madrid - Azúcar y sacarina, dos productos ampliamente utilizados para aportar dulzor a alimentos y bebidas, tienen defensores y detractores por sus efectos sobre la salud, aunque los expertos creen que la clave está en la dosis que se ingiere. En opinión del catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra Miguel Ángel Martínez-González, los edulcorantes pueden ofrecer “una pequeña ayuda” a las personas que quieran perder peso, aunque no les va a “resolver el problema”. “Si ahora que acaba de pasar la Navidad se ha tomado el pavo, turrón y luego se ha puesto en el café un poco de sacarina, con eso no se arregla nada”, afirma.

Ante el dilema de elegir entre sacarina o azúcar, el experto recomienda la primera por el menor efecto calórico, aunque matiza que si se trata de una persona delgada y deportista, entonces, que le eche azúcar.

“El problema no es el azúcar, sino el exceso”, explica Martínez-González, quien recuerda que en los últimos cincuenta años se ha triplicado en el mundo el consumo de azúcar, un producto que “es muy barato, sabe bien y al que se le puede sacar mucho rendimiento comercial”.

Apunta que hay un porcentaje cada vez más importante de la población en el mundo que obtiene entre un 25 y 30% de las calorías de las bebidas azucaradas. Aunque lo “deseable” sería sustituir estas bebidas por agua, indica que los refrescos light son una alternativa para las personas que quieran dejar de tomar los azucarados.

Por su parte, la jefa de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Universitario La Paz de Madrid, Carmen Gómez-Candela, defiende que la dosis es la clave, también para los edulcorantes, porque están en los refrescos y gran cantidad de alimentos. El hecho de que un alimento contenga sacarosa (azúcar) no le quita valor nutricional, sino que “en algunos casos incluso lo mejora porque se evita poner muchos aditivos”, argumenta.

La cantidad de calorías que aporta poner azúcar en el café es muy reducida, por lo que es la opción que recomienda si se sigue una alimentación sana, ya que el “problema de los edulcorantes es que no dejan de ser aditivos artificiales”. - Efe