Bilbao - Christine de Pizan (Venecia, 1364-1430) fue la primera mujer que pudo ganarse la vida escribiendo de forma profesional. Filósofa, escritora y poeta humanista, inició un intenso debate literario que se alargó hasta el siglo XVIII conocido como la Querella de las Mujeres. Pizan escribió sobre la capacidad intelectual de las mujeres y su derecho al acceso a la universidad y la política frente a la misoginia imperante.

“La lucha de las mujeres no empieza en el siglo XIX ni es solo la lucha feminista, la lucha de las mujeres tiene unos 5.000 años y cada época ha tenido su expresión y su manifestación. El feminismo nace de la frustración que supuso para las mujeres la revolución francesa, pero esa conciencia de género ya estaba antes. En el siglo XV con Christine de Pizan empieza la Querella de las mujeres, que se alarga hasta el XVIII. Laura Cereta fue una de las grandes mujeres, humanista y feminista, escritoras del siglo XV en Italia. Aquí tenemos a Francisca Nebrija o Lucía Medrano, tenemos toda una red de pensadoras y escritoras peleando a lo largo de tres siglos por este tema. Tendríamos que conocerlas a la hora de hablar de feminismo y de lucha de las mujeres”, explica Ana López-Navajas, profesora de Lengua y Literatura Valenciana que desde hace diez años tiene una misión: rescatar a las mujeres que los libros de texto han querido borrar.

En 2014 publicó Las mujeres en los contenidos de la Educación Secundaria Obligatoria y puso cifras a esa ausencia. En los libros de texto de la ESO, las referencias femeninas eran apenas el 7,6% del total. “Me centré en la última etapa de la educación obligatoria porque es la que abarca a la totalidad de la población y los conocimientos que se transmiten son los que después compartimos con la ciudadanía”, explica. La también asesora de Coeducación e Igualdad en la Formación del Profesorado en la Generalitat Valenciana llegó a la conclusión de que “nuestro canon cultural es un fraude”. “Lo presentamos como universal y no es más que la selección de la producción y las vivencias de los hombres, lo que nos hace creer a las mujeres que nunca hemos participado ni colaborado en nada”, analiza. “A las chicas, les transmite la idea de que no son sujetos protagonistas de nada y eso mediatiza su desarrollo personal y profesional. Ahí tenemos el origen de las brechas de género, de los techos de cristal, de las desigualdades varias. Estamos educando en la desigualdad, diciéndoles a unos que son protagonistas de todo y a otras que no han hecho nada”, continúa López-Navajas.

Los resultados en cuanto a la presencia femenina en los libros de texto varían según las materias y también según el curso escolar. “Para empezar, Pprimero y segundo de la ESO tienen unos resultados de presencia femenina mayores que tercero y cuarto. Se trata del 9,5% frente al 6,5%. Esto significa una cosa importante: en tercero y cuarto, las asignaturas son más amplias, pero, sobre todo, en las literaturas, historia, música y plástica se aborda los siglos XIX y XX, que es cuando menos mujeres aparecen. Las mujeres desaparecen de la narración contemporánea”, lamenta la profesora.

Las materias En cuanto a las materias, las ciencias cuentan con menos de un 5% de referentes femeninos. Si hablamos de tecnologías e informática, el porcentaje baja al 1%. “Ahí está la respuesta a la disociación entre ciencia y mujer”, explica López-Navajas. “La falta de modelos hace un trabajo enorme, diciéndonos a las mujeres que ese no es nuestro terreno”, continúa. La escasez de referentes femeninos, en cambio, no es exclusivo de las asignaturas de ciencias. En Historia, por ejemplo, las menciones de mujeres no llegan tampoco al 5%. “En una de las materias que más personajes tiene, las mujeres están desaparecidas de una forma brutal. Y lo mismo pasa con las literaturas, la música, el arte. No tenemos modelos. No solo desconocemos la tradición cultural, sino que nuestras jóvenes no tienen modelos”, lamenta la profesora.

Que las niñas y jóvenes no tengan referentes en los que guiarse no significa que no existan. Ana López-Navajas enumera un sinfín de mujeres que a lo largo de la historia y los siglos han dejado un importante legado que no ha quedado reflejado en los libros de texto. Por ejemplo, Tapputi Belatekallim es la primera química de la humanidad. Perfumista asiria del año 1200 antes de Cristo, inventó las primeras notaciones químicas. La profesora valenciana considera que “no podemos hablar de la pintura flamenca si obviamos a artistas como Clara Peeters, Rachel Ruysch, Judith Leyster, o de la pintura barroca sin hablar de las italianas Lavinia Fontana y Fede Galizia”, pionera del género del bodegón. “La gran científica de la antigüedad es María de Alejandría. Era una grande como Arquímedes o como Euclides. Es la que introdujo el vidrio en el laboratorio, el baño maría y el negro maría, una sustancia que sirve para impermeabilizar paredes negras en el exterior de la casa, que se ha utilizado durante 1.800 años”, explica. “Y esto por mencionar solo algunas”, aclara.

¿Hay alguna materia en la que las referencias femeninas se acerquen a la masculinas? “Inglés es la asignatura que tiene una presencia más alta de mujeres, cercana al 30%. Esto es debido a que está anclada en la actualidad y los referentes son muy actuales. Sin embargo, cuando analizad cada uno de los modelos, te das cuenta de que el modelo de mujer que se transmite es el de celebridad televisiva”, lamenta López-Navajas.

La profesora de Lengua y Literatura considera que, hoy en día, “hay una sensibilidad notoria en algunas editoriales para rescatar las historias de estas mujeres, lo cual es importante”. Sin embargo, considera que “las mujeres deben saltar de las paredes, donde ya han llegado, a las aulas, que estén dentro de los contenidos y no como una excepción”. López-Navajas considera especialmente doloroso “cuando hablamos de las pioneras y las situamos en el siglo XX”. “Eso es una tontería”, zanja la profesora.