La situación le genera incertidumbre al chef del Yandiola, Ricardo Pérez, pero sin embargo, intenta ser optimista y pensar en cómo habrá que seguir adelante una vez que todo acabe. “Estoy intentando pensar en el negocio, en cómo podemos reinventarnos para seguir manteniéndonos en pie y activos”, confiesa. Es consciente de que los próximos meses habrá que trabajar mucho y duro.

Debemos coger fuerzas.

—Para la que nos espera, ¿no?

Para empujar el mundo me dijo el otro día otra entrevistada.

—Bonito. Nos va hacer falta, seguro.

¿Lo está haciendo?

—A mí dentro de la que nos ha caído, el relax me viene bien para pensar y recapacitar.

¿En el futuro?

—Sí, en todo. Todavía a veces ni me lo creo. Es como una película surrealista.

La realidad supera a la ficción.

—Esto no sucede ni en el peor de los sueños.

La hostelería, el comercio cerrado...

—Así es. El golpe ha sido muy gordo y no es solo una cosas que nos afecte a nosotros, sino que todo el mundo está afectado por este virus.

Está preocupado.

—Claro porque al final este año no va haber nada, ni turismo, ni congresos ni nada.

Veo que lo de desconectar lo lleva a medias.

—Bueno, hay una parte personal que sí, que aprovecho para estar con la familia. Son como las vacaciones superdeseadas que nunca llegan. Habitualmente, por el trabajo lo puedo hacer poco, pero hay otra parte que no paro de darle vueltas a un montón de cosas. La parte laboral me preocupa.

Tiene que exprimir la parte personal.

—Sí, sí. Eso hago.

¿Se ha marcado rutinas?

—Intento que el día a día sea como un día cualquiera de trabajo.

¿Madruga?

—Me levanto a las 8.00 de la mañana, desayuno y me pongo a trabajar. Antes del confinamiento ya habíamos percibido que las formas de consumo estaban cambiando. Se demandaba otro concepto de cocina diferente...

O sea, que ahora se ha metido de lleno en ello.

—Sí, estoy replanteándome si las fórmulas utilizadas hasta ahora en el restaurante van a seguir siendo efectivas o va a haber que darles una vuelta.

Lo que hace falta es parar y...

—... pensar, pero no henos tenido tiempo. El coronavirus está ayudando a eso.

¿Hace ejercicio?

—No, antes tampoco lo hacía.

¿Teme que mucha gente se quede en el camino?

—Creo que sí.

¿Lo que más echa de menos?

—El compartir con la gente, con los amigos, con la familia...

¿Cocina en casa?

—Claro que sí, eso no lo dejo.

¿Aplaude fuerte?

—Mucho y muy fuerte. En mi casa no faltan a las ocho de la tarde los aplausos para quienes estáis trabajando. Además, estoy conociendo a nuevos vecinos.

Mire qué bien.

—Las cosas que vamos a descubrir en esta mala pesadilla.

“Todos los días me marco rutinas: me levanto a las 8.00 de la mañana, desayuno y me pongo a trabajar”

“Echo de menos salir, compartir y disfrutar de momentos con la gente, los amigos, la familia...”