Gernika-Lumo - Ni el sol ni la coincidencia con la celebración de la fiesta de la escuela pública vasca remaron ayer a favor de un Ibilaldia que reunió a decenas de miles de personas en Gernika-Lumo. Con público repartido en los 6,5 kilómetros de recorrido con cuatro gunes, Urdaibai se convirtió en reserva del euskera de Bizkaia en una multitudinaria jornada que, pese a los inconvenientes, logró superar todos los desafíos fijados por la organización. La ikastola Seber Altube "sabía del gran reto" que suponía la preparación del evento, se dio por satisfecha asegurando haber podido "plantar cara a todas las dificultades", estimaron.

El Ibilaldia discurrió "según lo previsto", especialmente gracias a un transporte público que funcionó "muy bien", determinaron. Sin dar cifra exacta sobre la asistencia, ahondaron en que hubo "miles de euskaltzales en el recorrido. El ambiente ha sido inmejorable durante toda la jornada en las actividades programadas que se han llevado a cabo. Ha habido qué ver, qué oír y con qué disfrutar en todos los rincones", apuntaron en una valoración positiva de una jornada que volvió a reflejar el rechazo a la Lomce y la petición de un acuerdo de financiación integral para las ikastolas en condiciones de igualdad al resto de la comunidad educativa.

La jornada arrancó a las 9.30 horas en el Parque de los Pueblos de Europa, donde se plantó un retoño del árbol de Gernika como legado del Ibilaldia.

Los primeros y el más txiki

Especial fue, también, el corte de la cinta, un honor que recayó en dos estudiantes de la primera promoción del centro educativo en el curso 1966-1967 y el alumno más joven hoy en día, junto con una representación de tres de los 1.300 voluntarios que velaron por el buen curso de la jornada. Poco después, la celebración fue dando pasos entorno a Urdaibai con una reclamación palpable: el trabajo a favor de la euskaldunización que ejercen, día a día, desde sus aulas. A partir de ese momento la fiesta se expandió por la villa foral con multitud de actividades. La fiesta de las ikastolas de Bizkaia, además, asentó ayer las bases para encarar dos retos de futuro en las celebraciones multitudinarias: el consumo juvenil de alcohol, controlado mediante un decálogo, y la sostenibilidad de los eventos al aire libre, a través del proyecto Erronka Garbia. El banco de pruebas, no obstante, resultó dispar en cuanto al resultado: se logró rebajar el impacto medioambiental pero no se pudo desterrar el botellón de muchos puntos del recorrido.

Con una recaudación cuyos beneficios servirán para consolidar el proyecto educativo de la ikastola Seber Altube -que nació en 1966 con menos de una decena de alumnos y hoy en día cuenta con casi 700- mediante nuevas aulas, el Ibilaldia arrancó con unas nubes en el horizonte que descargaron un leve sirimiri en los primeros compases de la mañana. El paso de las horas, no obstante, fue abriendo claros. La zona de la ikastola y Lurgorri, escenarios propicios para el disfrute de los más pequeños, estuvieron repletos desde entonces, si bien las más céntricas calles de Gernika-Lumo -el itinerario ideado era especialmente urbano, aunque con un espacio verde ubicado en Forua destinado a albergar los conciertos más aclamados-, con el Pasealeku como epicentro, presentaban una importante estampa de asistentes. La cita también contó con un acto de recuerdo a Hodei Egiluz, el joven de Galdakao desaparecido en Amberes (Bélgica) hace 226 días.

Y es que el Ibilaldia consiguió expandirse finalmente por una Gernika-Lumo que acogió, sin excesivos problemas, a las miles de personas reunidas. Un goteo constante de euskaltzales realizó el recorrido, pero sin agobios. Tras una mañana con llegadas escalonadas gracias a los servicios de Euskotren y Bizkaibus, pero también a los numerosos autobuses fletados, los momentos de mayor concentración llegaron al mediodía bajo unos tímidos rayos de sol. Fue también entonces cuando mayor número de actividades se celebraron, que este año estaban encaminadas al disfrute de toda la familia.

De la misma forma, el concurso Erronka entre alumnos de secundaria puesto en marcha por las ikastolas de Bizkaia para recuperar el espíritu de los primeros Ibilaldias resultó todo un acierto. La operación retorno, especialmente en las últimas horas de la jornada, también resultó escalonada. Para entonces Gernika-Lumo ya hacía balance de un evento que dejó un sabor dulce. El testigo para el año próximo está en manos de Harrobia Ikastola, de Bilbao.