Donostia - Un estudio concluye que la iniciativa Euskaraldia “impulsó grandes cambios” en los hábitos lingüísticos de las personas participantes durante los 11 días que se prolongó el ejercicio, lo que supone que en ese periodo el uso del euskera subió un 20,1%. Además, tres meses después, los citados cambios se mantenían “en una proporción significativa” (5,6%).

Esta es una de las principales conclusiones del estudio Euskaraldia I. Emaitzen azterketa, que fue presentado ayer en una rueda de prensa en Donostia con la presencia del consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria; la directora de Igualdad Lingüística de Gipuzkoa, Garbiñe Mendizabal; la presidenta de Euskaltzaleen Topagunea, Elena Laka; el director de la investigación, Pello Jauregi, y Uxoa Anduaga, investigadora de Soziolinguistika Klusterra.

En el desarrollo de la investigación han colaborado Gobierno vasco, Gobierno de Nafarroa, Oficina Pública de La Lengua Vasca y Diputación Foral de Gipuzkoa, junto con Soziolinguistika Klusterra y Euskaltzaleen Topagunea. Zupiria, en su intervención, destacó que la investigación es “una radiografía de la incidencia práctica de la primera edición de Euskaraldia”. “Desde el mismo comienzo dijimos que Euskaraldia no era un simple juego, se trata de una iniciativa masiva e innovadora que desea incidir en los hábitos lingüísticos”, añadió.

Mendizabal, por su parte, indicó que el euskera necesita “iniciativas valientes” y se mostró convencida de que si se quiere “reforzar el uso del euskera, necesitamos iniciativas innovadoras, valientes e inspiradas en el auzolan”. En la misma línea, Laka resaltó que “Euskaraldia ha sido un primer paso en el cambio de los hábitos lingüísticos y ahora debemos profundizar en las figuras de ahobizi y belarriprest, expandir el ejercicio a otros ámbitos”.

Según explicaron, se ha realizado un “estudio longitudinal” que ha evaluado los hábitos lingüísticos de la ciudadanía en tres momentos distintos de la iniciativa. Las mediciones se han realizado mediante tres cuestionarios enviados por correo electrónico y solo se han tenido en cuenta los resultados de las personas que han completado los tres cuestionarios (18.383 personas).

Si se compara la muestra con la población inscrita en Euskaraldia se observa que “es algo más femenina, que la presencia de personas que escogieron el rol ahobizi es mayor y que la distribución por edades y territorios es bastante similar”.

La socióloga Uxoa Anduaga destacó que “el cambio mayor se dio entre quienes tienen menos competencia para hablar en euskera; se trata de un cambio mayor que el detectado entre quienes tenían mayor competencia y hábito en euskera al comienzo de Euskaraldia o entre quienes viven en zonas muy euskaldunes”. El estudio señala que los participantes en Euskaraldia “cumplieron en gran medida con lo que se les pedía” y “aunque hay margen de mejora, la mayoría de las personas participantes intentaron realmente cumplir los compromisos asumidos”. De este modo, las personas ahobizi presentaban “un gran nivel de cumplimiento en lo que se refiere a hablar en euskera con todos aquellos que lo entienden, así como a establecer el primer contacto en euskera con personas desconocidas”.

Cambio de comportamientos En el caso de las personas belarriprest, por su parte, les resultó más complicado pedir a las personas euskaldunes que hablasen en euskera, ya que la mayoría lo consideraban “un comportamiento forzado”. En general, los comportamientos lingüísticos de las personas participantes se modificaron “notablemente” mientras duró Euskaraldia. En comparación con la evolución lingüística general, se detectaron “mayores cambios en las personas que tenían menor competencia lingüística en euskera, en aquellas personas que menos costumbre tenían de hablar en euskera, y en aquellas que vivían en zonas sociolingüísticas menos euskaldunes”.

El estudio apunta que se aprecia que Euskaraldia puso en marcha “dos mecanismos profundos a la hora de impulsar el uso del euskera”. Por una parte, gracias al distintivo identificativo, “mucha gente (sobre todo los ahobizi) sintieron un gran respaldo para, en general, hablar en euskera con todo aquel que lo entienda, especialmente a la hora de dirigirse a otras personas que llevaban puesto el distintivo”. Por otra parte, “el uso del euskera de unos despertó la necesidad de responder en euskera de otros”.

Euskaraldia, además, ha ofrecido una perspectiva “más realista” de las prácticas lingüísticas a muchas personas participantes, las cuales tenían bastante “idealizado” su hábito lingüístico y “se dieron cuenta de que usan el euskera menos de lo que creían”. Las mayores dificultades se detectaron en varios ámbitos ya que “no se extendió demasiado la actitud de hablar en euskera con aquellas personas que tienen limitaciones para entenderlo y usarlo, y aún existe una laguna importante para que los hablantes se expresen en euskera con tranquilidad en situaciones comunicativas en las que deban adaptar su manera de hablar hacia registros más fáciles o más comprensibles”. - E. Press