Los vascos se toman con resignación la obligatoriedad de llevar la mascarilla tanto en espacios públicos como en el interior de los establecimientos. Los ciudadanos tienen presente los meses de confinamiento y temen que los rebrotes en diferentes puntos de Euskadi obliguen a las autoridades a tomar medidas más drásticas. "Preferimos llevar mascarilla todo el día que tener que confinarnos de nuevo. Eso no lo aguantaríamos", apunta Mari Paz, vecina de Bilbao. La mayoría de las personas consultadas por este periódico consideran que la obligación de llevar mascarilla llega tarde, pero la asumen como medida para paliar la propagación de un virus que en la Comunidad Autónoma Vasca se ha cobrado la vida de 1.623 personas. La consejera de Salud en funciones, Nekane Murga, justificó la decisión de obligar a usar mascarillas porque se necesita cambiar la transmisión del virus que "está aumentando" y "hay que tomar medidas". "Siempre se debe usar mascarilla, ante la duda se debe usar mascarilla", dijo. Y para los que solo escarmientan a base de varapalos, la Policía Municipal de Bilbao sancionó ayer a trece viandantes por no hacer uso de la mascarilla.

Los contagios van en aumento y la detección de distintos focos, como los de Ordizia, Getaria, Tolosa, Zarautz o Bilbao, llevó el miércoles al Gobierno vasco a adoptar esta medida, a semejanza de otras comunidades. La obligatoriedad de llevar el protector afecta casi a toda la población, aunque no a algunos menores. El uso de la mascarilla es obligatorio a partir de los 6 años, como ya lo era hasta ahora, siempre y cuando no se pueda respetar la distancia de seguridad de 1,5 metros entre personas.

Lo cierto es que la medida implantada por el Ejecutivo vasco no solo se cumplió a rajatabla en la calle, sino que los ciudadanos optaron por no quitarse la mascarilla en terrazas de los bares, circulando en bicicleta e incluso hubo quien, como Mónica Sáez, se atrevió a practicar spinning : "He estado un rato, pero es complicado respirar. Como hay distancia la mayoría de la gente opta por quitársela. Siempre que pueda me la voy a poner por responsabilidad", apunta la joven bilbaina. Julen Martín tomó una bicicleta de préstamo para circular por la villa y lo hizo con su mascarilla quirúrgica. "No debe ser obligatorio, pero sí lo recomiendan... Aunque es un coñazo, por responsabilidad no me la quito", confesó.

MEDIDAS PARA FRENAR CONTAGIOS

Entre las medidas adoptadas para tratar de hacer frente al coronavirus queda prohibido además cualquier consumo en grupo fuera de los establecimientos hosteleros y se vuelve a limitar a diez el número máximo de personas que se pueden juntar en la mesa de una terraza. Para los hosteleros es sin duda un paso atrás, pero tampoco les queda más remedio que asumirlo y atajar lo que marcan desde las instituciones: "Es un paso atrás. Ahora tengo que volver a decir a la gente que no puede beber de pie. No sabemos dónde va a acabar esto. Lo peor es la incertidumbre", apunta Toni Pérez, del bar Particular.

La hostelería teme que las nuevas limitaciones amenacen con tener "un impacto económico devastador en el sector, que ya está especialmente tocado por la crisis", pues si se vuelve a paralizar la actividad "no se podrán asumir las pérdidas sin ayudas específicas" como las que reclaman desde hace meses. "Eso sería la ruina para todos", aseguró a DEIA el hostelero Unai Escobal, del bar GH7.

"En general la gente lo está respetando aunque siempre hay quien se salta todo a la torera. Por eso estamos como estamos", dice José Amundarain, del bar Joserra. "Ahora, si no se puede beber en la calle, la gente se va a marchar porque muchos prefieren evitar estar en espacios cerrados. No estaría de más que me dejasen poner alguna mesa más en la terraza", concluyó el hostelero de la calle Indautxu.

"Si no se puede beber en la calle, no estaría de más unas mesas más para que la gente no se marche"

Hostelero

"No debe ser obligatoria, pero por responsabilidad utilizo la mascarilla cuando voy en bicicleta"

Bilbao