Donostia - No hay hasta la fecha euskal etxea en la provincia argentina de Corrientes, aunque sí correntinos de origen vasco en algunos de sus departamentos. Es el caso, de manera notable, de la ciudad y el departamento de Curuzú Cuatiá, lugar al que no resultan ajenos ni el sonido del euskera ni el traqueteo de la pelota al golpear los muros de los diversos frontones de que ha dispuesto a lo largo de su historia. Curuzucuateños son los Zubieta Oria, cuatro hermanos, de los que el mayor y el menor, Juan Carlos y Juan Pedro, se embarcaron en la aventura de sumergirse en su historia familiar y en la historia vasca local para su registro, para que sus detalles se conserven y perduren a través de su divulgación entre las nuevas generaciones. Conversamos con Juan Carlos Zubieta.

Loable labor la que emprendieron al decidirse a investigar y escribir este libro y publicarlo bajo el título de Los vascos y la estancia curuzucuateña-Euskaldunak eta estantzia curuzucuatiarra.

-Lo cierto es que constatamos que existía poca información entre los descendientes de vascos sobre nuestros orígenes. Felizmente nuestro padre, junto con el conocimiento de sus mayores, nos transmitió un profundo amor por sus raíces y la inquietud de saber más sobre ellas y un primo hermano suyo, Alberto Barnada Zubieta, exrector de la Universidad de Entre Ríos, fue nuestra primera referencia de investigación. Sin embargo, resulta justo señalar que esa falta de conocimiento nunca menguó el orgullo que sienten los curuzucuateños por su origen vasco. La propia presentación del libro ha despertado una gran expectativa y nos resulta, además, muy halagador el interés que ha suscitado entre los historiadores.

¿De qué parte del País Vasco llegaron sus ancestros a la Argentina?

-Nuestro bisabuelo Pedro Zubieta vino de Makea, en Lapurdi, y era hijo de Manuel, natural de Etxalar, en Navarra. Por la parte Oria, nuestro tatarabuelo, Pedro Oria Telleria, era de Zerain, en Gipuzkoa, mientras nuestro bisabuelo Pedro Jesús, era de Luzaide-Valcarlos, en Navarra. Por su parte, nuestra bisabuela María Sourt era de Makea, como también lo era la bisabuela María Camino, mientras la bisabuela Sebastiana Arzelus era de Mendi, Gipuzkoa...

Su familia se dedica en Argentina a la ganadería...

-Así es. Los Zubieta se dedicarán tradicionalmente a la ganadería. El vasco Pedro Zubieta, con lo logrado en su actividad como transportista en carretas de bueyes, compró campos en el norte de Entre Ríos. Sus hijos y muchos de sus nietos continuaron esa actividad, entre ellos nuestro padre, Juan Carlos, primero en aquella provincia y más tarde en la de Corrientes. Nosotros somos cuatro hermanos, dos chicas y dos chicos. De los dos chicos, Juan Pedro es funcionario y yo contador público, si bien siempre compaginamos esas ocupaciones con la ganadería.

Los vascos trajeron consigo el deporte vasco por excelencia, la pelota.

-El bisabuelo Pedro Zubieta complementaba sus primeros magros ingresos como boyero (peón) de carreteras con los reales que ganaba como pelotari en los frontones que los comerciantes vascos tenían en las postas de los convoyes. Dicen que era muy bueno. Le llamaban Macayita Ezkerra, por su aldea natal y porque era zurdo. Pero es cierto que a inicios del siglo XX, cuando los vascos se consolidaron económica y socialmente florecen los frontones, como los de los Clubes Ferrocarril, Social, Curuzú y del Regimiento.

¿Qué dificultades han hallado en su investigación para escribir el libro? ¿Cuánto tiempo les ha llevado?

-Sin contar la recopilación previa y desordenada de antecedentes, fueron aproximadamente dos años de investigación y redacción. La reunión de datos estadísticos y la contextualización fue probablemente lo más laborioso, ya que decidimos trabajar sobre datos de fuentes originales, como Censos Nacionales desde el siglo XX hasta el presente.