- Cambió los fogones por los féretros y se siente orgulloso de ello. "Los funerarios también estamos en primera línea de fuego exponiéndonos y se tiene que reconocer nuestra labor", reivindica José Ignacio Basaguren, molesto porque solo se habla de ellos "cuando alguno comete una estafa, se equivoca o sube el precio de los servicios, algo que en Bizkaia no se ha producido. Parece que el funerario está deseando que se muera la gente para cobrar mucho", lamenta el responsable de Funeraria Basaguren, que presta servicio en Durangaldea y curiosamente ha registrado menos trabajo del habitual. "Desde marzo he tenido cuatro casos de coronavirus y muy pocas defunciones. La media de edad ha sido de 88 años. Ha habido personas con 101 o 105 que han muerto de causas naturales", detalla.

Del "desbordamiento" que ha sufrido el sector en ciudades, como Madrid, con listas de espera en los crematorios y desvío de incineraciones a otras comunidades, no culpa "ni al Gobierno ni a los funerarios ni a nadie". "Les ha pillado el toro a todos en unas circunstancias en las que no se sabía cómo actuar. Es una avalancha de cadáveres que ha saturado todos los puntos", se muestra comprensivo. Lo que no acaba de entender es que se difundan noticias que "alarman" a la población, como la de que "una funeraria había traído un camión frigorífico a Ermua para almacenar difuntos. La gente lo lee y dice: Aquí ha habido una guerra mundial, cuando en los tanatorios de la zona no había servicio velatorio y teníamos cámaras libres. Yo tengo dos salas con capacidad para veinte cajas. ¿A qué viene traer un camión frigorífico?", se pregunta.

Tampoco encuentra explicación a que "haya habido colas de espera de cuatro días para incinerar", mientras "otros teníamos las incineradoras apagadas porque no teníamos servicios. Cada uno hace con su negocio lo que quiere, pero causar esa alarma por no derivar a la competencia...", comenta.

Pese a las dolorosas restricciones que han tenido que asumir las familias, entre ellas la imposibilidad de velar a sus seres queridos, "todas han entendido perfectamente las normas". Aun así, siempre hay quien alberga dudas, acrecentadas ahora por la prohibición de ver los cuerpos de los fallecidos por coronavirus. "Hay mucha gente que me dice: ¿Y cómo sé yo que me estás dando las cenizas de mi padre o mi madre?", cuenta José Ignacio, quien, volcado en "ayudar y asesorar" a las familias, se hace cargo del shock que supone para ellas recibirles en el domicilio. "Tienes que ir equipado con el EPI y es un poco impactante. Encima que se nos muere un familiar, vienen aquí unos marcianos", empatiza, al tiempo que censura a aquellos que le "dicen: Esta época te habrá venido bien. Si tarde o temprano vamos a morir todos. No hay que precipitar las muertes", zanja.

"Ahora estamos más tranquilos y familiarizados, pero al principio nos enfrentamos a algo desconocido y fue estresante, el teléfono las 24 horas, las normativas, los riesgos, la falta de materiales...". Maialen Uribelarrea, directora general de Tanatorio Bizkaia, que cubre la Margen Izquierda, la Margen Derecha y el Gran Bilbao, destaca la "implicación" del personal por atender a las familias "cuanto antes", máxime "en esta situación, que ya es bastante complicada para ellas". "La gente que estamos aquí al pie del cañón no hemos tenido ni lunes ni domingos ni mañanas ni noches", deja constancia, sobre todo, durante la primera quincena de abril, "que fue muy dura". Un esfuerzo que subraya porque el sector funerario "está catalogado como grupo sanitario, pero nadie se acuerda de nosotros. Si hubiéramos fallado, ¿qué habría ocurrido en la sociedad?", deja en el aire.

Al incremento de volumen de trabajo, que han podido "afrontar de una forma un poco más relajada, dentro de las circunstancias" dada la existencia de "varios operadores", se une la carga emocional que supone el hecho de que "la mayoría de los servicios entre marzo y abril hayan sido positivos en covid o con sospechas", con lo que ello conlleva. "Somos humanos y tener que decirle a un familiar que no va a poder despedirse de su ser querido cuesta porque empatizas. Cuando estás con el estrés tampoco te da mucho tiempo de pensar. Estas cosas saldrán a posteriori", augura y agradece que las familias, pese a su sufrimiento, hayan acatado las normas. "Pensábamos: Y si te viene una familia e insiste en que quiere verle y que por qué no€, pero la mayoría estamos sensibilizados y nos lo han puesto fácil. De hecho, muchos ya se saben la normativa por los medios de comunicación o el BOE y han sido comprensivos, aunque las circunstancias no eran las mejores y todavía nos queda bastante camino".

"Hay mucha gente que me dice: '¿Y cómo sé yo que me estás dando las cenizas de mi padre?"

Responsable de Funeraria Basaguren

"Somos humanos y decirle a un familiar que no puede despedirse de su ser querido cuesta"

Directora general de Tanatorio Bizkaia