Bilbao - Elena Guede estudió Química sin saber dónde acabaría, “pero siempre con la predisposición de trabajar en una fábrica”, confiesa. Contó con el apoyo familiar y también con el de quien le brindó su primera oportunidad laboral en Cementos Lemona. Desde el área de Calidad, “donde empiezan la mayoría de mujeres recluidas en el laboratorio”, Guede fue ascendiendo. “Siempre desde la normalidad de ser un miembro más del equipo, sabiendo que soy diferente. Nunca he pretendido ser un hombre”, reconoce.

No todo fue un camino de rosas. “A mi lado había hombres que no entendían por qué había que cambiar procedimientos, que no entendían por qué había que seguir el criterio de una mujer joven”, revela. Sin embargo, Guede cree que “la historia reciente está demostrando que es posible abordar la fabricación del cemento desde un punto de vista femenino”. Para ello se necesitan “compromiso, determinación, responsabilidad y dedicación. Estas habilidades no tienen género”. - A. A.