La propuesta lanzada ayer por el lehendakari Urkullu y secundada por la Cámara vasca ha sido recibida por el Gobierno español, juez y parte en la evolución legal de la pandemia. Así lo reconoció el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, el doctor Fernando Simón, quien anunció que también se estudia la posibilidad de prolongar el confinamiento para las personas de edad avanzada hasta verano. Ambos aspectos -y otros más- serán analizados en la próxima reunión telemática que se celebre entre las distintas administraciones a fin de diseñar un plan de transición para el momento en que finalice el actual estado de alarma, en principio este día 26.

Antes de ese momento, Euskadi ha querido trasladar su opinión a La Moncloa, que incluiría la reapertura progresiva y con estrictas medidas de seguridad de actividades comerciales y negocios. Así lo aprobó ayer el Parlamento Vasco, que secundó además la propuesta de “descompresión social” esbozada por el lehendakari. Y es que, tal y como coinciden los expertos en psicología, la curva de las emociones también importa en esta crisis del coronavirus; sobre todo, en el caso de los más pequeños. La idea defendida en Euskadi y que será comunicada al presidente español Pedro Sánchez por boca del lehendakari, apunta a que esa transición se haga “con carácter prioritario” y con las debidas y lógicas garantías de salud pública.

El propio Urkullu confirmó que la primera acción -“y más importante”, subrayó el lehendakari- que reclamará a Pedro Sánchez tiene que ver con posibilitar salidas a la calle para menores, así como para colectivos con necesidades especiales. Siempre en condiciones limitadas de tiempo, en determinadas franjas horarias, con distanciamiento físico y nada de ir en grupo. “Se está permitiendo, por ejemplo, la salida de niñas y niños autistas acompañados por una persona adulta. Se plantea la posibilidad de ampliar esta vía cuando se entre en la siguiente fase”, resumía Urkullu. Porque el confinamiento es un auténtico reto para los más pequeños y sus familias y, además, un factor que está afectando a su salud. De ahí la urgencia que exige Lakua para que el Gobierno español actúe en esa dirección, aunque para ello será necesario tener constancia y justificación real de la evolución en positivo del covid-19, principalmente en la tasa de nuevos positivos y de los posibles focos de contagio. Y es que, tal y como han advertido desde el comienzo de esta pandemia los epidemiólogos, la relevancia de los niños en la transmisión de la enfermedad es clara.

En cualquier caso, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, indicó ayer que los planteamientos de la Administración vasca (y de otras) sobre las medidas que deberían ser adoptadas en esa próxima fase de desescalada, como la relativa a la de permitir salir a los niños a la calle, será debidamente analizada. De entrada, Euskadi suma otras cuatro propuestas más y una hoja de ruta que incluiría el uso generalizado de mascarillas durante un tiempo. “Esto significa que haremos todo cuanto esté en nuestra mano para incrementar la adquisición de mascarillas por todas las vías posibles. Hemos reforzado la colaboración público-privada para impulsar la producción local y estamos trabajando con una decena de empresas en la confección de mascarillas”, anunció el lehendakari.

La estrategia de descompresión vasca incluye también la apertura limitada y escalonada de comercios y pequeños negocios “con estrictas medidas de seguridad” y de distanciamiento físico. Otra de esas propuestas trasladadas al gabinete de Sánchez tiene que ver con la autorización de la realización de actividad física de manera individual, “en condiciones de limitación de tiempo y prohibiendo de manera estricta la agrupación de personas”. Una más: “Establecer un protocolo específico para el ámbito de la Educación, una vez contrastado con la comunidad educativa”. De hecho, según anunció el lehendakari, ya se está trabajando en un plan de transición que regule criterios de evaluación, herramientas para el profesorado y escenarios de vuelta a las aulas, por grupos de edad y de forma escalonada.

Esta hoja de ruta -que será compartida con diputaciones y Eudel, además de con el Gobierno español- se sustenta sobre seis indicaciones firmadas por la OMS que se deben cumplir para ese proceso de vuelta a la normalidad. El propio Urkullu presentó esa media docena de criterios: reducción de contagios sostenida a lo largo de 14 días, el sistema sanitario debe ser capaz de detectar y aislar todos los casos, minimizar el riesgo de nuevos brotes “en lugares altamente vulnerables”, las consabidas medidas preventivas en los centros de trabajo, la detección y gestión con rapidez de los casos importados y “el compromiso social”, subrayó el lehendakari.

La jornada de ayer también dejó otros acuerdos más del Parlamento Vasco relacionados con la pandemia. En uno de ello se insta al Gobierno vasco a definir una hoja de ruta para profundizar en la estrategia de realización de PCR y/o test a la mayoría de la ciudadanía “con el objetivo de evitar la expansión del virus y tomar medidas preventivas basándose en criterios de expertos y protocolos”. Asimismo, la Cámara Vasca se mostró favorable a una moratoria fiscal general a los autónomos y establecimientos comerciales, hosteleros y turísticos afectados por esta crisis sanitaria.

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El Plan, dijo el lehendakari, “se asentará en la recuperación progresiva de los hábitos que nos acerquen poco a poco a la normalidad, y deberá respetar tres condiciones”: restricción de cualquier tipo de agrupación de personas sin distanciamiento físico de dos metros; el uso de mascarillas en situaciones de proximidad física entre personas; y el mantenimiento de las medidas de higiene personal y de limpieza de espacios compartidos.

Estas tres condiciones se deberán sostener durante el tiempo necesario para garantizar que la pandemia ha sido completamente superada. “Deberemos acostumbrarnos a ser responsables y constantes en su mantenimiento”.

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