EL Papa Francisco celebró ayer el primer consistorio de su pontificado en el que nombró en solemne ceremonia a 19 cardenales, entre ellos al teólogo y autor español Fernando Sebastián Aguilar, de 84 años, arzobispo emérito de Iruñea y obispo emérito de Tutera, cargos a los que renunció en 2007 por motivos de edad, tal y como recoge el Derecho Canónico. El nombramiento contó con la presencia excepcional del Papa emérito Benedicto XVI, un hecho histórico ya que es la primera vez se encuentran dos pontífices en un acto público.

A excepción de los cuatro miembros de la curia, el Papa solo ha elegido a tres europeos, el arzobispo de Perugia (Italia) y el de Westminster (Gran Bretaña) y el arzobispo emérito de Iruñea y obispo emérito de Tutera. Del resto, cinco proceden de Latinoamérica, dos de Asia y dos de África. Fernando Sebastián llegó a Roma acompañado por decenas de vecinos, amigos y familiares, además de las delegación oficial española compuesta por doce personas. Resalta de Sebastián que hace un mes saltó a la palestra, al considerar que la homosexualidad "es una deficiencia sexual que se puede normalizar con tratamiento". La presencia de Sebastián en Nafarroa supuso un cambio radical respecto de su predecesor y sentó cátedra, una cátedra alineada con las tesis más conservadoras de la Iglesia católica.

en las distancias cortas Sebastián tomó como arzobispo de Iruñea decisiones que los sectores más progresista de la feligresía no recibieron con agrado. Su lejanía hacia el sentimiento euskaldun la suplió aprendiendo euskera para poder celebrar los oficios religioso en esta lengua, pero ahí quedó. En poco tiempo, Fernando Sebastián se prodigó como un obispo político que venía con consignas para ordenar una Iglesia navarra que para los más conservadores andaba un tanto desbrujulada. Durante su gestión, puso clérigos en puestos hasta entonces ostentados por seglares, intervino para restar peso al Consejo de Pastoral y también armó cierto revuelo en el ámbito de las catequesis que, en su opinión, disfrutaba de demasiada autonomía. Cuando llegó a Iruñea en 1993, Fernando Sebastián se convirtió en sucesor del vizcaino José María Cirarda y protagonizó momentos de tensión en el ámbito social que para algunos creyentes fueron dolorosos e incomprensibles y para los no creyentes, cuando menos "increíbles".

En Iruñea la insumisión era un movimiento de gran envergadura -cien encarcelados, objetores de conciencia, etc- y el nuevo obispo dijo que "la insumisión al servicio militar es contraria al cristianismo". Un grupo de feligreses se reunió con él y el arzobispo les indicó que había recibido más 200 cartas y en ninguna había encontrado un argumento válido. Les anunció que si publicaban un matiz distinto al suyo, lo entendería como una escisión. Sebastián fue tajante: la doctrina cristiana no admite la insumisión porque es faltar al respeto a la autoridad, vino a decir.

Ultraderecha Su apoyo a partidos de la ultraderecha, provocó también protestas que se plasmaron hasta en pancartas de las peñas sanfermineras como la del Muthiko Alaiak, en la que aparecía con un crucifijo y su brazo derecho alzado en posición de saludo fascista. El 31 de julio de 2007 el Papa Benedicto XVI aceptó su renuncia al frente de la archidiócesis navarra por razones de edad. Dos meses después, el 24 de septiembre la catedral de Iruñea fue el lugar donde monseñor quiso dar su último adiós y pedir perdón a sus fieles por todas aquellas cosas que hubieran podido quedar pendientes en todos sus años de trabajo en Nafarroa.