La movilidad se dirige poco a poco hacia la normalidad. Con la entrada ayer en la Fase 1 de la desescalada, la apertura de pequeños comercios y de terrazas en la hostelería se concretó un aumento de los viajes en Euskadi que, según fuentes del Gobierno vasco, se elevó hasta las 18.00 horas, a una media de un 35% en los transportes públicos de Euskadi con respecto al pasado lunes, jornada que también registró un crecimiento importante de usuarios.

La novedad ayer en las medidas de contención del virus auspiciadas desde Lakua fue la toma de temperatura instantánea a los viajeros que lo desearan antes de acceder a los trenes, metro o autobuses. Voluntarios de la DYA, en Bizkaia y Gipuzkoa, y de la Cruz Roja, en Araba, fueron los encargados de activar el nuevo proceso voluntario.

En Bizkaia, dos estaciones del metro estrenaron la nueva iniciativa. En la parada de Otxarkoaga de la línea 3 del metro, "prácticamente todos los usuarios pasaron el control de temperatura corporal que no podía superar los 37,3 grados", explicó el presidente de la DYA en el territorio, Fernando Izagirre. Hasta cerca de las 12.00 horas el balance de la medida fue lo más positivo posible ya que ninguno de los cientos de viajeros a los que se registró su calor desde la 7.00 horas superó la medida permitida. La joven Andrea Rodríguez fue la encargada, hasta las 15.00 horas, de orientar a los usuarios del metro hacia la canceladora de billetes donde estaba su compañero José Alberto Arqueta con el aparato. "La gente se ha portado muy bien", comentó la joven en un receso de la actividad. Lo confirmó José Alberto con el termómetro en la mano mientras veía llegar al final del pasillo a un nuevo viajero.

La dinámica era sencilla. El usuario, antes de pasar su Barik por la canceladora, se para ante las compuertas cerradas y desde el otro lado, y a la distancia obligada de dos metros, el voluntario orienta el aparato hacia el rostro del viajero. En un segundo la que en realidad es una cámara termográfica arroja el resultado de 36,9 grados por lo que puede acceder a los andenes del metro. "Se lo tenían que hacer todo el mundo esto de la temperatura", explicó uno de los viajeros mientras esperaba al convoy del metro que le llevaría a Etxebarri. Eugenia, otra asidua de la línea 3, comenta tras su mascarilla que "es mejor tenernos controlados, sobre todo a los mayores".

Ambos viajeros bajaron a tomar el metro porque no tenían fiebre, pero aunque hubieran dado positivo también podían haber usado el transporte, ya que su acceso no puede ser prohibido por los voluntarios de la DYA. Carecen de capacidad legal para ello. Izagirre explicó que "en caso de superar los 37,3 grados se les tomaría una segunda medición para confirmar, se le informaría de su situación y se le recomendaría no entrar al metro. Es lo que podemos hacer". Consideró que "estas mediciones no son la panacea, pero sí sirven dentro del conjunto de medidas tomadas para evitar al máximo la infección en transportes".

Los dos cámaras térmicas portátiles con las que trabaja en Bizkaia han sido adquiridas por la propia DYA a un precio de 3.600 euros. De la marca Hikvisión son capaces de tomar la temperatura a sesenta personas por minuto con total fiabilidad "y a una distancia de entre 1,5 y 2,5 metros que es una de las características necesarias ahora mismo", apuntó Izagirre. Esta circunstancia, con el hecho de ser rápidas en la medición, además del anonimato de las personas testadas son las claves para optar por este dispositivo.

La detección de viajeros con fiebre proseguirá a lo largo de todo el próximo mes en diferentes puntos de la red de transportes públicos de Euskadi que irán designando las autoridades responsables. Para hoy está prevista su ubicación en la estación de Casco Viejo-Zazpi Kaleak del metro. "Ahí seguro que tendremos más meneo", predecía Andrea, debido a que este punto es el único que aglutina a las tres líneas del metro.

Otra de las estaciones con más usuarios es la de San Mamés donde confluyen viajeros del metro, Renfe, tranvía y la nueva Termibus. Ayer los viajeros comprobaron las nuevas indicaciones de circulación plasmadas con diferentes colores en el suelo para orientar los tráficos peatonales y facilitar las medidas sociales de distanciamiento. Esta zona fue uno de los puntos donde los voluntarios del colectivo Bizkaia Gara repartieron a los usuarios las mascarillas necesarias para tomar cualquiera transporte público.

La vuelta de la OTA libera plazas en Bilbao. El regreso a la capital vizcaina del control de aparcamiento implicó que ayer se liberaran muchas plazas de estacionamiento reguladas que hasta el sábado permanecían ocupadas. A falta del balance de este primer día, el servicio se desarrolló ayer sin problemas según indicaron fuentes municipales de movilidad. Lo mismo ocurrió con las bicicletas municipales cuyo uso estaba restringido a actividades esenciales y no se circuló con ellas de forma masiva.