Bilbao - Nicolás Meana consiguió más de 3.000 votos en los Doctoralia Awards, lo que premió su atención al paciente y su forma de explicar las cosas de manera sencilla y entendible para todo el mundo.
¿Cómo se consigue ser elegido el mejor otorrino?
-Es un poco subjetivo, pero siempre hay que intentar tener el mejor trato posible con los pacientes, mantener una relación cercana, explicarles bien las cosas... Y este premio me hace especial ilusión porque se basa en las opiniones que cuelgan los propios pacientes en la web de Doctoralia. Me imagino que consigo conectar y empatizar bien con ellos. Lógicamente tienes que tener conocimientos, estudios y estar sometido a un reciclaje permanente.
Usted es asturiano pero ha ejercicio siempre en Euskadi.
-Estudié en Oviedo pero todo mi ejercicio profesional ha sido en Euskadi. Hice la residencia en el hospital de Galdakao, llevo cinco en Cruces de especialista y además tengo una consulta en Bilbao, junto con mi socio Iñigo Pérez, que era también uno de los diez finalistas al premio.
¿La relación médico paciente ha cambiado mucho?
-Sí, es mucho más de tú a tú. De cara a que no seamos muy paternalistas es necesario consensuar los tratamientos con los pacientes. Los enfermos deben saber muy bien qué se les va a hacer y cómo se les va a hacer. Ellos tienen que formar parte de la decisión.
¿Tiene mucho que ver el efecto Internet y el ‘doctor Google’?
-Desde que existe Internet y Google, el paciente llega con más información. A veces eso es bueno y a veces es malo porque se asustan más de lo que debieran. No basta con tener la información, hay que saber interpretarla bien. Otros vienen orientados hacia un tratamiento que no es el más adecuado. Pero desde el punto de vista del trato con ellos, lo fundamental es que debe de ser más cercano, más horizontal, explicándoles todo bien. La recuperación de una patología empieza cuando el paciente entiende lo que le pasa porque así puede interiorizarlo y superarlo. Luego ya hay que poner los remedios.
Los médicos ya no son esos señores distantes y sabelotodo.
-No, pero me parece que hace mucho que eso no ocurre. Yo tampoco he vivido esa época en la que el médico era un señor todopoderoso que estaba ahí arriba. Luego está la capacidad de empatía de cada uno, ésa es propia, no se puede entrenar.
¿Hay una barrera generacional?
-En mi experiencia no la he notado. De hecho, yo he aprendido de médicos más mayores que nos han enseñado con su propio ejercicio una medicina más próxima y cercana. El trato de los especialistas con los que yo me he formado ha sido muy poco paternalista.
Explíquele a un profano a que se dedica un otorrinolaringólogo.
-Nuestra especialidad se centra en cualquier tipo de enfermedad que coja una línea que podríamos trazar desde debajo del ojo hasta la clavícula. Cualquier patología de cuello, de oído, garganta, nariz... la tratamos nosotros. Vemos otitis, faringitis, anginas, tumores de cabeza y cuello. Incluso hacemos cirugía estética de la cara.
¿Qué trata usted en Cruces?
-Sobre todo problemas oncológicos porque estoy en la sección de tumores de cabeza y cuello.
¿Existe la posibilidad de contar con algún programa para el cribado de tumores de cabeza y cuello?
-Tenemos implantado un protocolo para detectar tumores de garganta agilizando ciertas exploraciones. Por ejemplo, es importante que ronqueras o alteraciones de la voz que duran más de dos o tres semanas se sometan a una exploración dirigida porque pueden ser la consecuencia de una lesión maligna en las cuerdas vocales. En estas cuestiones, las consultas deben ser lo más ágiles posible. Otro tipo de cribados son complicados porque son zonas que no se ven, suelen dar la cara tarde y dan pocos síntomas. No es como una autoexploración de mama o una colonoscopia porque los tumores en cabeza y cuello no están relacionados con la edad.
¿Qué incidencia tienen?
-No me gusta hablar de porcentajes porque al que le toca, le toca, pero son relativamente frecuentes. Están directamente relacionados con el tabaco. Hay muchas opciones de poder curarlo y cada vez se pueden hacer tratamientos curativos sin ser muy mutilantes. No es tan habitual como un tumor de próstata o mama, pero desgraciadamente vemos bastantes.