GUARDADO en el búnker de la clínica y rodeado de la máxima protección nuclear, se llama Varian TrueBeam, pero no se le conoce por su nombre. Aunque a nadie le gustaría estar nunca a su lado, se trata del Ferrari de su especie. Es un acelerador lineal, un dispositivo que se usa para dar radioterapia de haz externo a enfermos con cáncer y un equipamiento que puede suponer un cambio de paradigma en el tratamiento de esta enfermedad. Y es que parece que los tumores lo pueden tener más difícil con el acelerador lineal más avanzado de España que se acaba de poner en marcha en Bilbao, concretamente, en la Clínica IMQ Zorrotzaurre.

Menos citas con la radioterapia, con mayor precisión y con menos efectos secundarios para los pacientes. Aunque las comparaciones sean odiosas, respecto a otros aparatos existentes, permite realizar los tratamientos en menos sesiones (de 38 a seis en un cáncer de próstata) y con una duración de cada terapia inferior hasta en un 70% ya que puede durar ahora solo dos minutos.

Minimiza, además, los temidos daños colaterales ya que ofrece una mayor precisión en la administración de la dosis de radiación con la adquisición de imágenes en 4 dimensiones, lo que evita el riesgo para los órganos sanos colindantes a la lesión. Respeta más las zonas sanas y las zonas tumorales reciben la radiación con precisión milimétrica y en mayor dosis porque cuanto mayor es la dosis con que se irradia el tumor, mayor es la probabilidad de controlarlo. El nuevo equipo es capaz de irradiar con una intensidad cuatro veces mayor que otros aceleradores en funcionamiento en España.

Tal y como ha explicado el doctor Pedro Ensunza, jefe de servicio de Oncología Radioterápica de la Clínica IMQ Zorrotzaurre, el nuevo acelerador lineal “se emplea con todo tipo de tumores localizados, entre los que se pueden citar, como ejemplo, los de próstata, pulmón, cerebro, tumores de cabeza y cuello, hígado, páncreas, tumores ginecológicos, etcétera. En la mayor parte de ellos, si el tumor está localizado, se puede abordar un tratamiento con intención curativa”.

Frente a otros aceleradores, tiene también poder curativo en determinados tipos de metástasis, es decir cuando las células tumorales ya se han diseminado a otros órganos o partes del cuerpo. En concreto funciona bien en casos de oligometástasis, cuando se da un número limitado de metástasis en un órgano (generalmente de cuatro a seis). Por ejemplo, en las metástasis cerebrales múltiples. “Antes se irradiaba todo el cerebro, incluyendo las partes sanas y las partes tumorales. Ahora, con esta nueva tecnología, irradiamos solo las metástasis y en tan solo cuatro o cinco sesiones”, atestigua Ensunza. También es eficaz con las metástasis pulmonares múltiples, “antes se daba quimioterapia, ahora podemos irradiar exclusivamente las metástasis y sin interferir en la quimioterapia”.

sala de control Desde la sala de control, la precisión y la seguridad son dos máximas que no se olvidan nunca. Por eso antes de acceder al tratamiento, el paciente es sometido a una toma de imágenes médicas para conocer la ubicación y morfología exacta del tumor. Y para ello, se dispone de un TAC que le hace fotos de la lesión en cuatro dimensiones (anchura, longitud, profundidad y tiempo). Esto, por ejemplo, le permite registrar la posición del tumor en cada momento del ciclo respiratorio, y permite la irradiación del tumor, en todo su volumen, con precisión milimétrica, ya que el haz se adapta perfectamente a la forma del tejido enfermo.

Todo para dispararle al cáncer con una ametralladora en lugar de hacerlo con pistola, y conseguir que el cáncer se convierta en un enemigo fácil de vencer.