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“La pantalla ha usurpado el papel de los padres”

Bullying y desprotección infantil son los principales motivos de las consultas de los adultos al servicio Zeuk Esan

“La pantalla ha usurpado el papel de los padres”M. Bernal

Bilbao - El servicio telefónico y telemático de apoyo a la infancia y la adolescencia del Gobierno vasco, Zeuk Esan, atendió el año pasado un total de 662 consultas, algo más de la mitad (un 53,7%) por parte de adultos. “Es el primer año que las consultas de los adultos han superado a las de los menores. Y esto tiene que ver con la campaña publicitaria que llevamos a cabo”, explica Kepa Torrealdea, psicólogo y coordinador del servicio. El tipo de consulta varía en función de si ha sido realizada por un adulto o un menor. En el primer caso, entre los principales motivos están el acoso entre iguales (110 consultas), estimación de desprotección (72), el malestar psicológico (51) y relaciones familiares (31). Sin embargo, los menores contactan más por malestar psicológico (61), diálogo y comunicación -como inquietudes, ideas o la necesidad de compartir, (57)-, relaciones afectivo-sexuales (36), relaciones entre iguales (34), violencia y acoso entre iguales (25), relaciones familiares (24) y estimación de desprotección (17).

En definitiva, casos de violencia como el acoso entre iguales o la desprotección infantil son los principales motivos de las consultas entre los adultos; sin embargo, para los menores, se encuentran en el quinto y séptimo puesto del ranking. Otro dato: entre los menores, el 95,5% de las consultas fueron realizadas por adolescentes de entre 12 y 18 años, casi la totalidad de los casos.

“Este año han aumentado los casos de sospecha de maltrato infantil [entre las consultas realizadas por adultos]. Estaríamos hablando de 45 consultas atendidas. Las estimaciones de maltrato infantil las derivamos al Servicio Social de Base para que se investiguen. Se trata de toda aquella situación que se da en el seno de una familia, donde el ejercicio de la parentalidad es defectuosa o no cumple los mínimos para un buen desarrollo educativo, evolutivo, psicológico y afectivo de los menores a cargo. Pueden darse en el seno de una familia con padre y madre biológicos, en una familia de acogida, pueden ser los abuelos, los tíos, en un acogimiento de hecho. Se trata de adultos al cuidado que no cumplen con los deberes de la patria potestad, según la ley”, explica el coordinador de Zeuk Esan.

Torrealdea pone algún ejemplo: cuando el adulto tiene una forma de relacionarse a base de gritos o a base de insultos, cuando los menores se sienten invisibilizados, cuando hay sospecha de abuso sexual, cuando el adulto ejerce una disciplina excesivamente dura y sobrepasa el buen manejo del control. Hay incluso algún caso de una menor de origen extranjero obligada a casarse. “Ante estos casos, analizamos y derivamos”, explica.

Torrealdea deja claro que “un teléfono como este no puede atribuirse la potestad de ser la antena que capta la realidad social”. “Capta una realidad social existente en función de la propaganda que hay. Si desapareces de los medios de comunicación, desapareces”, sostiene. Y lo que el psicólogo detecta en la adolescencia de hoy es mucha desorientación. “La función de contención y guía que históricamente se le ha atribuido a la familia ha desaparecido y tenemos unos chavales y chavalas que cuando entran en la pubertad y en la adolescencia están más desorientados que antes”, analiza.

Las pantallas El psicólogo y coordinador de Zeuk Esan ve en las pantallas la causa de los principales problemas de la infancia y, sobre todo, de la adolescencia. “La educación de los chavales y las chavalas está muy monitorizada por Internet, que funciona como guía para estos chicos y estas chicas, de manera que acaban enredados, no conectados”, explica. Y esto hace que, al llegar a la adolescencia, “no saben gestionar las emociones porque la pantalla tiene una velocidad vertiginosa y no aprenden el valor de esperar, el valor de escuchar al otro”. “Para aprender esos valores necesitas relacionarte más en el tú a tú y no a través de la pantalla”, explica.

“Antes, a los críos pequeños les poníamos un vídeo a lo sumo, hoy en día les regalamos una tableta y entran en las redes sociales, en Youtube, en Google. Las pantallas nos han usurpado el lugar a los padres y madres en la educación. Los chavales están siendo pseudoeducados a través de la pantalla y en la pantalla hay de todo, pero principalmente consumo. La semántica tecnológica ha contaminado la semántica educativa”, advierte Torrealdea.

Pantallas haciendo la labor que históricamente han realizado las familias. “Los chavales necesitan de los adultos, los límites y fundamentalmente el ejemplo. Ahora estamos poco presentes en las cabezas de los chicos y chicas”, asegura. Como consecuencia, los adolescentes no encuentran una persona a la que doten de cierta autoridad para que “les acompañe en los tránsitos de la vida y que, en momentos de bajón, les sirva de una cierta guía”.

“Cuando llega el examen de la adolescencia, también es un examen para nosotros y ahí suspendemos”, advierte Torrealdea. Las conductas agresivas son parte de la respuesta a esas carencias. “El tema del consumo trae agresividad, porque siempre quiero más, mejor y lo quiero ya. Estamos en una sociedad en la que tenemos una juventud hiper: hipermedicada, hiperactiva, hiperexigente, hiperaburrida, hiperdesconectada, es muy hiper y necesita ser más slow”, concluye el psicólogo. “Es una infancia monitorizada por la pantalla y esto tiene que ver con el modelo de sociedad que tenemos, una sociedad de consumo, no es una sociedad sostenible”, agrega.

Consecuencias Según el coordinador de Zeuk Esan, hoy en día no hay más violencia, pero es más difícil de controlar por parte de un adulto, precisamente por la pérdida de referencia de autoridad para los chavales y chavalas. “Un chaval de 14 años empieza a tener consumos, que no es más que un tipo de autoviolencia, y no sabes cómo frenarlo. Al final entra en un bucle, en un agujero”, pone como ejemplo. Otro caso es del bullying. “Por más que interviene el adulto es más difícil pararlo porque hemos perdido autoridad”.

Torrealdea pone el acento también en el hecho de que, en la actualidad, se están dando casos de acoso entre iguales en menores de siete y ocho años. “La pubertad ha avanzado y detrás de eso está la pornografía. Lo que antes nos podíamos imaginar que hacían los adultos, ahora lo vemos de forma absolutamente cruda. Hay algo que, mentalmente, se les adelanta. Pasan de la niñez a adolescencia a velocidad de vértigo”, analiza. “¿Dónde están mirando estos chavales y chavalas? ¿Qué están escuchando”, se cuestiona.

El total de los casos tratados en Zeuk Esan sobre acoso entre iguales se producen en el espacio escolar o bien en el espacio escolar, extraescolar y/o cibernético, simultáneamente, lo que obliga a los profesionales del servicio a orientar la mayoría de los casos desde un punto de vista sistémico, situando la necesidad de articular medidas que incluyan tanto al menor acosado como el entorno acosador, profesionales, padres y madres de los menores implicados. Más allá de prestar atención a determinadas señales, Torrealdea recomienda “trabajar la socialización a través del face to face [cara a cara], del diálogo”.

Derivaciones El psicólogo de Zeuk Esan valora la red de protección a la infancia en Euskadi como “muy buena”. Los tres niveles de atención -Servicios Sociales de Base, que suelen ser municipales o mancomunales, las diputaciones y el Gobierno vasco- permiten una atención “organizada y coordinada”. “En los municipios pequeños, la persona que les atiende en los Servicios Sociales de Base les conoce, como mínimo, de vista”, apuntan desde el Departamento de Empleo y Servicios Sociales del Ejecutivo vasco.

“Además, los Servicios Sociales de Base tienen una relación muy cercana con los colegios y las ikastolas”, agrega Torrealdea. Zeuk Esan realizó un total de 228 derivaciones a servicios especializados y presenciales, principalmente a centros escolares (99) y Servicios Sociales (70).