En Euskadi hay censados más de 50.000 musulmanes, aunque hay estudios que hablan de 75.000. Tras el primer día de este extraño ramadán, Aziz Messaoudi, dirigente de la Federación Islámica vasca, propone que si no se puede salir de casa para ira la mezquita, que la mezquita vaya hasta casa. "La iniciativa que hemos tomado las familias es montar una minimezquita en un rincón de la casa, en una habitación y ahí rezar con los familiares".

Los musulmanes vascos también echan mano de la tecnología para paliar en parte las limitaciones del confinamiento y crean sus mezquitas virtuales. En el Facebook, 'Islam Euskadi' se anima a los musulmanes a reuniones virtuales para rezar. "Tenemos reuniones diarias a través de la plataforma y estamos conectados como antes. Nos podemos ver y escuchar como lo hacíamos antes en la mezquita".

INICIATIVA CANCELADA

Pero el ramadán no es solo comer a partir de que se ponga en sol, es un mes de comunidad y solidaridad entre los musulmanes. "Otra de las iniciativas de la comunidad musulmana de Euskadi es llevar comida a los sintecho y a las personas con más necesidades", señala.

Para Messaoudi, es el confinamiento, casi más que la imposibilidad de rezar en las mezquitas, lo que está afectando a la parte social que este mes conlleva para los musulmanes. "Este mes es para nosotros un mes de integración y de inclusión social. Vamos a echar mucho de menos algo que hacíamos los años anteriores, que era tratar de que nuestros vecinos vivan con nosotros este mes especial. Hacíamos comida juntos, invitábamos a los vecinos a vernos en la calle, pero este año no lo podemos hacer".

PÉRDIDAS ECONÓMICAS

La comunidad musulmana de todo el mundo atraviesa la misma situación que los vascos, o incluso peor. "En ninguna parte del mundo los musulmanes lo están viviendo de una manera más relajada". Messaoudi apunta también al desastre económico que supone para el mundo musulmán un ramadán en confinamiento. "A parte de juntarse y rezar, es un mes muy importante a nivel económico. Se dice que la Semana Santa da de comer a mucha gente que no puede subsistir el resto del año sin los ingresos de esa semana, pues este mes a muchos musulmanes les va a arruinar el año entero".

No obstante, Messaoudi ve también la parte positiva a todo esto. "La parte positiva es que podemos estar más con nuestra familia, con nuestros hijos y hacer cosas que en otras circunstancias no podríamos hacer".

DESESCALADA, CUANDO ACABE EL RAMADÁN

El ramadán comienza con el tímido inicio de la desescalada, pero los musulmanes vascos no quieren vivir al ritmo de decreto del día. Ellos, pase lo que pase, ya han tomado su decisión. " Nosotros, si queremos, podemos ir a las mezquitas. No hay ninguna norma que nos impida abrir las mezquitas mientras cumplamos el distanciamiento y la desinfección. Pero hemos tomado la decisión de cerrarlas como medida preventiva. No queremos ni siquiera abrir el debate con la gente. Y es que cuando estás en una mezquita es muy difícil controlarlo todo, así que hemos cerrado para evitar cualquier problema. Vamos a esperar a que pase ramadán, y después ya tendremos tiempo para hablar de desescaladas".