LA comunidad cristiana de base cree que el reconocimiento sobre el encubrimiento de abusos “llega tarde”, aunque valora positivamente las palabras de la Conferencia Episcopal Española. Xabier Askasibar y Estitxu Kortazar reciben a este periódico en la sede de la comunidad bilbaina Fe y Justicia, y explican su punto de vista. “El reconocimiento es imprescindible, qué menos que la Iglesia reconozca una evidencia como son los abusos y plantee un propósito de enmienda”, dicen.

En su opinión, el asunto tiene “dos patas”. Por un lado, “reconocer el escándalo” y, por otro, “poner todos los medios posibles” para que no siga ocurriendo. “La Iglesia no puede seguir encubriendo estos casos. Años atrás estaba la política de lavar los trapos sucios en casa, y eso daña mucho la reputación. Hoy en día, es necesario un protocolo que evite cualquier tipo de encubrimiento y que la Iglesia sea favorable a llevar todos los casos a la Justicia y darlos a conocer”, explica Xabier Askasibar.

En ese sentido, en la comunidad Fe y Justicia opinan que para poder realizar un protocolo que frene los abusos, es necesario sentarse a analizar y a debatir varios aspectos de la doctrina de la Iglesia que, a su juicio, pueden estar relacionados con los escándalos sexuales. “¿Por qué ha ocurrido hasta ahora? Hay que analizarlo. No es un problema de una o dos personas, así que hay que conocer las causas de fondo”, afirman.

Entre dichas causas, citan el clericalismo masculino. “Los curas tenían un cierto poder y estaban por encima de los feligreses”. También mencionan el celibato obligatorio o el “rigurismo” con la moral sexual en la doctrina eclesiástica. “Quizás estas razones no expliquen por sí solas todo el problema, pero pueden tener algo que ver. Es importante que nos paremos a analizar y sepamos crear las condiciones para que los abusos no se vuelvan a producir, para que no exista ese caldo de cultivo en la Iglesia”.

“Resarcir” a las víctimas De lo que están seguros los cristianos de base como Estitxu y Xabier es de que es necesario “pedir perdón” e “intentar resarcir” a las víctimas. “Estamos escandalizados y dolidos con los abusos y, como cristianos de base, también tenemos que pedir perdón aunque no seamos directamente culpables”.