"Solo pedimos que nos dejen trabajar, porque las medidas de seguridad y de sanidad se pueden llevar a cabo"

Precisamente, tal y como relata Domínguez, esta situación les "preocupa mucho" a pesar de comprender "la frustración del comerciante o el hostelero" por la limitación de aforo. "Dentro de lo que cabe están desarrollando su actividad pero en nuestro caso no es así. Además, existe un amplio grupo de personas que son autónomos durante ocho meses y luego dejan de serlo, lo que viene siendo que cobran menos y nada", explica. Es el caso de Juan Luis Armas, un feriante de 62 años que lleva dedicándose a este oficio desde 1985. "La situación es complicada, la última feria que he hecho fue en octubre de 2019 y tenía que haber empezado en abril para los San Jorge. Prácticamente son seis meses sin trabajar más todo el confinamiento que llevamos ahora y lo que queda. Las expectativas, además, es que no haya feria en todo lo que queda de año y prácticamente estoy viviendo de los pocos ahorros que hay y con la única ayuda que dan a los autónomos", describe.

Es por ello que desde Asfae solicitan el poder desempeñar su labor para que los más pequeños "puedan disfrutar en las barracas porque son un grupo de personas que ni por ellas solas irían a un bar ni a comprar algo a una tienda". Así, han desarrollado un paquete de medidas de seguridad y sanidad como, por ejemplo, "en las atracciones que sea viable instalar mamparas de protección entre los usuarios y, en aquellos que no se pueda realizar, reducir el aforo de tal forma que vaya un usuario en cada vehículo o juntar los mismos usuarios de la unidad familiar en los mismos vehículos".

Además, también se llevaría a cabo la distancia mínima de un metro y medio entre personas y desinfectarían las zonas comunes de cada atracción antes de que comience un nuevo viaje. "Si la autoridad lo establece conveniente se instalarían arcos de desinfección", explican en el plan. En la misma línea, si la feria se instala en recintos feriales cerrados o con posibilidad de acceso se "haría un plan de autoprotección del recinto para evitar la gestión del mismo y se controlaría el acceso en todo momento para evitar aglomeraciones". Por su parte, si se montase en una zona abierta, desde Asfae proponen vallar todo el recinto con vallas de dos metros de altura "como mínimo" y con una entrada y una salida para controlar el aforo en el espacio de la instalación ferial. Además, tal y como insisten "también se evitaría montar atracciones o casetas enfrentadas" para evitar el contacto entre el público "que está esperando en una atracción y los que van paseando por la zona".

Por su parte, Domínguez indica que entienden "que ni las fiestas ni los conciertos se vayan a celebrar". Sin embargo, "ofreciendo tanta seguridad como la que van a dar los bares o centros comerciales, porque podré ir al centro comercial con mi nieta, correr, saltar... pero no podré llevar a mi nieta a las barracas que, además, es algo que le encanta, al igual que a todos los niños de su edad". Es por ello que, con contundencia, asegura que "estamos dispuestos a funcionar haya fiestas o no". En la misma línea, tal y como indica el secretario general de Asfae recibieron "con gran disgusto" las cancelaciones de las fiestas. "Nos dolió mucho no estar en las fiestas de Deusto, por ejemplo, pero también en todas las que en una situación normal se habrían celebrado". Y añade: "Es nuestro modo de vida, un medio en el que se trabajan pocos meses y luego hay que subsistir". Es por ello que hace hincapié que los feriantes "viven de lo que exclusivamente ganan en las barracas".

Armas admite que observa el futuro con mucha incertidumbre. "Si no vamos a poder montar nada hasta el año que viene serían unos 18 meses sin trabajar y los gastos siguen estando presentes. La esperanza nunca la pierdo pero veo complicado que nos dejen. La situación será complicada, algo que jamás imaginé que viviría. Hemos pasado de todo y hemos sobrevivido a crisis económicas, pero por lo menos ahí se podía trabajar. Es tan grave que influye a todo el mundo". Además, desde la Asociación auguran un futuro negro. "Habrá que cerrar como les podrá pasar a otras empresas pequeñas porque no nos están dejando ejercer".

Armas cree que "aunque cueste mucho" todo volverá a la normalidad. "La gente tiene muchas ganas y se vio reflejado el primer día que se abrieron las terrazas de los bares o el primer día que dejaron salir a pasear o a hacer deporte, que solo pasaban masas y masas de gente", dice. Sin embargo, cree que la situación económica de muchas familias "será catastrófica" y "autónomos, pequeños comercios o feriantes no van a poder sobrevivir". Y añade: "Al gremio de la feria nunca nos han dado ayudas porque parece que somos el último eslabón o los grandes olvidados. Nosotros solo estamos pidiendo que nos dejen trabajar porque para nosotros es lo más necesario", concluye.

Los feriantes defienden que su gremio "necesita trabajar haya fiestas o no" y que cumplirían con las medidas de seguridad y sanitarias