vasco decretó hace un par de semanas el cierre de los establecimientos directamente relacionados con el ocio nocturno. Una medida que el sector tacha de exagerada y que para ellos no hace más que "endemoniar" a un colectivo que dice sentirse desprotegido y castigado de la pandemia en términos económicos. Sin ayudas y sin rentabilidad en sus establecimientos, solo en Bilbao un 15% de los locales -la mayoría dedicados al ocio nocturno- llevan siete meses cerrados a cal y canto. Una realidad que, desde la Asociación de Hostelería de Bizkaia consideran "preocupante" ya que muchos no podrán volver a levantar la persiana jamás. "Los locales tienen unos alquileres, un personal que pagar, unos gastos fijos que afrontar... las cuentas no cuadran y sin ingresos es imposible volver a la actividad", relata el gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia, Héctor Sánchez.

A pesar de que muchos de los brotes registrados en Euskadi no han sido directamente imputables a los establecimientos hosteleros, la apertura de locales de ocio nocturno de madrugada ha facilitado la concentración de un gran número de personas a esas horas. Frente a esta realidad, las medidas acordadas por el Departamento de Salud del Ejecutivo vasco están, en ese caso, "motivadas" ya que considera que "el interés público sanitario", en esta situación, "ha de considerarse predominante" sobre la actividad.

Sin embargo, el sector de ocio nocturno discrepa sobre esta decisión ya que en su opinión no solo en los locales de ocio nocturno se concentra mucha gente. "Cierran locales y luego en el autobús, en el metro o en los aviones vamos todos juntos. ¿Qué pasa que ahí no hay focos? ¿Por qué nosotros estamos en el ojo del huracán?", critica el sector.Por su parte, la asociación de Hostelería de Bizkaia solicitó al Gobierno vasco que permitiese a los pubs y discotecaspubs poder llevar a cabo su actividad en horario diurno. Algunos lo han hecho, pero a otros muchos no les compensa. "Nos vemos obligados a cesar nuestra actividad. Consideramos que no podemos ofrecer el servicio que siempre nos ha caracterizado. Permaneceremos cerrados con la esperanza de volver lo antes posible". Sin ocio nocturno, la cascada de positivos prosigue: "¿Ahora también es culpa del ocio nocturno?", lanzan.

Asier Bilbao, del pub Key: "Nadie va a venir a mi local si abro a las seis"

El artista y empresario Asier Bilbao mantiene la esperanza de que en menos de un mes las instituciones permitan la apertura de los locales de ocio nocturno. Su local, el pub Key situado en la bilbaina calle Kristo, bajó la persiana en marzo por el covid y este verano solo ha podido abrir tres semanas.

"La alegría ha durado poco. Hemos trabajado muy bien y sin ningún problema, pero ahora otra vez cerrados", se lamenta. Bilbao considera "injusta" y "desproporcionada" la decisión de clausurar de manera temporal los locales de noche. "Las ayudas son ridículas, con eso no se puede vivir, los gastos no te perdonan y las alternativas que ofrecen en mi caso no me compensan". El Ayuntamiento de Bilbao ha dado como opción a los pub (grupo 3) adelantar el horario de apertura para cerrar antes: "Nadie va a venir al Key si abro a las seis de la tarde", lanza Asier. Según explica el artista lo que se ofrece en su establecimiento es un espectáculo muy concreto, en un ambiente vestido de luces y música psicodélica. "Cada local tiene unas características concretas; lo mismo que hay bares que se destacan por sus pintxos o por su café otros destacan por el espectáculo que ofrecen al cliente", relata. Asier Bilbao considera que con las decisiones que se han tomado entorno al covid el ocio nocturno acabará hundido en el fondo del más oscuro agujero. "La situación ya era dramática y con esto ahora hay muchos, como discotecas, que después de siete meses no levantarán la persiana más".

Alberto Canales, del pub Churchill: "Deberían castigar a quien lo hace mal, no a todos"

El local que regenta Alberto Canales, el pub Churchill, pertenece al grupo 3 y la normativa municipal le permite abrir adaptando sus horarios a los diurnos. En su caso ha ajustado horarios y se ha sumado a esta alternativa que le permite mantener el local abierto.

Sin embargo, Canales muestra su "enfado" y "desazón" ya que en su opinión no se merece que le hayan obligado a cerrar cuando en su caso ha hecho las cosas bien. "En mi local todo está en regla, hidrogeles, limpieza. Solo entra quien yo quiero que entre. No está la cosa para andar jugando. ¿Por qué nos meten a todos en el mismo saco y nos obligan a cerrar?", plantea.

Al mismo tiempo, se muestra molesto porque los gastos llegan todos los meses y sin ingresos no hay nada que hacer. "Yo llevo muchos años y además de trabajar como un negro reconozco que soy gestor de mi empresa. Eso me ha llevado a poder sobrellevar esto un poco mejor, pero la situación es difícil". Para el ocio nocturno el futuro es incierto. "No sabemos hasta cuándo vamos a poder aguantar así". Además, confiesa sentirse totalmente desprotegido. El responsable del pub Churchill considera clave controlar los focos, pero no a base de cerrar todos los locales. "Los que hacemos las cosas bien, independientemente de cuál sea la actividad, no es justo que debamos cerrar. Me vuelvo loco para que todo esté controlado y cogen y me obligan a cerrar. Pues ahora, no he tenido más que adaptarme para tener el local abierto", concluye.

Jaime Rodríguez: "El covid es la puntilla para acabar con la hostelería"

Jaime Rodríguez, Zurdo,Zurdo sacó hace unos días todas las pertenencias del bar Modesto, local que ha regentado durante ocho años en la calle Barrenkale del Casco Viejo. El cambio en la tendencia del ocio nocturno, las normas cada vez más restrictivas y el bombazo del covid 19 les ha llevado a él y a su socio, Carlos, a tomar la decisión más drástica: cerrar la persiana para siempre. "La decisión ha costado tomarla mucho, pero reconozco que una vez que la tomas sientes un alivio tremendo", afirma Zurdo. En opinión de Jaime el covid ha sido la puntilla a una situación que poco a poco ha ido degradándose y que ya no tiene solución. "Ha habido años que hemos trabajado muy bien, con música, hacíamos exposiciones... el nuestro era un local vivo, logramos hacer zona, un buen ambiente".

Durante un tiempo aseguran que trabajaron muy contentos, pero tras la sanción municipal en la que tuvieron que cerrar el local tres meses para ellos 2017 fue el punto de inflexión. "Volvimos a abrir con más control con cambios en la forma de consumo, pero con esfuerzo remontamos", relata. Sin embargo, el año de covid ya ha sido complicado para todos los sectores, pero en especial para el de la hostelería. "Para compensarlo nos hemos metido en otro proyecto de hostelería, en Casa Flora. Pensábamos que podíamos llevar los dos, pero no". Según relata Jaime es imposible sobrellevar esta situación con gastos mensuales que ascienden a más de 3.000 euros. "Con los años te das cuenta de que todo sube menos la ganancia".