bilbao - A pesar de que un día, cuando le diagnosticaron esclerosis múltiple (EM), a Ramón Arroyo le dijeron que no podría correr ni 200 metros, a sus 42 años ha conseguido culminar el Ironman. "Es que yo soy muy cabezota", se disculpa. "Por eso digo que vivo en Madrid, mis padres son de Huelva, pero he nacido en Getxo, y eso te marca", bromea este luchador con voluntad de hierro que hoy participa en una jornada científica en el Palacio Euskalduna sobre la enfermedad.

El Ironman consiste en nadar 3.800 metros en aguas abiertas, hacer 180 kilómetros en bicicleta y correr otros 42. Alguien pensará que lo suyo es cuento.

-Ya me gustaría. Ojalá. Estoy diagnosticado de Esclerosis Múltiple Recurrente Remitente desde el año 2004. En febrero me dio el último brote, me vino a visitar el calvo como decimos nosotros, me caí de la bici cuando entrenaba y me rompí la clavícula, pero dicen que bicho malo nunca muere.

¿Cómo lo ha conseguido?

-Es que mi caso representa la cara amable de la EM. La esclerosis es una enfermedad crónica degenerativa, incurable y todos tenemos la imagen del esclerótico común, la cara fea, la de gente muy deteriorada. Pero se le llama la enfermedad de las mil caras porque cada caso es un mundo. Yo soy un esclerótico medio, que dentro de la mala suerte de tener la enfermedad, me recupero bastante bien de los brotes. Lo consigo con trabajo, sacrificio, entrenando mucho y teniendo mucha motivación.

Tiene dolores ¿verdad?

-Yo convivo a diario con el dolor. Convivo con la fatiga que es una de las principales quejas de los afectados, porque hay días que te cuesta hasta pensar... Y luego tengo mis achaques, mis problemas de movilizad en el brazo y en la pierna, mis cojeras, mis problemas de equilibrio, mi falta de coordinación. Estoy en tratamiento porque la esclerosis son tantas pequeñas cosas que el día que estás bien, las llevas más o menos, pero también te pueden hacer pasar un día muy malo.

Sin embargo rendirse no es una opción.

-Es que esta es una enfermedad en la que no puedes tirar la toalla porque como te rindas, te come y te quedas en la cama. El otro día mi hijo pequeño que tiene siete años, me dijo: Papá, ¿a que rendirse no es una buena opción? Yo creo que él mejoró la frase.

Usted también dice que la esclerosis le ha hecho mejor persona.

-Sí, porque valoras las cosas de otra manera. Eres consciente que tienes que disfrutar cada minuto de la vida y apreciar cada momento. A veces nos sentimos inmortales y te tiene que pasar una cosa de estas para darte cuenta de que esto se puede acabar en cualquier momento.

¿Su práctica deportiva ha sido importante para la recuperación?

-Yo no tengo formación sanitaria, solo mi experiencia y el sentido común. Pero los médicos, los psicoterapeutas y fisioterapeutas dicen que el ejercicio es un pilar fundamental en la recuperación tras los brotes. La actividad física nunca va a prevenir un ataque, pero si mi cuerpo está sano, si mis músculos están coordinados, cuando me dé un brote, que ataca el sistema nervioso central, me recuperaré mejor, porque los músculos tienen memoria. Cuando estoy bien, entreno 20 kilómetros; cuando estoy mal, hago rehabilitación con repeticiones.

Su caso personal puede servir para que otros afectados se animen a eso de "querer es poder".

-Claro. La imagen de la esclerosis a priori asusta mucho. La medicina ha cambiado mucho pero la medicina tradicional recomendaba quedarse tranquilo, tomarse la vida con mucha calma... Pero la vida tiene su estrés y sus preocupaciones. Un día, estando en el hospital poniéndome el tratamiento, había un chaval recién diagnosticado muy asustado y todo el mundo le contaba experiencias muy malas... La enfermera le dijo: Espera un momento y escucha a Ramón, que tiene otra versión de la EM. Y el chaval me preguntó: ¿Puedo correr? Yo le contesté: No lo sé, pero nadie debe decirte que no puedes hacerlo.

¿Es cierto que un médico le dijo que no correría ni 200 metros?

-Sí, pero está claro que no era un buen médico. Cuando me diagnosticaron le comenté: ¿Puedo salir a correr un poco por el parque? Y me contestó: No puedes correr ni 200 metros... Inténtalo, pero no podrás. Al principio, me lo creí, hasta que un día me puse a prueba. Ahora he terminado un Ironman.

Y se empeñó en ser un ejemplo de superación.

-No, en ser un ejemplo de normalización. De demostrar que te puedes casar con un esclerótico, puedes contratar a un esclerótico. Y de que no podemos quedarnos indiferentes ante nuestra enfermedad. Puede ser que no seas capaz de correr una maratón pero si solo puedes andar veinte pasos debes tratar de hacer veintiuno y luego veintidós...