Bilbao - La universidad vasca, un territorio con altas dosis de feminización y feminismo, secundó ayer con entusiasmo la jornada reivindicativa del 8 de Marzo. No todo el mundo paró, pero entre los paros parciales y totales de buena parte del personal docente, la ausencia mayoritaria de alumnas y una adhesión algo menor entre el personal de administración y servicios, los campus de la UPV/EHU estaban inusualmente vacíos.

“Hace unos días -explicaba una profesora de Enfermería- pedí a mis alumnas y alumnos que reflexionaran sobre si debían hacer huelga y hoy he venido y no había nadie, ni en las clases de primero ni en las de tercero, así que yo ahora me voy a las concentraciones”. Las aulas de Leioa nutrieron ayer de participantes la manifestación y la sentada llevada a cabo en Bilbao a mediodía, algo que se evidenció a partir de las 11.00 horas en el movimiento de jóvenes hacia los autobuses que conectan el campus con la capital. Pero para quien decidió secundar el paro en el campus también había alternativas, como pequeñas marchas festivas o concentraciones, con las que alumnado y trabajadores universitarios dieron impulso al objetivo de una igualdad real.

El profesorado de la UPV, encabezado por su rectora, optó en gran medida por parar y visibilizar así su gran sensibilidad con las reivindicaciones del Día de la Mujer, pero fueron respaldos personales, ya que ni el equipo rectoral ni el claustro habían adoptado una posición oficial ante la convocatoria de ayer, aunque sí habían mostrado un apoyo explícito. Una posición de compromiso y responsabilidad social, ya que la Universidad -como reconocen sus miembros- no es un espacio en el que se evidencien grandes desigualdades, pero el que sí hay “techos de cristal” y, además, juega un papel relevante en la labor de transformación de la sociedad.

En el caso de los alumnos, el Consejo de Estudiantes había solicitado la convocatoria de paro académico en todos los centros, de forma que los que decidieron no asistir a clase no sufrirán ningún perjuicio. Además, el Consejo animó a la comunidad universitaria a participar en las movilizaciones convocadas por las distintas organizaciones y asociaciones en defensa de la igualdad. Poder hacer huelga sin perder evaluaciones o trabajos facilitó enormemente la solidaridad de unas jóvenes muy concienciadas y preocupadas por un futuro laboral que intuyen cercano. De ahí que muchas alumnas dieran el argumento de la brecha salarial como una de las principales razones para protestar.

En la Universidad de Deusto la ausencia de mujeres también fue evidente y, en algunos casos, promovida por los profesores, que animaron a los chicos a que asistieran a clase y a las chicas a que faltaran “para que la huelga funcione, para marcar la diferencia y que se note el vacío de las mujeres”. Paula, alumna en Deusto, acompañada de Sara, Ane, Yaiza, Maite y Ana, afirmó rotunda que hace huelga porque “la mujer vive en una situación en la que es un colectivo oprimido y no debería ser así”.