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Jose Inazio Marko: “No planteamos una reflexión sobre el uso del euskera, sí sobre la comunidad que lo construye”

Gasteiz es sede hoy del segundo de los tres seminarios que se enmarcan en el centenario de Eusko Ikaskuntza y de su XVIII Congreso de noviembre

Jose Inazio Marko: “No planteamos una reflexión sobre el uso del euskera, sí sobre la comunidad que lo construye”JAVI COLMENERO

donostia - El proyecto e5, Euskararen Etorkizuneko eszenarioak elkarrekin eraikitzen, se enmarca en el centenario de Eusko Ikaskuntza y su XVIII Congreso, que se celebrará en noviembre y se ha estructurado en tres seminarios, el segundo de los cuales tendrá lugar hoy en Gasteiz. El director científico del proyecto, Jose Inazio Marko, explica los objetivos, metodología y razones del mismo, con la comunidad euskaldun como protagonista.

El nombre de la iniciativa es ‘Construyendo los escenarios de futuro del euskera colaborativamente’. ¿Qué se busca?

-Es una de las líneas de trabajo de Eusko Ikaskuntza, que se empezó hace dos años y está vinculada con el centenario y el XVIII Congreso. Al inicio nos hallábamos en un momento de crisis positiva, de reflexión sobre cuál es la situación. Eusko Ikaskun-tza se planteó que aportación podría hacer. Pero no es una reflexión sobre la situación del euskera, ya hay quien lo hace y muy bien. Intentamos focalizar en la comunidad que quiere desarrollarse en euskera, no hablamos solo de eusko parlantes, también de los que no lo son pero que entienden que su desarrollo social, ahora y a futuro, es en euskera.

¿Que metodología se ha seguido?

-Analizamos las herramientas valiéndonos de los términos de activos y capital, repartidos en seis apartados: capital económico, cultural, social, personal, político y de infraestructuras. Hemos evaluado qué activos tienen esos capitales y cuáles quieren tener a futuro, en 2040, y cuál es el camino que quieren seguir.

Hablan de la crisis del movimiento social del euskera y de la necesidad de impulsar un nuevo discurso.

-Durante años se han dado situaciones de desencuentro. Hay que reconocer y reconocerse, porque hay visiones diferentes, objetivos y planteamientos distintos. Hablamos de policentrismo, como concepto, ya que hay muchos centros. Pero también de sincronización. La meta no es que todos los agentes se pongan de acuerdo en un planteamiento unificado. Tú reconoces que yo existo y yo que tú existes y que tenemos distintos planteamientos y metas, y hay que ver las opciones de sincronizar sin tener el mismo objetivo. Uno de los avances de estos dos años son las líneas de encuentro, como Euskaraldia. Eso es capital social.

En la transición el euskera vivió un impulso con el viento de cola de los 40 años de represión franquista. ¿Cuál debe ser el viento de cola en la actualidad?

-La propia comunidad, que a través de su acción y de distintos activos y capitales, sigue construyendo. Tener activos, como por ejemplo leyes y normativas, son instrumentos que influyen en la situación. La acción institucional y las personas son necesarias. Todo se enmarca en la comunidad.

Hablan de un conjunto de escenarios deseados para el futuro. ¿Se han establecido estos escenarios?

-La reflexión no ha sido la construcción de escenarios desde una prospectiva clásica, en términos del mejor o peor escenario deseable o el del medio. Hemos hecho, y el término no es mío, un ejercicio de impresionismo en base a las aportaciones recogidas. Hay una lectura impresionista de lo que puede darse en 2040. Hemos elegido esa fecha porque es de aquí a 20 años, y eso es una generación. Es una proyección sobre la que queremos profundizar hoy con ponentes muy diversos.

El objetivo del programa no es tanto el euskera como la comunidad euskaldun, ¿por qué?

-Hay autores que hablan de la relación de lengua, territorio y comunidad, nosotros ponemos el foco en la comunidad. Estamos acostumbrados a hablar sobre la situación del euskera. Es una discusión que se seguirá dando, pero queremos trabajar sobre la comunidad que tiene un planteamiento propio y que va a desarrollarse en función de los activos que tenga; que se autoanaliza y que define qué instrumentos tiene y cuáles necesita para seguir.

¿A qué se refieren al hablar de la comunidad euskaldun?

-Aquí no nos referimos solo a las personas que hablan la lengua, sino también a las que entienden que su vida y desarrollo comunitario quieren hacerlo en esa lengua. Nos referimos a padres y madres que llevan a sus hijos a centros en euskera, a empresarios que impulsan planes de euskera aunque no dominen la lengua y a emigrantes que aunque todavía no la dominen quieren avanzar por esa vía.

Cada vez hay más gente euskaldun pero, ¿menos concienciada?

-Conciencia existe, voluntad también, ¿Más que hace 15 o 20 años? No sabría que decir y no sé si me importa. El lugar que tenia la lengua en la sociedad a finales del franquismo y el de ahora es totalmente diferente, aunque no lo pueda cuantificar. Entraríamos en la discusión sobre el uso del euskera. ¿Se usa menos o más que hace 40 años? ¿Se usa mucho o poco? El conocimiento de una lengua es algo particular y el uso se hace entre personas, tiene relación pero no es directa.

¿Qué recorrido van a tener las conclusiones de los seminarios?

-Se hará una declaración que va a recoger las ideas clave. No pretende en absoluto ser una guía, o un plan estratégico. La intención es darla a conocer pero no para decir lo que hay que hacer. Propone, sí, una serie de acciones que se pueden desarrollar, pero que se desarrollen o no estará en mano de los distintos agentes. Se recogerá en el conjunto de materiales de Eusko Ikaskuntza y se divulgará, pero está abierto porque la intención no es sentar cátedra. En Eusko Ikaskuntza se unen distintas voces y planteamientos.