el sol brillaba por encima de las 6.000 mujeres que estaban a punto de tomar la salida mientras, sobre la línea, las más rápidas se arremolinaban para coger posición. La novena edición de la Carrera de la Mujer estaba a punto de arrancar en Gasteiz, pero hasta el pistoletazo de salida muchas de las 6.000 mujeres presentes en la cita mataban el tiempo de espera de diferente manera. Antes del “un, dos, tres, ¡a correr!” que dio inicio al cronómetro, la madrina de esta edición, la jugadora de baloncesto Sara Ortega, recién recuperada de un linfoma, alentaba a la multitud con unas últimas palabras de ánimo. La joven embajadora gasteiztarra admitía después que este año las cosas le habían ido “muy bien”, recuperada de su enfermedad y con el reciente ascenso a Liga Femenina con el Araski en el bolsillo.
Puntuales, a las 11.00 horas, las primeras participantes dieron comienzo a la carrera con el Highway To Hell de los AC/DC atronando en los altavoces y en las gargantas de las corredoras más rockeras, que aprovechaban para cantar su estribillo. Entre la marea rosa no faltaba, por cierto, algún hombre, bien camuflado para la ocasión -camiseta rosa incluida- pero las protagonistas ayer eran, como no podía ser de otra forma, ellas. Todas compartían algo en común cuando, tras los cinco kilómetros de rigor, cruzaban la línea de meta: una amplia sonrisa en sus rostros. Y es que la causa, apoyar la lucha contra el cáncer de mama, bien lo merecía.
Las corredoras más avezadas tardaron poco en completar el recorrido. La primera fue Elena Loyo, que tras acumular récords durante los últimos meses en 10.000 metros y media maratón prepara ahora su salto a la gran distancia. Campeona con un tiempo de 17:04 la ganadora atendía a este diario nada más cruzar la meta. “Siempre hace ilusión ganar, pero más en una carrera tan bonita como ésta, en la que a ninguna nos importa dar una gota de nuestro sudor por una buena causa. Es un homenaje a las mujeres que lo han pasado mal”, admitió la primera de las 6.000 participantes en llegar.
Con las atletas ya en meta, las grandes protagonistas de la Carrera de la Mujer, las mujeres de todo tipo y condición que decidieron enfundarse la casaca rosa para tomar parte en la prueba, empezaban a llegar poco a poco en un ambiente marcado por la fiesta y la celebración. Amigas, hermanas, madres, hijas, abuelas, tías, primas, compañeras de trabajo... Los grupos se amontonaban tras el final de la carrera para tomarse un descanso y recuperar energías. “Es la primera vez que participamos. Este año nos hemos animado sobre todo para solidarizarnos con la lucha contra el cáncer”, relataba Yolanda Arretxe, una madre runner que participó acompañada de sus dos hijas, Laura y Andrea. “Nos hemos apuntado por todas esas mujeres que siguen luchando contra la enfermedad, por estar con ellas y apoyarlas en lo poco que se pueda”, incidía la segunda.
Cruzada la meta, la marea rosa se adentró en el parking de Mendizorroza, donde la organización levantó distintos stands. Allí, un grupo de peluqueras ofrecía a las mujeres cortarles el pelo para donarlo con fines solidarios, como la elaboración de pelucas gratuitas para las personas que padecen una enfermedad y no cuentan con recursos para hacerse con una. De ahí su lema: Tu pelo vale un tesoro. “Pensábamos que no se iban a animar muchas mujeres pero nos ha sorprendido tener a tantas dispuestas a cortárselo y donarlo”, explicaba Noemí, una de las peluqueras.
Los ritmos de zumba y una multitudinaria clase de aeróbic pusieron el broche final a la carrera. Desde la organización informaron que este año “se donarán 100.000 euros a la Asociación Española Contra el Cáncer y se realizarán aportaciones de 15.000 euros a tres asociaciones más relacionadas con la mujer, la salud, la cultura y la integración”. Una de ellas será la asociación Clara Campoamor, a la que donarán unos 5.000 euros. Su presidenta ya avanzó hace unos días que el dinero servirá para cubrir los gastos derivados del juicio contra el presunto asesino de la pequeña Alicia, la niña que murió en Gasteiz tras ser arrojada por la ventana.