BILBAO. Según ha informado Ekologistak Martxan, en un año de abundantes lluvias, el cambio climático y el repunte en la quema de combustibles fósiles mantienen un "problema que afecta a la salud de la ciudadanía, pero también a los cultivos, bosques y espacios naturales".

El informe elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos recogidos en casi 800 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el Estado español, entre ellas 55 situadas en Euskadi.

En lo que respecta al Euskadi, entre sus principales conclusiones, destaca que en 2018 se ha producido una reducción general de los niveles de contaminación de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2) y dióxido de azufre (SO2), recuperando aparentemente la tendencia decreciente de estos contaminantes iniciada en 2008 con la crisis económica.

CAPITALES

La contaminación generada desde las ciudades de Bilbao, Donostia y Gasteiz, las autopistas y autovías, y la zona industrial del Bajo Nervión, se extiende por el territorio afectando a zonas más alejadas y rurales en la forma de ozono troposférico.

El informe de Ecologistas en Acción toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación establecido por la Unión Europea.

De acuerdo a esos niveles, el aire contaminado afectó 2018 al 70% de la población y casi la mitad del territorio de Euskadi.

Si se toman los estándares de la normativa, más laxos que las recomendaciones de la OMS, no habría población que respira aire contaminado por encima de los límites legales. No obstante, la estación de tráfico de la ciudad de Bilbao que venía superando el valor límite anual de NO2 quedó en 2018 muy próxima al mismo, por lo que una parte de los 870.000 habitantes del Bajo Nervión "probablemente respiró también durante el año pasado aire contaminado por encima del estándar legal", ha afirmado la organización ecologista.

Las elevadas precipitaciones y la inestabilidad atmosférica han reducido los episodios de contaminación, contribuyendo de manera importante a mejorar la calidad general del aire. El invierno y el otoño han resultado húmedos, lo que ha favorecido la dispersión y deposición de los contaminantes típicamente invernales (NO2 y partículas). En cambio, pese a las fuertes lluvias primaverales, el prolongado calor estival ha mantenido elevadas los niveles de ozono.

AMENAZA PARA LA SALUD

Al margen del dióxido de nitrógeno (NO2), las partículas PM2,5 en el aire todavía afectaron a dos quintas partes de la población del País Vasco, concentrada en el Gran Bilbao, aunque dentro del límite legal. Siguen, por tanto, siendo una "seria amenaza para la salud, a pesar de que el año pasado se recuperó la tendencia a la baja de este contaminante que se inició en 2008, con la crisis económica", ha apuntado.

El ozono troposférico es el contaminante que presenta una mayor extensión y afección a la población, con unos niveles que se mantienen estacionarios o incluso al alza. Esto se debe al incremento de las temperaturas medias y de las situaciones meteorológicas extremas (olas de calor) durante el verano, como resultado del cambio climático. Durante 2018, por el prolongado calor estival, la población y el territorio del Litoral, las Cuencas Interiores y el Valle del Ebro de Euskadi han seguido expuestos a concentraciones de ozono peligrosas para la salud humana y vegetal.

El descenso de la contaminación del aire es consecuencia en primera instancia de la coyuntura meteorológica, caracterizada por una mayor inestabilidad atmosférica, y en menor medida de la reducción de la producción eléctrica en centrales térmicas. No obstante, el cambio de ciclo económico está conllevando el aumento de la quema de combustibles fósiles en el transporte y la industria, recuperando los niveles del año 2012.

A juicio de la organización ecologista, la contaminación del aire "debería abordarse como un problema de primer orden". Cada año se registran hasta 30.000 muertes prematuras en el Estado español por afecciones derivadas de la contaminación del aire, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). "La información a la ciudadanía no es ni adecuada ni ajustada a la gravedad del problema", ha alertado.

DAÑOS EN CULTIVOS

Por otra parte, los costes sanitarios derivados de la contaminación atmosférica representan al menos 50.000 millones de dólares al año, un 3,5% del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.

Los Planes de Mejora de la Calidad del Aire para reducir la contaminación son obligatorios según la legislación vigente. Pero, en el caso del NO2, el Gobierno vasco "aún no ha aprobado el plan en la aglomeración del Bajo Nervión, ni tampoco en el caso del ozono el plan en la zona de las Cuencas Interiores, donde resultan preceptivos. Se trata de una negligencia que está poniendo en peligro la salud de más de un millón de habitantes en ambas zonas", ha denunciado Ekologistak Martxan.

A su parecer, la "única forma" de mejorar la contaminación del aire en las ciudades es disminuir el tráfico motorizado, potenciando el transporte público, la bicicleta y el tránsito peatonal. También cree necesario promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar las centrales térmicas de carbón y penalizar el combustible y los vehículos diésel.