N la ciudad en la que se gesta gran parte de la actualidad europea no podía faltar una buena representación civil vasca. Esa labor hoy en día la desempeña la Bruselako Euskal Etxea (BEE), una entidad fundada ahora hace diez años por el médico Jean-Louis Seillier-El Busto. Los miembros de este centro vasco han sido testigos de cómo la epidemia del covid-19 ha golpeado a la sociedad belga.

Jean-Louis tiene 59 años y, aunque tiene sangre donostiarra, nació en Bélgica. Su experiencia como médico le sirvió para detectar el daño que haría esta pandemia cuando todavía no se había detectado en Bélgica. Allí el confinamiento empezó el 15 de marzo, pero este médico lamenta que las autoridades de su país no tomasen medidas antes.

El impacto del coronavirus ha sido allí bastante similar al que ha tenido en Euskadi y también han sido similares las reacciones de la sociedad. En Bruselas no ha habido problemas de abastecimiento. "Tan solo faltaron pasta, arroz y papel higiénico los primeros días, pero no ha habido desabastecimiento en absoluto", destacan desde la BEE.

Precisamente, Jean-Louis señala que le ha defraudado la reacción de algunas personas en este aspecto: "Me han sorprendido para mal las personas que han comprado montones de pasta o de papel higiénico, y los que no han respetado las medidas de distancia. Por contra, me ha sorprendido en positivo la solidaridad de mucha gente, sobre todo de unos jóvenes muy dinámicos que han inventado, fabricado y vendido a precio de fabricación material médico de protección". Contagiado por ese movimiento solidario, Jean-Louis se ha dedicado a confeccionar mascarillas con la ikurriña que ha repartido entre los socios de la BEE.

Aunque en Bélgica han arrancado ya con medidas de desescalada, este médico vasco lamenta que todavía tardará en verse la factura real que pasará el covid-19 a la sociedad: "Va a ser un baño de sangre social y médico. Al final, no sabemos quién va a matar más: el covid-19 o las consecuencias a largo tiempo del paro de la economía. Lo sabremos dentro de tres o cuatro años".

Ana Etxaburu Mancisidor tiene 32 y fue presidenta de la BEE. Ella es de Mutriku y llegó a la capital belga en 2009. Explica a DEIA que no esperaba que la pandemia alcanzara tal magnitud, pero todo cambió a mediados de marzo, cuando se cerraron las escuelas y negocios de hostelería. "Desde el 18 de marzo se cerró el resto, excepto farmacias, supermercados y correos", explica la directora de una federación profesional. "Desde hace unos quince días se están abriendo nuevos comercios y nuevas actividades están permitidas. Ahora empezamos a visitar a nuestra familia".

Ana agradece la preocupación del actual presidente del centro vasco, que se ha encargado de contactar con todos los socios de la BEE para comprobar que están bien. Por contra, para ella lo más negativo ha sido tener que cancelar un viaje muy especial: "Hemos tenido que anular nuestro viaje de Semana Santa a Euskadi para presentar a nuestro hijo de cuatro meses y no sabemos si podremos ir en verano".

En la actualidad el presidente de la BEE es Josu Aguirre Amantegui, un ingeniero nacido en Bélgica, pero de padres que eran de Mañaria y Las Arenas. Él no esperaba un golpe tan duro, pero se congratula de que, a día de hoy, la pandemia no haya afectado a ninguno de los socios o simpatizantes de su centro vasco.

La Euskal Etxea está en el centro de Bruselas, pero ahora se encuentra cerrada. Eso sí, mantienen activas las clases de euskera a través de Internet: "Como dice la canción: Euskara galdutzeko, ez dago beldurrik, munduan ez ta sortu, hortako indarri".

El lado positivo es que en Bélgica ya han empezado a abrirse algunas tiendas y a reactivarse actividades, pero Josu cree que la sociedad belga tardará en volver a la normalidad y a recuperarse totalmente: "Mucho más de lo que la gente supone". "Cada vez pienso más, que la estrategia global se tiene que hacer a nivel europeo, pero que las disposiciones para aplicar esta estrategia tienen que tomarse a nivel muy local. Por ejemplo, las disposiciones de Bruselas capital no pueden ser las mismas que en la costa", sentencia el ingeniero vasco.

Fundación. La fundó Jean-Louis Seillier-El Busto en 2010, pero es la tercera euskal etxea que abre en Bruselas. Las dos anteriores cerraron por temas políticos.

Localización. Está situada en el centro de Bruselas.

Instalaciones. La euskal etxea dispone de bar, cocina, sala de conciertos y aulas para clases de euskera.

320

La euskal etxea de Bruselas cuenta con algo más de sesenta socios, pero tiene contacto directo con más de 320 simpatizantes, de los cuales, un 60% tienen orígenes vascos.

"A la sociedad y a la economía belga les va a costar recuperarse de esta crisis"

Presidente de la Bruselako Euskal Etxea