güeñes - Una emocionante misa cantada despidió el pasado martes a Luis Mari Zarate Taramona en la concurrida parroquia de su pueblo, Sodupe. Mendiona Abeslariak, el coro mixto surgido en el batzoki, cantó Goizian Argi hastian, Txoriak Txori, Oi Ama Euskal Herri gozua o Agur Jaunak en homenaje y reconocimiento a un encartado muy querido, "una persona humilde y generosa, siempre dispuesta a ayudar con una sonrisa en la cara", tal y como afirmó el sacerdote oficiante, uno de sus compañeros de viajes compartidos con una cuadrilla de amigos que se acercaron hasta Sodupe desde Gipuzkoa o Gijón para la última despedida de un hombre que ha dejado huella entre sus muchos amigos de distintas ideologías y procedencias, así como en sus compañeros de militancia del EAJ/PNV desde los tiempos de la clandestinidad.

Luis Mari Zarate tenía 62 años. Apenas acababa de prejubilarse hace dos años en la antigua Astilleros Cadagua cuando le detectaron un cáncer contra el que ha luchado con fuerza y entereza. Luis Mari ha podido despedirse de sus amigos en estos últimos meses de duro tratamiento, sin renunciar al final a tomar sus últimas rondas de potes con sus amigos de toda la vida.

Incansable fotógrafo aficionado en sus decenas de viajes por el mundo, en sus salidas a la montaña y activo recopilador de imágenes de todos los rincones de Sodupe y de todo el Valle del Cadagua, pidió a sus "amigos de confianza", Mari José Aldama y Jon Ulibarri Uli, que organizarán sus tres repletos discos duros para ceder todo su legado fotográfico al Ayuntamiento de Güeñes.

Y es que Luis Mari ha sido, con Ramoni Kastrexana, el principal impulsor durante más de veinte años del grupo local de fotografía Ganbara con infinidad de actividades desde que montaron su laboratorio en la antigua Kultur Etxea. Junto a otro laborioso aficionado a la imagen, Pedro Mari Unzueta, Zarate aportó buena parte de las fotos antiguas que permitieron al Ayuntamiento publicar un exitoso libro histórico que hoy ocupa lugar de honor en la mayoría de las casas de los originarios de este pueblo encartado.

cultura y política Desde hace muchísimas décadas no ha habido actividad cultural en Sodupe en la que Luis Mari no haya colaborado activamente sin pedir nada a cambio. Ya siendo adolescente comenzó a trabajar en los grupos de las juventudes de la HOAC -semillero de antifranquistas- que se reunían en la casa cural con Remi Kalzada y la cuadrilla de la generación del 51 con los que cada año volvía a juntarse para hacer una salida en autobús y comer todos juntos.

Y muy pronto, en la década de los sesenta, también empezó a militar en el PNV desde la organización clandestina de EGI. Colocación de ikurriñas, pintadas, reparto de propaganda, concentraciones ilegales, hogueras en las cumbres en víspera de Aberri Eguna, organización de semanas vascas? Zarate era una de las piezas del engranaje clandestino del PNV en uno de los pueblos más activos de Bizkaia durante la Resistencia con los Larrinaga, los Gauna, los Kalzada, los San Pelayo, V. Landeta Zarrita, A. Alcoceba,? que habían sabido enalzar con los aber-tzales de la anterior generación. Uno de aquellos amigos, el también prematuramente desaparecido Txemi Lafuente, le bautizó para siempre como Fiebres, después de haber sufrido una enfermedad infecciosa durante la obligatoria mili.

dantzas y montaña Activo colaborador del Gazte Berri Dantza Taldea, Luis Mari nunca bailó en el grupo, pero siempre estaba ahí ayudando en todo lo que hacía falta. Muy pronto se aficionó a la montaña en la clandestinidad cuando el Grupo Alpino Galarraga se convirtió en refugio y tapadera del nacionalismo en la zona. Y ya nunca dejó de estar enamorado de los montes de Euskadi. Durante muchos años fue el eficaz organizador de las salidas semanales y marchas reguladas del Galarraga, con Jon Ulibarri o José Antonio Pardo, entre otros colaboradores. Luis Mari nos llevó con mimo y cariño a los chavales del pueblo a hacer decenas de cumbres, también a la nieve en Alto Campo o a Belagua.

Y Luis Mari trabajó a tope en la restauración de un viejo caserío en Taramona, en las faldas del Eretza, para convertirlo en refugio del grupo.

viajero Su ansía por conocer nuevos paisajes y, sobre todo, por acercarse a las realidades de otras gentes le llevó a empezar a viajar por todo el mundo en una cita obligada con su nueva cuadrilla en las vacaciones de verano. La Ruta de la Seda, numerosos países de África o, sobre todo, la India le atraparon como viajero, nunca turista, y con su cámara fotográfica retrató con mimo todos los pueblos que visitaba. Después eran míticas sus proyecciones fotográficas a la cuadrilla de Sodupe o con los compañeros de trabajo en Astilleros Cadagua donde entró a trabajar con apenas catorce años hace casi medio siglo.

Luis Mari se formó como delineante a pie de astillero y trabajó en las instalaciones de Burtzeña y Las Arenas hasta jubilarse en las oficinas de Cadagua S.A en la Gran vía de Bilbao. Sindicado desde muy joven en ELA, fue durante muchos años delegado sindical con otro de sus amigos de siempre, Patxo Kalzada.

Los calificativos de generoso, humilde o sonriente definen muy bien a Luis Mari, quien también tenía firmes convicciones. No rehuía la discusión cuando de defender al PNV, partido en el que siempre ha militado, se trataba, aunque tuviera palabras fuertes con sus viejos amigos, siempre amigos al margen de sus posteriores diferencias políticas, con quienes estaba siempre dispuesto a disfrutar de una buena comida y una prolongada sobremesa entre cantos euskaldunes y melosas habaneras, cuando nuestro Fiebres bromeaba volviendo a "grabar" con un corcho como en los viejos tiempos.

Sin saberlo, mi ahora desaparecido amigo fue un ejemplo de bonhomía y abnegada militancia para aquellos chavales que nos incorporamos a EGI y al PNV, a través de "su" Grupo Alpino Galarraga o del grupo de danzas Gazte Berri, en aquellos lejanos años del primer posfranquismo. Mil gracias, Luis Mari, por tu trabajo desinteresado, tu amistad y tu ejemplo.