- En cuanto el metro se detiene y se queda prácticamente sola en el vagón, Iratxe Ortiz aprovecha para quitarse unos minutos la mascarilla. Se la pone en cuanto la interlocutora se acerca a ella. Médica de profesión, está acostumbrada a llevar protección, pero de las que llevan filtros incorporados, durante toda su jornada laboral. La que llevaba ayer, sanitaria, se la habían dado en la estación de Sarriko, donde cogió el metro. "Me parece perfecto que las hayan empezado a repartir. Considero que lo tenían que haber hecho desde el principio, pero entiendo que no ha podido ser por el desabastecimiento. No son suficientes para evitar el contagio por sí mismas, pero parece que tendremos que acostumbrarnos a llevarlas siempre, al menos en lugares con mucha gente, como los medios de transporte", reflexionó.

La DYA y las agrupaciones locales de Protección Civil comenzaron, a primera hora de ayer, el reparto en Bizkaia de 258.000 mascarillas, coincidiendo con la reanudación de las actividades no esenciales, en las principales estaciones y paradas de transporte público. Solo durante ese periodo, calculó el presidente de la asociación de ayuda en carretera, Fernando Izaguirre, entregaron unas 30.000 en un reparto que volvió a repetirse por la tarde.

Mari Carmen Módenes se reincorporaba al trabajo tras dos semanas en casa por la paralización de las actividades no esenciales el pasado 30 de marzo. A primera hora de la mañana, viajaba sola en su asiento del metro que le llevaba de Santur-tzi, donde vive, a su oficina en Bilbao. No tenía a nadie sentado al lado, ni en la fila de enfrente. Solo al otro lado del pasillo había un viajero y dos más en los asientos de atrás. Aunque el vagón no iba ni mucho menos vacío, había espacio más que suficiente para mantener las distancias de seguridad. Sorprendía el silencio que reinaba en el convoy. Absortos mirando por las ventanas, nadie cruzaba una palabra. Prácticamente todos llevaban puestas mascarillas, la mayoría quirúrgicas, otras con filtro, y algunos viajeros también guantes. "Deberían haber aguantado un poco más con el cierre de la actividad", opinaba la vecina de Santurtzi sobre la vuelta al trabajo. Le habían dado la mascarilla que llevaba puesta en la estación de Kabiezes. "Creo que es una buena forma de intentar frenar los contagios, junto a mantener la distancia, lavarse bien las manos...", opinaba. "Eso sí, agobia mucho", se le vislumbraba una sonrisa. "Ahora entiendo a los enfermeros y a los médicos que las tienen que llevar tantas horas...".

Ana Conde conoce bien esa sensación. Viajaba de pie, sin mascarilla ni guantes. "Me la pongo cuando llego al trabajo. Allí no me la quito en todo el turno. Tantas horas puesta llega a agobiar, así que cuando salgo a la calle aprovecho para respirar un poco", explicaba. Eso sí, "mantengo las distancias y no toco nada". Recomendaba un truco para evitar la tentación de poner las manos en cualquier superficie; cruzar los dedos de una mano con los de la otra. Es auxiliar en el hospital de Cruces y ayer le tocaba turno de mañana. "Según la gravedad, nos ponemos unas u otras; de estas quirúrgicas o de las que tienen filtro, FFP2 o FFP3, cuando tratas con pacientes que tienen coronavirus". El reparto de mascarillas le parece una idea "estupenda", aunque a ella no le ofrecieron ninguna en la estación de Sestao. "Esperaba que me dieran una, pero la verdad es que no he visto a nadie", reconocía. Lo que no le termina de convencer es que hayan vuelto al trabajo un gran número de actividades. "Me parece muy pronto. Si hay más gente que va a trabajar, vamos a pasar mucho tiempo juntos. Ayer mismo, cuando salimos el turno de mañana, a las 3.00 de la tarde, como el metro solo pasaba cada veinte o 25 minutos, íbamos muchísima gente en el vagón. Deberían tenerlo en cuenta y poner más frecuencias", relató.

En la estación de Portugalete, Ixone Andreu repartía mascarillas justo antes de pasar las canceladoras. Allí estuvo desde las 6.00 hasta las 9.00 horas. "Pensaba que iba a ser más caótico, pero la verdad es que la gente está muy tranquila, están siendo todos muy respetuosos", explicaba mientras entregaba una protección a la mujer que se le acercaba. La parte azul, hacia afuera; la zona de ajuste en la nariz, y tocar solo las gomas para retirarlas. "Hay gente que ya viene con su mascarilla de casa, pero la mayoría no trae. Algunos preguntan cómo se pone y si ves a alguien ponérsela mal, le avisas, pero por lo general la gente sabe cómo se hace".

Iratxe Ortiz admitía su temor a que la vuelta a la actividad provoque un rebrote de casos. "Entiendo que se quiera salvar la economía, pero fijándose solo en un tema de salud, me parece un tanto prematuro y arriesgado. La situación ha mejorado, pero puede haber otro brote. Se tendría que haber aguantado un poco más", argumentaba desde su condición de médica. Considera adecuado el reparto de mascarillas, aunque advertía de que, por sí mismas, no son suficientes. "Evitan que si tú estás enfermo contagies a otras personas, pero no que otra persona te contagie a ti", recordó.

Incautación en Bilbao. La Policía Municipal de la capital vizcaina decomisó ayer un total de 8.000 mascarillas quirúrgicas. La incautación se produjo en una lonja situada en Zabala, en la que se almacenaba la mercancía. Según informó el Ayuntamiento de Bilbao, al parecer las mascarillas estaban siendo vendidas a través de internet de forma irregular, aprovechando el desabastecimiento existente de estos productos a nivel mundial. En la actuación, el titular también fue identificado.

A bordo del autobús. El reparto de mascarillas se realizó de una forma "tranquila, sin aglomeraciones", según explicó el presidente de la DYA, Fernando Izaguirre. Eso no resta para que, en algunos puntos, como las estaciones del metro de Moyúa, Abando o Santutxu, las más concurridas, se agotaran y hubiera que reponerlas. "En un barrio alto de Bilbao hemos repartido 300 en media hora", relataba a mediodía. Además de las estaciones de metro y tren, los voluntarios se subieron a los autobuses de un "porcentaje importante" de líneas de Bizkaibus para darlas de forma voluntaria a los usuarios, mientras que en Bilbobus optaron por hacerlo en las paradas.

Voluntarios

El reparto corrió ayer a cargo de alrededor de 250 voluntarios solo de la DYA, a los que hay que sumar los de Protección Civil, que consiguieron movilizar en un tiempo récord y más de 300 llamadas. "Algunas personas que se habían apuntado como voluntarios estos días han tenido que acudir a trabajar. Ha sido un esfuerzo importante", destacó Izaguirre. No solo su entrega en mano, también la coordinación, la distribución de materiales...

Por zonas

La DYA realizó el reparto en Bilbao, Getxo, Leioa, Santurtzi, Portugalete, Galdakao, Durango, Ermua y Gernika. En el resto, las agrupaciones locales de Protección Civil.

Madrugada

Aunque el comienzo del reparto fue escalonado, en algunas zonas comenzó de madrugada. Los voluntarios se pusieron en marcha a las 4.30 horas, para llegar a los primeros servicios de las líneas de Bizkaibus.