Bilbao - Las sombras se vuelven a cernir sobre el Centro de Tecnologías Neutrónicas ESS-Bilbao. El Gobierno de España no firmó el convenio para ser socio fundador del Consorcio Europeo de Infraestructuras de Investigación (ERIC). Como consecuencia, la sociedad creada por Euskadi y España, ESS-Bilbao, está fuera de la gobernanza y la financiación de la Fuente Europea de Neutrones por Espalación (conocida como ESS por sus siglas en inglés). Se trata de la mayor infraestructura científica con la que el viejo continente pretende recuperar la delantera en el ámbito de la neutrónica y su coste asciende a 1.843 millones de euros.
El Partido Nacionalista Vasco trasladará hoy al ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, su “preocupación” por el futuro del Centro de Tecnologías Neutrónicas en el que trabajan sesenta ingenieros y científicos, cuya sede se ubicará en el Parque Científico de la UPV/EHU, así como por los paquetes de trabajo comprometidos por valor de 76 millones de euros. Según fuentes jeltzales, el hecho de que España sea socio fundador del consorcio internacional “es fundamental para dar estabilidad y para que no se pongan en peligro los paquetes de trabajo preacordados con Lund”. Desde su punto de vista, “el futuro del proyecto y el de los trabajadores de alta cualificación que están detrás de ESS-Bilbao están en juego”.
La formación jeltzale teme que la inacción del Ejecutivo español, que próximamente pasará a estar en funciones ante la proximidad de las elecciones generales previstas para diciembre, comprometa la instalación científica vasca en la que se está construyendo el target de tugsteno, el corazón de la fuente de neutrones que se proyecta en la ciudad sueca de Lund.
Cuando parecía que las aguas volvían a su cauce, la viabilidad de ESS-Bilbao sufre un nuevo revés al no ratificar el ERIC como socio fundador, tal y como han hecho este verano once de los países socios de ESS. El pasado abril, Bilbao fue el escenario elegido por los gobiernos de España y Euskadi para escenificar la foto de la sintonía. El aparente punto y final a años de desencuentro se produjo tras decidir conjuntamente la reorientación del proyecto. O lo que es lo mismo, tras decidir reducir a la mitad la aportación en especie a la fuente de Lund: 92 millones de euros. La instantánea en la que ESS-Bilbao renacía de sus cenizas, antes incluso de echar a volar, la protagonizaron la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela; la consejera vasca de Educación, Cristina Uriarte, y la viceconsejera de Innovación, Estibaliz Hernáez, acompañadas del director general de ESS-Lund, James H. Yeck, y su homólogo español, José Luis Martínez Peña. En aquel encuentro, que reunió a cincuenta empresas interesadas en participar del pastel de los 73 millones de euros en trabajos para Lund, la secretaria de Estado aseguró que no habría “ninguna dificultad” para garantizar la financiación del Centro de Tecnologías Neutrónicas ESS-Bilbao tras la ratificación del ERIC, acto que se produjo el 1 de julio.
Fuera del club de gobierno Han pasado casi tres meses desde esa fecha. Y España -junto a Bélgica, Países Bajos y Reino Unido- aparece como miembro “observador” en la nueva estructura de ESS creada después de que en agosto la Comisión Europea decidiera que la fuente europea dejase de ser propiedad de los gobiernos sueco y danés para convertirse en un consorcio internacional que faculta a los socios fundadores en la toma de decisiones y financiación directa de la instalación. Bruselas adoptó formalmente la decisión el 19 de agosto y el cambio de estatus jurídico de ESS entró en vigor el 31 de agosto. Lo hizo con once socios fundadores: República Checa, Dinamarca, Estonia, Francia, Alemania, Hungría, Italia, Noruega, Polonia, Suecia y Suiza. España aparece como “observador”, luego está fuera del club que controla la fuente. Hoy el ministro De Guindos deberá explicar en el Congreso cómo afecta esta situación al presente y futuro de ESS-Bilbao.