El amor no atraviesa fronteras, al menos en época de pandemia. Muchas parejas y familias han quedado divididas entre América y Europa por las restricciones de viaje y no ven el momento de poder reencontrarse.

La lista de la Comisión Europea con la recomendación de bloquear la entrada en países donde se considera que la pandemia no está bajo control sólo permite entrar a viajeros procedentes de 14 países. De América Latina, solo se incluye a Uruguay.

Mientras en muchos países en Europa, tras casi cuatro meses de cuarentena, se puede hacer turismo y cruzar fronteras, la realidad de las parejas que se dividen entre Latinoamérica y Europa es otra.

Matrimonios que siguen separados, hijos que no pueden ver a sus padres, planes de vivir juntos que no se han concretado... un "hashtag" ha empezado a circular en las redes para llamar atención de las autoridades europeas y que se levanten las restricciones de viaje para las parejas binacionales.

El hashtag #LoveIsNotTourism ("El amor no es turismo") está reuniendo miles de testimonios de parejas que quieren o necesitan volver a verse. Para Eva Hoornaert, una de las líderes del movimiento y administradora del grupo en Facebook, las restricciones actuales no tienen mucho sentido y generan frustración entre quienes han esperado tanto tiempo para estar juntos otra vez.

"Muchos países están tomando medidas mucho más peligrosas que la reunificación de las familias y eso demuestra que sería posible hacerlo, pero no hay un valor económico en unirnos, por lo que se pasa por alto", explica a Efe Hoornaert, una ciudadana belga que vive una relación a distancia desde hace dos años con un israelí.

Francisca Corneja vive en Chile, uno de los países más afectados por el coronavirus en América Latina, con más 285.000 casos confirmados, pero lleva diez años con su pareja, que reside en Barcelona, y se siente frustrada por las restricciones.

"Estamos superdecepcionados porque es fácil ir de Francia a España para viajar, pero nosotros, que realmente necesitamos ver a la otra persona y tener el apoyo, no podemos", dice esta profesora de inglés a Efe.

Saúl Sánchez, un mexicano que se encuentra muy lejos de su novia belga y del hijo de ambos, de dos años, recibió con incredulidad la noticia de que ya se pueden hacer viajes para rodar películas en Europa, pero no le pueden asegurar que verá a su familia: "Me parece ilógico".

"Entiendo que económicamente están perdiendo millones de dólares, pero no es algo esencial. Deberían normalizar el viaje para personas como nosotros", añade a Efe.

El grupo en Facebook "Love is not Tourism" fue creado por Hoornaert el sábado 28 de junio y ya cuenta con miles de personas de decenas de países que comparten sus historias y angustias.

En menos de cinco días, y junto a otros grupos que trabajan enfocados en sus países, la comunidad de parejas afectadas por la COVID-19 logró contactar con políticos de la Unión Europea (UE) y obtener el apoyo del europarlamentario Moritz Körner, que envió una carta con las peticiones del grupo a la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson.

En su cuenta de Twitter, Johansson afirmó que apoya el movimiento #LoveIsNotTourisme instó "a las autoridades de los Estados miembros y, de hecho, a las compañías de viajes a que apliquen una definición lo más amplia posible de las relaciones" personales.

Estas noticias fueron recibidas con mucha esperanza por el grupo. Letícia Nunes de Oliveira, brasileña de 32 años que iba a casarse con un alemán en junio y tuvo que cancelarlo todo por no poder reunirse con su prometido, es una de las personas que moviliza al grupo de brasileños en esta situación.

Se muestra emocionada por la campaña, que es, dice, un pequeño paso a celebrar. "Hace falta que escuchen nuestra voz. Estamos sufriendo", afirma a Efe esta veterinaria que dejó su trabajo para viajar a Alemania para contraer matrimonio, un plan que quedó frustrado.

Solo se está permitiendo la entrada de parejas casadas o con una unión registrada con un ciudadano o ciudadana europea, lo que lleva a muchos a preguntarse qué se considera hoy una familia.

"Hoy en día no es necesario tener un papel firmado para decir que somos una pareja estable", afirma Cornejo a Efe. "Llevamos 10 años juntos y no nos hemos casado aún, pero no quiero que sea por algo específico como poder entrar en un país".

Con este "hashtag" y la presión sobre la UE, Hoornaert espera dar más visibilidad a las diferentes formas de familia. "Es importante mostrar que no está bien no reconocer a esta gente como familia. Estamos en el siglo XXI y el matrimonio ya no es la base de la sociedad; hay mucho más al otro lado de la frontera, hay diferentes formas y maneras", argumenta.

Para Nunes de Oliveira, un papel no define una familia o una pareja: "Hay personas en relaciones homoafectivas que en muchos países no son reconocidas, hay personas que tienen hijos y no están casadas".

Ese es el caso de Sánchez, que no está casado con su novia belga. "Para mí, un papel no importa, tengo seis años con mi novia y tenemos un hijo juntos. Los extraño muchísimo", dice, mientras enseña la sillita del niño que tiene justo al lado de su escritorio. "Me hacen mucha falta los dos", lamenta.

Como la intención de esas personas no es hacer turismo, están dispuestas a aceptar cualquier tipo de medida sanitaria, como un confinamiento doméstico, para poder estar junto a sus seres queridos. Cornejo entiende que la situación en América Latina es complicada e insiste en que tomaría "todas las medidas" para ver a su pareja.