Bilbao. Uno se encuentra en el trabajo con una carta de despido y en su casa con otra buena papeleta: comunicar la noticia a los hijos. "No es bueno decirle: Ven y siéntate, que tenemos una cosa que decirte y hacer una ceremonia recreando un ambiente en el que esto que está pasando es una catástrofe... Si el niño ve a los padres asustados o angustiados, él se angustia lógicamente", dice esta psicoterapeuta.

¿Es un error ocultar a los hijos que uno se ha quedado en paro o la mala situación económica familiar?

Siempre es un error ocultar la verdad a los niños porque ellos ven que pasa algo y si se les explica, se tranquilizan. Si no se les explica, ellos en su fantasía pueden pensar que son cosas mucho más terribles.

¿Suelen malinterpretar la tensión que se respira en la familia?

Ven la crispación en casa, la tensión, la preocupación, no saben qué pasa y pueden tener fantasías que para ellos son más angustiosas. Por ejemplo, que sus padres no se llevan bien, que se quieren separar, que para ellos es mucho más angustioso que una situación de paro.

¿Pueden llegar a sentirse culpables si no se les comunica la verdad?

Claro. En primer lugar, ellos hacen demandas de la misma manera que antes. Las respuestas de los padres no son claras y los niños pueden sentir que ya no les quieren, que se han portado mal y por eso ya no les dan las cosas que antes les daban. Además, ven a los padres malhumorados, tristes, y piensan que es porque ellos se han portado mal. Por eso es mucho más tranquilizador explicarles cómo es la situación.

No debe resultar nada fácil. ¿Cómo se puede sacar el tema?

Normalmente cuando hay que contar a los niños cosas difíciles es mejor esperar a que ellos hagan la pregunta porque eso significa que ya están preparados para recibir la respuesta. Por ejemplo, si quieren que les compren una bicicleta, hay que decirles que no porque no se tiene dinero. ¿Y por qué no se tiene dinero? Pues porque aita ahora no tiene trabajo. El niño hace preguntas concretas y hay que contestar exclusivamente a lo que pregunte, no meterle un rollo largo.

¿Suelen ser catastrofistas? ¿Llegan a pensar, por ejemplo, que pueden perder la casa?

No. Si están con sus padres, los niños siempre se sienten protegidos y tranquilos, siempre y cuando los padres transmitan tranquilidad, evidentemente. Incluso cuando hay una catástrofe, como una inundación, se sienten protegidos por los padres. Los niños no tienen esa visión de futuro de lo que puede suceder que tenemos nosotros. Siempre piensan que si están con sus padres, van a estar a salvo.

¿Es conveniente remarcar lo positivo de la situación, como el hecho de que padres e hijos puedan compartir más tiempo juntos?

Por supuesto, pero sin negar la realidad. Hay que buscar el lado positivo de las cosas, pero no decir: Mira qué bien, que ahora como tu aita no trabaja va a poder estar más tiempo contigo. Se le puede decir: Aita tiene que buscar trabajo, mientras tanto vamos a tener menos dinero y, como no hay mal que por bien no venga, eso va a permitir que pueda estar más tiempo contigo.

O sea, que no hay que 'venderles' la situación como algo positivo.

No hay que venderle: Mira qué guay, qué felicidad, que ahora tu padre no tiene trabajo. No. Hay que ser muy sincero, muy claro y muy abierto, siempre, por supuesto, contando con la edad del niño y la capacidad que tenga de comprenderlo, pero eso lo vamos a ver claramente a raíz de sus preguntas. Ahí vamos a ver cuál es su madurez.

¿Cómo suelen reaccionar cuando se les hace partícipes de esta noticia: se asustan, les deja indiferentes...?

Se quedan tranquilos, de verdad. Parecerá raro, pero el niño cuando sabe cuál es la situación, lo que siente es que se le ha dicho la verdad, que ahora comprende cuál es el ambiente que hay en casa. Como sus padres están idealizados para ellos, como sus padres son fuertes, ellos sienten que sus padres ya lo van a resolver y no suelen tener sentimientos de catástrofe como tenemos los adultos.

¿Aceptan razonablemente bien no acceder a los caprichos de antes?

Sí. Cuando el niño pide un capricho y se le dice no porque no, el niño se hace sus propias fantasías y se angustia porque siente que es que se ha portado mal, que ya no le quieren. Si se le explica la situación, el niño la comprende y la acepta.

¿No hay niños que se porten mal al ver bajar su nivel de vida?

No. Cuanto más honesto se sea con el niño y con más claridad se le digan las cosas, más tranquilo se queda. Si el niño ve a los padres firmes y tranquilos, se queda tranquilo. Confía en ellos, comprende lo que pasa y deja de hacer demandas que ve que no puede hacer.

¿Hay niños depresivos o con ansiedad porque los padres lo están?

Si el niño ve un ambiente de crispación, un ambiente catastrófico en casa, si ve depresión, él se preocupa. Lo que un niño necesita son unos padres seguros y fuertes y si los tiene, está tranquilo. Si ve a unos padres frágiles, débiles, angustiados, temerosos, no está tranquilo.

¿Repercute la mala situación económica familiar en el rendimiento escolar o la relación con los otros niños? ¿Trasciende a ese ámbito?

Si es un niño sano y saludable, con unos padres buenos, aceptables, que hasta ahora le han educado en valores, el niño para ese momento ya tiene tolerancia a la frustración y va a responder con esa tolerancia. Si ha sido un niño muy caprichoso, al que los padres le han dado todo lo que ha querido, tendrá más dificultades para tolerar la frustración, pero ya estamos partiendo de niños que previamente no tienen una base psicológica aceptable.