EL lunes 26 de abril, día de mercado, tuvo lugar el primer bombardeo de Gernika, saldado con más de 2.000 víctimas mortales y el 85,22% de los edificios de la villa totalmente destruidos. Tan solo el 1% de las edificaciones e infraestructuras de Gernika permaneció en pie, lo que siguiendo la lógica militar del coronel Wolfram von Richthofen, incluía las fábricas de armas y las vías de comunicación: el puente, todas las vías de acceso a la villa y la línea ferroviaria. Tal como consigna el propio Richthofen en su diario, le confirmaron que Gernika había sido totalmente destruida y que ninguno de los objetivos estratégicos había sido tocado cuando se hallaba estudiando los efectos de los bombardeos aéreos en Durango.

Pero este no fue el único bombardeo que sufrió la villa. De hecho, Gernika fue bombardeada sin tregua entre los días 26 y 29 de abril y, una vez capturada, el municipio y los alrededores fueron ametrallados a diario entre los días 30 de abril y 3 de mayo. Gernika sufriría un total de siete ataques aéreos en ocho días.

Algunos autores defienden aún a día de hoy que el bombardeo de Gernika del lunes 26 de abril no fue un bombardeo de terror y que se trató de un error de cálculo. Según estos autores, el mando rebelde pretendía destruir el puente de Errenteria pero los pilotos erraron el tiro ya que, debido a la gran cantidad de humo causado por las explosiones, no distinguían los objetivos? Independientemente de que sea necesaria una gran falta de vergüenza para expresar algo así, los hechos y la razón apuntan en otra dirección. De hecho, al día siguiente del bombardeo, el martes 27 de abril, el mando rebelde envió de nuevo cazas y aparatos de ataque a tierra Heinkel He70 y Heinkel He51 a bombardear y ametrallar el sector de Gernika pero, a pesar de que ya habían sido informados de que ni el puente ni ningún otro objetivo estratégico habían sido tocados, no ordenaron destruirlos, y los cazas hicieron lo que habían hecho el día anterior: ametrallar a aquellos que procuraban huir en dirección a Sukarrieta y a Mungia, en su inmensa mayoría civiles. Y, aunque no es preciso apuntarlo, el día 27 el humo ya se había disipado.

Más aún, a las 12.00 horas del miércoles 28 de abril, el estado mayor rebelde comunicó que sus fuerzas continuaban avanzando en dirección a Gernika “y que el enemigo antes de abandonar la ciudad ha producido el incendio completo de ella, por lo que interesa se destaque un avión en misión de reconocimiento tratando de precisar los incidentes producidos”. Se ordenó que el Breguet Br.19 No. 10-169 del Grupo 2-G-10 de las Fuerzas Aéreas del Norte sacara fotografías y así se hizo: “A las 12.30 se realiza el reconocimiento fotográfico de Guernica habiendo obtenido cuatro fotografías y encontrado la población totalmente devastada, sin precisar embudos que pudiera denunciar un bombardeo y sí todas las señales que indica que ha sido volada”. Las fotografías fueron entregadas al estado mayor a las 15.30. Eran los tripulantes de dicho aparato el capitán Gómez Martín y el comandante Llop, quien firmó el parte en Gasteiz, convirtiéndose así en una de las primeras personas en negar el bombardeo y en mentir al afirmar que Gernika había sido incendiada. Pero, a pesar de haber recibido las fotografías en las que se observaba perfectamente que ningún objetivo estratégico había sido tocado, la aviación rebelde siguió operando como lo había hecho los días precedentes y, tal como consta en el Diario storico del Grupo 16 de cazas italianos, el 28 de abril dos aparatos de la escuadrilla 25 y doce aparatos de la escuadrilla 26 realizaron “un vuelo de vigilancia por el frente” de Gernika, ametrallando civiles desde el aire. El Libretto di volo del piloto de caza Corrado Ricci corrobora que este servicio fue llevado a cabo. Y tal como se lee en el rotativo Euzkadi, un número indeterminado de aviones de ataque a tierra IMAM Romeo Ro.37 y cazas Fiat Cr.32 volvieron a ametrallar a aquellos que procuraban abandonar Gernika: “Los facciosos estuvieron volando sobre Gernika casi más de una hora haciendo uso de las ametralladoras contra la población civil. Van a la caza de mujeres y niños, de todo el que sorprenden en lugar inseguro al iniciar su actividad demoledora”.

Ametrallar a la población Los IMAM Romeo Ro.37 portaban dos ametralladoras Breda-Safat de 7,7 milímetros y podían cargar hasta 180 kilos de bombas en bastidores que tenían bajo el fuselaje. No obstante, ninguno de estos aparatos atacó el puente de Errenteria, ni las fábricas de armas ni la línea de ferrocarril. Obviamente no lo hicieron porque no tenían orden de hacerlo. Tal como testificó el piloto de Heinkel He51 Hans Wandel, tenían orden de ametrallar a la población y de conducir experimentos de guerra para determinar cuántas personas eran capaces de ametrallar a 900, 600 y 500 metros de altura. Y esto fue lo que hicieron.

Los partes oficiales informan de que algunos de los pilotos que llevaron a cabo estas atrocidades fueron el capitán Martori, el teniente Recchi y los brigadas D’Angelo y Corrado Ricci. Y, a pesar de que el parte de Salamanca y los partes italianos indican que se trató de “servicios de escolta” y de “vigilancia del frente”, la falsedad de estos partes queda al descubierto en los partes secretos que el mando italiano enviaba a Roma y que eran diariamente pinchados por los servicios de inteligencia británicos. En virtud de estos partes que no ocultan la naturaleza de los ataques, tanto el día 29 como el 30 de abril y el 2 de mayo, esto es, los días inmediatamente posteriores a la captura de Gernika, seis bombarderos italianos Savoia-Marchetti SM.81, tres aparatos de ataque a tierra IMAM Romeo Ro.37 y 17 cazas realizaron servicios “de bombardeo y de ametrallamiento” en las inmediaciones de Gernika. No se mencionan objetivos estratégicos.

El rotativo Euzkadi lo rubrica cuando el primero de mayo indica que “la aviación enemiga ha bombardeado según su costumbre algunos pueblos del interior del sector de Gernika”. Tal como indican los partes italianos, alemanes y españoles, el día 3 de mayo aparatos de estos tres ejércitos continuaron hostigando a la población civil que huía del sector de Gernika en dirección oeste hacia Mungia o en dirección norte hacia Mundaka. De hecho, este día hubo mucha actividad en el frente de Gernika donde actuaron al menos 59 aparatos entre cazas, bombarderos y aviones de ataque a tierra. El diario de vuelo del piloto Pablo Atienza menciona que este, pilotando un Heinkel He51, escoltó a los Heinkel He45 en su misión de bombardeo de los alrededores de Gernika entre las 9.25 y las 11.00 de la mañana.

Después de leer estas líneas alguien podría pensar que en mi opinión la aviación rebelde únicamente se dedicaba a castigar a la población civil. No es así. Atacaban todo, objetivos civiles y también militares, a diario y profusamente. De hecho, los ataques contra la población en el sector de Gernika entre los días 26 de abril y 3 de mayo no constituyen sino una pequeñísima fracción de los ataques aéreos que tuvieron lugar esos días en suelo vasco. De llevaron a cabo 85 operaciones de bombardeo en Bizkaia en esa semana. El sector de Bermeo fue bombardeado 17 veces; Mungia, unas cinco veces; Bilbao y alrededores, más de quince veces, y Zornotza, más de seis veces. Además de las posiciones de los montes Sollube, Urko, Oiz o Untzillatx, también fueron bombardeadas esa semana las localidades de Areeta, Arratzu, Arrieta, Arrigorriaga, Barakaldo, Berriz, Bilbao, Bolibar, Durango, Eibar, Erandio, Errigoiti, Etxebarria, Galdakao, Gautegiz Arteaga, Gerrikaitz, Getxo, Lamiako, Markina, Mundaka, Munitibar, Muxika, Plentzia, Portugalete, Santurtzi, Sestao, Zaratamo, Zeberio, Zierbena y Zornotza. Todos estos ataques contra centros urbanos fueron bombardeos de terror.

La población de Gernika y sus alrededores no solo sufrió un bombardeo de terror el 26 de abril, sino que fue bombardeada y ametrallada desde el aire durante toda una semana, sin tregua, siguiendo las órdenes que los pilotos rebeldes tenían: ametrallar desde el aire todo lo que se moviera; todo, excepto los objetivos estratégicos. Todos los documentos que se citan en este artículo están a disposición de los investigadores en el Centro de Documentación del Bombardeo de Gernika. La verdad se encuentra en los documentos de archivo.