OS dos medicamentos que ocupan la pole en la parrilla de salida para luchar contra el covid-19 son la dexametasona y el remdesivir. El primero se ha mostrado capaz de reducir la mortalidad en pacientes con covid-19 que requieren oxígeno o ventilación. Este esteroide es un viejo conocido del mundo del deporte, al tratarse de una sustancia prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje y haber sido el origen de numerosas infracciones. La Universidad de Oxford divulgó el martes un estudio según el cual este fármaco barato y de fácil acceso, salva vidas de pacientes graves.

Y es que hasta ahora, el único otro fármaco comprobado que beneficia a los pacientes de coronavirus es remdesivir, utilizado para el ébola. Se ha demostrado que reduce la duración de los síntomas del coronavirus de 15 a 11 días. Pero la evidencia no fue lo suficientemente fuerte como para mostrar si redujo la mortalidad.

De hecho, hasta el martes cuando se dieron a conocer las grandes expectativas generadas por la dexametasona, el remdesivir era uno de los fármacos más populares contra el coronavirus. La farmacéutica Gilead lo diseñó como tratamiento contra el ébola, aunque posteriormente se demostró su eficacia para tratar otros coronavirus, como el causante del MERS. Fue catalogado como el fármaco estrella en los primeros estudios preliminares. Sin embargo, a posteriori, su eficacia ha sido objeto de polémica, especialmente después de que la OMS filtrara los resultados del primer gran ensayo clínico con efectos más discretos. Gilead se escudó alegando que aquellos resultados no eran concluyentes, y que informes posteriores probarían los beneficios potenciales del fármaco, especialmente en aquellos pacientes tratados en fases tempranas.

En la otra parte de la balanza está la hidroxicloroquina (un derivado del antipalúdico cloroquina) y mundialmente famoso porque figuras como el presidente de EE.UU., Donald Trump, llegó a recomendar su uso. No obstante, la OMS ya ha anunciado el fin definitivo de los ensayos clínicos con esta sustancia.