Bilbao - "Estaba en mi despacho cuando empecé a escuchar ruidos, pero pensaba que era gente montando alboroto como lo hace cada día. No le di más importancia", recuerda Leire, investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación. Esa era la tónica habitual con la que tenía que lidiar cada día, hasta que el pasado día 2, fecha en la que el personal de las subcontratas de la limpieza de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y del Departamento de Educación, inició una huelga de cinco semanas. Desde entonces, residuos de todo tipo se acumulan en las zonas comunes de las diferentes facultades del campus de Bizkaia, llegando a ser, en opinión de muchos, perjudicial para la salud.

El 27 de febrero comenzaron las movilizaciones, convocadas por ELA, CC.OO., LAB y ESK, para reclamar la equiparación salarial respecto a las trabajadoras de limpieza contratadas por el Gobierno vasco. "Las empresas han dejado de acudir a la mesa y la Administración Pública Vasca mira hacia otro lado. No reclamamos más que la equiparación salarial", expuso el colectivo en su primer comunicado, en el que denunciaba las cargas de trabajo a las que tenían que hacer frente en "jornada parcial".

Ayer, a las 8.00 horas, los piquetes se instalaron en la rotonda del campus de Leioa y tres horas después comenzaron una nueva manifestación que, sin incidentes, concluyó en el rectorado.

Bajo el lema Igual trabajo, igual salario, las reivindicaciones y apoyos al personal de limpieza van más allá. A su lucha se unieron los estudiantes que, para visibilizar su descontento, llevan ocho días saboteando papeleras, vertiendo aceite y otros líquidos, vaciando extintores y tirando todo tipo de residuos orgánicos al suelo por las universidades, lo que ha llevado a algunos de los trabajadores de la Facultad de Ciencias a concluir que "tiran la basura de su propia casa".

"Ir a la universidad es peligroso" "El otro día vi cómo tiraban grandes bolsas llenas de porquería. Llenaban el suelo de líquido y lo hacen intencionadamente", relató Teresa, quien entiende la protesta pero cree que a los sindicatos se les está yendo de las manos. "Ir a la universidad es hasta peligroso. Yo he escuchado que una profesora se ha caído por las escaleras", contó Leire.

Baños atascados, malos olores... Esto es lo que se encuentran muchos de los trabajadores de la UPV/EHU. "No es normal que tenga que salir de mi despacho y me encuentre con la manilla llena de harina y la puerta, con jabón. Y tampoco que no abran los baños porque saben que los van a volver a atascar y tengamos que esperar colas o buscar por todas las plantas cuál está en buenas condiciones", continuó la investigadora universitaria.

La UPV/EHU ya denunció el pasado día 3 que estos hechos "solo están dificultando todas las vertientes del trabajo universitario, produciéndose, en momentos puntuales, riesgos para la salud".