¿El liderazgo en la lucha frente al covid-19 pasará tras el punto álgido a la atención primaria?

—Desde el principio ha recaído en la Atención Primaria. El foco y discurso mediático no ha estado en los ambulatorios; todo se ha centrado en las UCI, los respiradores… Pero la atención primaria ha estado en primera y última línea, porque ha diagnosticado, seguido y controlado un porcentaje altísimo de pacientes.

Un liderazgo oculto.

—Hay quien habla del 85 al 90% de los casos de coronavirusa. Hemos estado ahí desde el principio. Además, cada vez vamos a tener más trascendencia, tanto en el seguimiento de los infectados como en el control de las personas que han pasado la enfermedad, su situación emocional...

Además, no todo es coronavirus.

—La atención primaria se ha centrado desde el inicio de la pandemia mucho más en el coronavirus, pero ha seguido teniendo que manejar patologías crónicas que lo precisaban o dolencias agudas que han seguido apareciendo, que no se han esfumado por el hecho de estar el coronavirus ahí. Habrá que ir retornando a que en nuestra agenda vuelvan a tener un lugar, como en meses anteriores. Habrá que compaginar las dos cosas.

¿Están preparados con medios humanos y tecnológicos para esta epidemia sobrevenida?

—Antes de la llegada del coronavirus, la atención primaria ya reivindicaba la necesidad de disponer de mayores recursos, de una reorganización y de una mayor atención para hacer su trabajo con mejor calidad y no dejar de hacer cosas que son esenciales.

En esta pandemia los servicios de atención primaria han demostrado su capacidad de adaptación.

—Es una de las riquezas que tiene. Pero si queremos asumir más cargas, como los estudios de seroprevalencia del Ministerio o el departamento de Salud, las dotaciones a los centros son esenciales. Porque el sitio idóneo para el control de estos temas es la atención primaria. Más importante que la dotación económica, cuando hablo de recursos, son recursos humanos. La clave es la gestión, la autonomía de los centros que nos permita adaptarnos mejor.

¿En la última fase de control de la pandemia serán clave?

—Sí, por el seguimiento que estamos haciendo. Ahora toca una fase en la que, además de hacer otras cosas, de manejar todo lo que no es coronavirus, hay que darle todo el peso que merece. Tendremos que tener el rabillo del ojo puesto para detectar casos lo más pronto posible, dar la voz de alarma si vienen próximas olas. Por ahí será importante. Y una de las cosas que vamos aprendiendo es que la forma fundamental de combatir una pandemia como esta es que, más allá de mascarillas o guantes, el estudio de casos y contactos que dictemos lo tendremos que hacer lo antes posible para estudiar a sus contactos,. de forma que se aíslen lo máximo posible esos casos.

Personas mayores, gripe que vendrá, pluripatologías y el covid-19. ¿Cuál es la demanda de la atención primaria vasca?

—Tendremos que hacer una vuelta a la normalidad de forma progresiva. Los profesionales tendremos que dar cita a los pacientes aprovechando el conocimiento que tenemos de ellos. Será una acción mutua gracias a una característica de la atención primaria que es la cercanía a los usuarios del sistema. Una forma de seguir una prioridad según las necesidades de la población.

Hacia la nueva normalidad.

—Un lema que se ha impuesto; tendremos que plantearnos a qué normalidad queremos volver. Quizás la situación en la que vivía la atención primaria antes tampoco era la más normal, la de vivir continuamente al borde del colapso. Este parón obligado tendría que hacernos reflexionar sobre la forma de trabajar que nos ha venido obligada. Se puede aprovechar para repensar y no volver a inercias anteriores que no eran positivas. Hay que cambiar la organización de la atención primaria, dándole el papel protagonista que tiene, pero que no se le da a la hora de plantear presupuestos, recursos y demás.

¿Por qué durante años se recortado en atención primaria en favor del ‘hospitalcentrismo’?

—Poner el foco en los hospitales durante la pandemia tampoco ha contribuido a poner en valor el papel de la atención primaria. Al tomar decisiones se hacen desde el hospitalcentrismo Es cierto que hubo recortes a todos los niveles, pero mucho más en atención primaria. Y cuando se reflotó la situación, esta fue la menos favorecida.

Piden más recursos humanos.

—No necesitamos grandes recursos tecnológicos porque nos basamos en el conocimiento, en la atención personalizada por los años de contacto con los pacientes. Manejamos muy bien las exploraciones y hemos dado la talla en este tiempo de incertidumbre. Nuestros recursos clave son los humanos. La apuesta tiene que ir por ahí, por plantear de una forma diferente todo lo que es la atención sanitaria. Hablaría incluso de los cuidados, hay que incluir los sociosanitarios, porque parece que solo nos acordamos de ellos cuando crujen.

De ninguneados a héroes, ¿y después?

—No somos héroes, somos profesionales a los que nos gusta nuestro trabajo. Hay un alto nivel de vocación en la mayoría de los médicos. No se trata de heroicidad. Agradecemos los aplausos e incluso cuando llamamos a los pacientes, la respuesta es recíproca. Hay una preocupación mutua. Ese cariño y aprecio los sentimos, pero estaría bien que todas esas cosas se mantuvieran. Cuando esto acabe y podamos salir a la calle, que todos esos aplausos de las 8.00 se conviertan en una posición firme de defensa de la atención pública.

Porque vendrán más pandemias.

—Todo esto que ahora se aplaude y se pone en valor tiene que estar presente. No hay que olvidar que vendrán nuevas pandemias y que, entre ellas, está el día a día, que también es fundamental o incluso más.

¿Se acordarán los políticos?

—Vivimos en la sociedad de la inmediatez. Una cosa es la enseñanza de los políticos, pero la ciudadanía tiene también sus herramientas para recordarles los intereses de los profesionales que les cuidan y hacerles ver que en la atención primaria vivimos al borde del colapso desde hace bastante tiempo.

“Poner el foco en los hospitales durante la pandemia no ha contribuido a poner en valor el papel de la atención primaria”

“Cuando pasen los aplausos no se tendría que olvidar que la atención primaria vive al borde del colapso desde hace muchos años”